Con un 71,69% de participación y con mayoría absoluta, el PP ganó las elecciones el pasado 20 de noviembre. Una participación que puede sorprender a todos aquellos que hemos seguido al detalle, los orígenes y evolución del 15-M: un movimiento contra la actual situación de crisis y contra la corrupción entre otros temas. Un movimiento que empezó siendo joven pero que al final, miles de personas se acabaron sumando tanto en España como en otros países. Sin duda en un primer momento, yo personalmente pensé que la participación sería menor, pero finalmente hemos visto como el día de la jornada electoral la puerta del Sol se quedó prácticamente vacía, y los ciudadanos preferimos la opción de ir a votar como la mejor manera de indignarse.
Dejando de lado la participación, la tarea del PP ahora va a ser difícil. No hay tiempo de celebraciones sino de ponerse a trabajar cuanto antes. Es cierto que no se trabaja de la misma manera cuando uno depende de uno mismo que no cuando se depende de otros partidos. Por tanto, esta mayoría es la garantía para el nuevo Gobierno de que cualquier tipo de reforma saldrá adelante sin ningún tipo de frenos políticos. Unas reformas que cabe recordar también, que en su día no se pusieron en marcha por miedo quizás a un castigo más holgado en las urnas, lo que demuestra que no se miraron los intereses generales sino los partidistas.
Continuando con el análisis electoral, en Cataluña el partido de CiU de Artur Mas y Duran i Lleida han subido 6 escaños pese a los recortes que los catalanes están (y me incluyo) sufriendo. Unos recortes que durante el día de ayer se acentuaron aún más con el aumento de las matrículas universitarias, del transporte público, la gasolina e incorporación también de una “barrera de acceso” en la Sanidad. Nuevos impuestos que al parecer fueron olvidados por los líderes de CiU durante la campaña electoral y que dos días después de las elecciones llegan sin previo aviso. Pero sin salir de Cataluña, estos resultados harán que el Partido Popular catalán obtenga aún más poder del que tiene actualmente en el Parlamento de Cataluña gracias a la mayoría absoluta a nivel nacional.
La otra cara de las elecciones han sido los siete escaños de Amaiur, brazo político de ETA. Pese a que no vayan a ser decisivos en cualquier tipo de aprobación de medidas del nuevo Gobierno, es duro creerse que parte de los impuestos de los ciudadanos vayan a pasar a este tipo de políticos. Y no hablemos de que cara se les quedará a todas las familias de víctimas del terrorismo. Veremos cómo se manejan en las instituciones…
Para finalizar quiero insistir nuevamente en que es tiempo de medidas urgentes, tiempo de reformas. No debe el nuevo Gobierno centrarse en temas secundarios (que no por ello significa que no son importantes) como el tema del aborto, matrimonio homosexual, etc… Este tipo de temas no llevan implícito la creación de empleo ni ayudarán a todas aquellas familias a llegar a final de mes. Debemos sentirnos orgullosos de que no estamos como Grecia (aunque poco nos falte) ni como Italia, un país este último donde quienes gobiernan desde hace muy pocos días son tecnócratas: personas que el pueblo no les ha votado, pero que por ineficiencia e incapacidad de gestionar bien la economía del gobierno de Berlusconi, hoy los italianos se sienten menos representados. En España hemos escogido libremente y como dijo Mariano Rajoy en su discurso tras conocerse los resultados: “llegó el momento de gobernar para todos los españoles”.
