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No hemos entablado el robusto debate democrático acerca del papel del estado que ocupa el corazón del conflicto presupuestario en tablas de América

La elección: mantener disputas o ejercer las funciones del estado

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WASHINGTON -- . La verdad es que la mayoría de los Demócratas y de los Republicanos quieren evitar un debate así porque les forzaría a adoptar posturas que, con independencia de ideologías, serán muy impopulares. Esto no significa que el supercomité legislativo, a cargo de realizar recortes modestos del déficit, tenga que fracasar por fuerza. Hay fundamento para el compromiso honorable; despilfarrar dinero público confirmaría el gusto de los políticos por el enfrentamiento antes que la legislación.
 
En contra de tanta cobertura mediática, los Republicanos de la instancia abrieron la puerta al compromiso al abandonar -- como debían -- la oposición a las subidas tributarias. El Senador de Pennsylvania Pat Toomey proponía una "reforma" fiscal que eleva el impuesto sobre la renta unos 250.000 millones de dólares a la década. Primero impone reducciones en todo el espectro de las deducciones más declaradas y utiliza la recaudación pública resultante para bajar todos los tipos impositivos. Después ajusta los tipos a las dos horquillas fiscales más elevadas de forma que sean lo bastante elevadas para recaudar 250.000 millones de dólares. Toda la subida tributaria recae sobre los contribuyentes de las dos horquillas más elevadas.
 
El coordinador Demócrata en el Senado Dick Durbin llamaba "un avance importante" la propuesta de Toomey. Con razón: viene de un Republicano del "nada de impuestos nuevos, sobre mi cadáver" que había firmado la promesa del activista conservador Grover Norquist contra cualquier subida tributaria. Pero los detalles del plan de Toomey son difusos, y muchos Demócratas dicen que baja los impuestos a las rentas altas. Tampoco es que los Demócratas hayan respondido con una concesión equivalente: la disposición a abordar la situación de la seguridad social y el programa Medicare de la tercera edad.
 
Como es sabido, estos "derechos sociales" constituyen la causa capital del déficit presupuestario a largo plazo. De 2005 a 2035, su factura se duplicará prácticamente como porcentaje de la renta nacional, según calcula la Oficina Presupuestaria del Congreso. ¿Qué tamaño tiene el estado que queremos? ¿Cuál es el equilibrio de justicia entre los jóvenes y los mayores? ¿En qué medida deben reducirse los demás programas o elevarse los impuestos? Muchos Demócratas evaden preguntas de legislación pública fundamentales y rechazan cualquier recorte de las pensiones.
 
Solamente el Presidente Obama puede abrir un debate así. Él ocupa la posición aventajada, pero no ha hecho uso de ella. He aquí un intercambio entre el corresponsal de la ABC acreditado en la Casa Blanca Jake Tapper y el presidente, durante una rueda de prensa celebrada el 15 de julio, que plasma el esoterismo calculado de Obama.
 
Tapper: "En aras de la transparencia pública, del liderazgo y también de mostrar al pueblo estadounidense que usted viene negociando (con los Republicanos) de buena fe, ¿nos puede indicar una reforma estructural que usted esté dispuesto a realizar en uno de estos programas sociales y que haya surtido un importante efecto sobre el déficit? ¿Estaría dispuesto a elevar la edad de jubilación? ¿Estaría dispuesto a auditar la situación económica de los afiliados a la seguridad social o el programa Medicare de los ancianos de cara a un sistema de copago?
 
Obama: "Hemos dicho estar dispuestos a examinar todos estos enfoques. Yo he fijado unos cuantos criterios en términos de lo que sería aceptable. Pues, por ejemplo, he dicho muy claramente que deberíamos de asegurarnos de que los afiliados actuales no se ven afectados en la medida de lo posible. Pero deberíamos de examinar lo que podemos hacer durante los ejercicios fiscales más allá del actual, de forma que con el tiempo parte de estos programas sean más sostenibles. He hablado de examinar las cuentas de los jubilados del Medicare, lo que significa gente como yo, porque -- cumpliré 50 la semana que viene. Así que estoy empezando a pensar un poco en el acceso al Medicare. (Risas). Sí, recibiré mi carné del colectivo de la tercera edad AARP dentro de poco -- y tendré los descuentos. Pero se puede concebir una situación en la que alguien de mi posición, que yo tenga que pagar un poco más de las primas o una tasa de copago o cosas así sería idóneo..."
 
Charlatanería no vinculante. No hay ningún liderazgo del "líder" del país. El margen impide toda su divagación de respuesta; el extracto de arriba es la mitad de la respuesta más o menos. Tapper insistía después.
 
Tapper: "¿Y la edad de jubilación?"
 
Obama: "No voy a entrar en detalles".
 
Bien, ahí lo tiene. El presidente no va a dar detalles concretos, pero el ejercicio de la administración pública consiste de detalles. La razón de que no podamos alcanzar un acuerdo presupuestario general es que los estadounidenses no vienen estando preparados para uno. El presidente no les ha preparado, y por eso no pueden apoyar lo que no comprenden. A izquierda o derecha, no existen posturas cómodas. Nadie disfruta recortando la seguridad social o las pensiones del Medicare de los ancianos. Pero sin cambios, los impuestos subirán considerablemente, el resto del estado se contraerá dramáticamente o persistirán los déficits gigantescos.
 
Pero lo que podemos alcanzar es un acuerdo presupuestario pequeño. El déficit podría superar con facilidad a la próxima década los 9 billones; las propuestas de Demócratas y Republicanos recortarían esta cantidad en torno a los 1,5 billones de dólares. La concesión de Toomey debería de prestar una base a la negociación, siempre que ambas partes quieran un acuerdo. Los pequeños éxitos hoy podrían reconstruir la confianza, conduciendo a éxitos más relevantes mañana. El fracaso erosionará más la confianza de la opinión pública en sus "líderes" políticos, en cotas mínimas hoy.

La elección: mantener disputas o ejercer las funciones del estado

No hemos entablado el robusto debate democrático acerca del papel del estado que ocupa el corazón del conflicto presupuestario en tablas de América
Robert J. Samuelson
martes, 22 de noviembre de 2011, 08:18 h (CET)

WASHINGTON -- . La verdad es que la mayoría de los Demócratas y de los Republicanos quieren evitar un debate así porque les forzaría a adoptar posturas que, con independencia de ideologías, serán muy impopulares. Esto no significa que el supercomité legislativo, a cargo de realizar recortes modestos del déficit, tenga que fracasar por fuerza. Hay fundamento para el compromiso honorable; despilfarrar dinero público confirmaría el gusto de los políticos por el enfrentamiento antes que la legislación.
 
En contra de tanta cobertura mediática, los Republicanos de la instancia abrieron la puerta al compromiso al abandonar -- como debían -- la oposición a las subidas tributarias. El Senador de Pennsylvania Pat Toomey proponía una "reforma" fiscal que eleva el impuesto sobre la renta unos 250.000 millones de dólares a la década. Primero impone reducciones en todo el espectro de las deducciones más declaradas y utiliza la recaudación pública resultante para bajar todos los tipos impositivos. Después ajusta los tipos a las dos horquillas fiscales más elevadas de forma que sean lo bastante elevadas para recaudar 250.000 millones de dólares. Toda la subida tributaria recae sobre los contribuyentes de las dos horquillas más elevadas.
 
El coordinador Demócrata en el Senado Dick Durbin llamaba "un avance importante" la propuesta de Toomey. Con razón: viene de un Republicano del "nada de impuestos nuevos, sobre mi cadáver" que había firmado la promesa del activista conservador Grover Norquist contra cualquier subida tributaria. Pero los detalles del plan de Toomey son difusos, y muchos Demócratas dicen que baja los impuestos a las rentas altas. Tampoco es que los Demócratas hayan respondido con una concesión equivalente: la disposición a abordar la situación de la seguridad social y el programa Medicare de la tercera edad.
 
Como es sabido, estos "derechos sociales" constituyen la causa capital del déficit presupuestario a largo plazo. De 2005 a 2035, su factura se duplicará prácticamente como porcentaje de la renta nacional, según calcula la Oficina Presupuestaria del Congreso. ¿Qué tamaño tiene el estado que queremos? ¿Cuál es el equilibrio de justicia entre los jóvenes y los mayores? ¿En qué medida deben reducirse los demás programas o elevarse los impuestos? Muchos Demócratas evaden preguntas de legislación pública fundamentales y rechazan cualquier recorte de las pensiones.
 
Solamente el Presidente Obama puede abrir un debate así. Él ocupa la posición aventajada, pero no ha hecho uso de ella. He aquí un intercambio entre el corresponsal de la ABC acreditado en la Casa Blanca Jake Tapper y el presidente, durante una rueda de prensa celebrada el 15 de julio, que plasma el esoterismo calculado de Obama.
 
Tapper: "En aras de la transparencia pública, del liderazgo y también de mostrar al pueblo estadounidense que usted viene negociando (con los Republicanos) de buena fe, ¿nos puede indicar una reforma estructural que usted esté dispuesto a realizar en uno de estos programas sociales y que haya surtido un importante efecto sobre el déficit? ¿Estaría dispuesto a elevar la edad de jubilación? ¿Estaría dispuesto a auditar la situación económica de los afiliados a la seguridad social o el programa Medicare de los ancianos de cara a un sistema de copago?
 
Obama: "Hemos dicho estar dispuestos a examinar todos estos enfoques. Yo he fijado unos cuantos criterios en términos de lo que sería aceptable. Pues, por ejemplo, he dicho muy claramente que deberíamos de asegurarnos de que los afiliados actuales no se ven afectados en la medida de lo posible. Pero deberíamos de examinar lo que podemos hacer durante los ejercicios fiscales más allá del actual, de forma que con el tiempo parte de estos programas sean más sostenibles. He hablado de examinar las cuentas de los jubilados del Medicare, lo que significa gente como yo, porque -- cumpliré 50 la semana que viene. Así que estoy empezando a pensar un poco en el acceso al Medicare. (Risas). Sí, recibiré mi carné del colectivo de la tercera edad AARP dentro de poco -- y tendré los descuentos. Pero se puede concebir una situación en la que alguien de mi posición, que yo tenga que pagar un poco más de las primas o una tasa de copago o cosas así sería idóneo..."
 
Charlatanería no vinculante. No hay ningún liderazgo del "líder" del país. El margen impide toda su divagación de respuesta; el extracto de arriba es la mitad de la respuesta más o menos. Tapper insistía después.
 
Tapper: "¿Y la edad de jubilación?"
 
Obama: "No voy a entrar en detalles".
 
Bien, ahí lo tiene. El presidente no va a dar detalles concretos, pero el ejercicio de la administración pública consiste de detalles. La razón de que no podamos alcanzar un acuerdo presupuestario general es que los estadounidenses no vienen estando preparados para uno. El presidente no les ha preparado, y por eso no pueden apoyar lo que no comprenden. A izquierda o derecha, no existen posturas cómodas. Nadie disfruta recortando la seguridad social o las pensiones del Medicare de los ancianos. Pero sin cambios, los impuestos subirán considerablemente, el resto del estado se contraerá dramáticamente o persistirán los déficits gigantescos.
 
Pero lo que podemos alcanzar es un acuerdo presupuestario pequeño. El déficit podría superar con facilidad a la próxima década los 9 billones; las propuestas de Demócratas y Republicanos recortarían esta cantidad en torno a los 1,5 billones de dólares. La concesión de Toomey debería de prestar una base a la negociación, siempre que ambas partes quieran un acuerdo. Los pequeños éxitos hoy podrían reconstruir la confianza, conduciendo a éxitos más relevantes mañana. El fracaso erosionará más la confianza de la opinión pública en sus "líderes" políticos, en cotas mínimas hoy.

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No voy a matarme mucho con este artículo. La opinión de mi madre Fisioterapeuta, mi hermana Realizadora de Tv y mía junto a la de otras aportaciones, me basta. Mi madre lo tiene claro, la carne le huele a podrido. No puede ni verla. Sólo desea ver cuerpos de animales poblados de almas. Mi hermana no puede comerla porque sería como comerse uno de sus gatos. Y a mí me alteraría los niveles de la sangre, me sentiría más pesada y con mayor malestar general.

En medio de la vorágine de la vida moderna, donde la juventud parece ser el estándar de valor y el ascensor hacia el futuro, a menudo olvidamos el invaluable tesoro que representan nuestros ancianos. Son como pozos de sabiduría, con profundas raíces que se extienden hasta los cimientos mismos de nuestra existencia. Sin embargo, en muchas ocasiones, son tratados como meros objetos de contemplación, relegados al olvido y abandonados a su suerte.

Al conocer la oferta a un anciano señor de escasos recursos, que se ganaba su sobrevivencia recolectando botellas de comprarle su perro, éste lo negó, por mucho que las ofertas se superaron de 10 hasta 150 dólares, bajo la razón: "Ni lo vendo, ni lo cambio. El me ama y me es fiel. Su dinero, lo tiene cualquiera, y se pierde como el agua que corre. El cariño de este perrito es insustituible; su cariño y fidelidad es hermoso".

 
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