Venía con la cabeza y las garras escondidas, quejándose de un calendario feroz y con el objetivo de dar una buena imagen. Pero Ferrer en la cancha es una bestia a la que hay que matar más de una vez para dar por muerta. El valenciano no se vio afectado por la rapidez de la pista, y consiguió imponer su ritmo de juego ante un Andy de menos a más que nunca se sintió cómodo en el O2.
Sin respiro desde la primera bolaSe notaba que era día laboral en las gradas inglesas. Menos afluencia de público a pesar de que el héroe local se estrenaba en el torneo. Uno de los grandes favoritos salía con la dura misión de ser profeta en una tierra que más que propia parece maldita.
Desde los primeros peloteos se vio a un Ferrer sólido, muy entero, moviéndose por la línea de fondo con la facilidad de sus mejores tardes. A pesar de ello, fue el escocés el que lograría la primera rotura en el tercer juego del partido. Pero sin el primer servicio, Andy fue una marioneta a medio gas que poco podía hacer cuando la pelota botaba más de tres veces en el mismo punto.
David recuperó de inmediato, y aguantó sin aparentes problemas el resultado hasta el 4-5 a favor. En su primera bola de set la derecha de Andy se fue larga para poner en ventaja a un David colosal.
¿Otra vez a tres?A pesar de la evidencia, y recordando los partidos del día inicial, la grada todavía confiaba en un partido largo. Murray solicitó asistencia médica en el descanso, y encaró la revancha con su habitual tendencia negativa y giros de cabeza espontáneos.
La historia se repitió. No por recurrente resulta curioso como el partido se mantenía en un
déjà vu que nos llevaba una y otra vez a la primera manga. Andy rompe, Ferrer hace el contra
break y a continuación se pone por delante.
Entre globos defensivos calculados al milímetro y un primer servicio espectacular (cinco
aces por cuatro del escocés, impensable hace un año), Ferru avanzó golpe a golpe en un segundo set esquizofrénico. Se repitió la doble rotura, para alcanzar finalmente un 5-6 que terminó por minar la moral del número tres del mundo.
Ferrer no desaprovechó la oportunidad de llevarse el partido y su primer triunfo en este Masters. El español le ha dado la vuelta al tablero y, en espera del encuentro de esta noche entre Djokovic y Berdych, se acomoda plácidamente en lo más alto de su grupo.