No merece ser llamada así, ya que supone un aumento de menos de dos
euros. Es una vergüenza. Suben los precios y los jubilados están perdiendo
continuamente poder adquisitivo.
Aunque sea el mínimo de incremento establecido por ley no es suficiente.
Los gastos de las familias están aumentando y en muchos casos los
jubilados ayudan económicamente a hijos y nietos, por la falta de trabajo
y por problemas monetarios derivados del elevado nivel de paro existente
en España.
Y aunque los pensionistas no tengan que ayudar económicamente a su
familia disponen de unos ingresos escasos, si se tienen en cuenta los
gastos inevitables de cualquier vivienda o piso y la misma alimentación
que debe ser variada. No vale comer de cualquier manera. O no debería
ser así.
Además, las pensiones ya son reducidas y encima están estancadas,
porque la denominada subida es simbólica e irrisoria. Es como si no
subieran nada, porque con dos euros da para tomar un café.
Y si el Gobierno dice que no existe dinero suficiente para pagar pensiones
considerablemente más altas, siempre puede incrementar algo los
impuestos para dedicar los ingresos extra al bienestar de los jubilados.
Lo que no puede ser es que se gasten ingentes cantidades de dinero en
otras cuestiones menos esenciales o importantes y se dejen desatendidas
las justas y lógicas necesidades de los mayores, después de una vida
laboral de varias décadas.
Como los jubilados no pueden realizar medidas de presión muy
contundentes lo tienen difícil. Es verdad que en ciudades como Gijón
realizan marchas o manifestaciones pacíficas, porque bastantes piensan
que se pueden quedar sin la pensión de jubilación. No creo que se llegue a
tanto. De hecho, estoy convencido de que eso no sucederá. Pero, lo más
dramático es que, si prácticamente no suben, llegará un momento en que
los mayores lo pueden pasar mal o muy mal. Indudablemente, los
jubilados tienen derecho como el resto de los ciudadanos a disfrutar de
una vida digna.
Comprendo perfectamente que la Fundación Edad y Vida afirme que los
pensionistas no llegarán a fin de mes dentro de diez años si se mantiene el
desequilibrio actual.
La economía española está creciendo y esto no se refleja en la subida de
las pensiones. En cambio, el Gobierno anima a los empresarios a invertir
por la bonanza económica. Es claramente contradictorio.
Y lo que no es racional ni justo es que el Ejecutivo pretenda, que una
considerable parte de los jubilados, opte por el ahorro privado de los
planes de pensiones como sucede en Suecia y Reino Unido para disminuir
la presión económica sobre el sistema público de pensiones.
Los planes de pensiones privados no deben ser obligatorios ni estar
vinculados a la actividad laboral, por numerosas razones de peso. La
libertad y los derechos de todos los ciudadanos, en un estado de derecho
que lo sea de verdad, están muy por encima de consideraciones
económicas equivocadas. Y es lamentable que las pensiones pierdan un
7% o más de poder adquisitivo en los próximos años.