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La memoria del Mariscal Francisco Solano López sigue incomodando a la historia a gusto del imperialismo

La incómoda memoria del Mariscal López

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El escritor inglés John Berger dijo alguna vez que en algunos casos extraños la tragedia de la muerte de un hombre completa y ejemplifica el sentido de toda su vida, algo que sin duda, sucede con el caso del Mariscal Francisco Solano López.

Es fácil comprender la contrariedad de quienes buscan escribir una memoria colonial ante la resistencia del mito paraguayo al significado de derrota donde lo quiso instalar el Poder, más aún ante hechos recientes en el norte de Africa, donde un jefe de estado fue entregado por un comando franco-británico a unos matones para que lo ejecuten de manera infamante.

El mismo desenlace buscan ahora escribir sobre el Mariscal paraguayo Francisco Solano López, ultimado el 1º de marzo en 1870 por orden expresa y confesa del general brasileño José Antonio Correa da Cámara, responsable de las fuerzas que atacaron Cerro Corá. El general brasileño consignó que "Intiméle orden de rendirse, cuando ya estaba completamente derrotado y gravemente herido, y no queriendo, fue muerto".

La misma versión historiográfica oficial brasileña admite que el jefe ordenó “Maten a ese hombre”.

La misma versión fue remitida al mariscal de campo Victorino José Carneiro Monteiro, comandante de las fuerzas del norte de Paraguay.

Si Solano López fue ultima por un soldado paraguayo, como afirma la insólita versión que hoy se publicita desde medios vinculados a la embajada norteamericana y por historiadores de conocidos nexos con organismos internacionales al servicio del imperialismo, ¿Porqué la historiografía brasileña lo ocultó tanto tiempo?

¿Acaso no era el final soñado para corroborar toda la propaganda aliada durante la guerra, aquella que afirmaba que López era un tirano odiado que sojuzgaba a su pueblo?

El epílogo era perfecto para justificar la demencial invasión y genocidio perpetrado contra el pueblo paraguayo en 1870: el tirano era tan abominable que acabó muerto por uno de los suyos. Sin embargo, centenares y miles de materiales bibliográficos dicen otra cosa, contra una sola versión discordante ventilada por afán de protagonismo y otros intereses que nada tienen de paraguayos.

Polémica sin fin
La polémica sobre López ya tuvo un round previo cuando la polémica sobre su significado histórico y político fue reavivada desde la misma Casa Rosada, sede del gobierno de Buenos Aires.

Gran indignación ocasionó en su momento entre los editorialistas del diario La Nación de Buenos Aires el elogio que hiciera del Mariscal Francisco Solano López la presidenta de la república Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, apenas asumió el cargo. La presidenta incluso decidió honrar la memoria del héroe paraguayo confiriendo su nombre a un regimiento de artillería argentino.

Como era de esperarse, el hecho ocasionó una gran indignación entre los familiares y descendientes de Bartolomé Mitre, y la prensa de la cual son propietarios.

Sucede que la presidenta se mantuvo fiel a la iconografía de su corriente peronista, que anexó a su enfoque un entrelazamiento entre Solano Lòpez y los montoneros, lugar muy común en el revisionismo argentino, al que éste recurre para explicar su visión histórica con modelos que forman parte de su bagaje conceptual. El mismo Juan Bautista Alberdi había señalado a la invasión de Corrientes agitada por La Nación hoy como si estuviéramos en 1865, como un episodio de la guerra civil argentina, que había suscitado en Argentina más levantamientos contra Mitre que sentimientos adversos hacia el Paraguay, del mismo modo que los descalabros mitristas eran festejados en Entre Ríos, Catamarca, Mendoza y otros puntos de la geografía argentina con mayor entusiasmo que sus victorias.

La interpretación historiográfica argentina más difundida hoy, reconoce que la guerra del Paraguay fue obra de los intereses extranjeros a la región, fundamentalmente británico, que los gobernantes que integraron la Triple Alianza se esforzaron por complacer. Sin embargo, desde la misma capital paraguaya se agitan las versiones acordes a los gobiernos que en 1870 devastaron moral y materialmente al Paraguay.

Decía Fanon en “Los Condenados de la Tierra” que el colonialismo busca destruir sobre todo los mitos de los colonizados, prueba de su depravación constitucional.

Es así que la mentalidad de coloniaje incluso se traslada a la memoria que se busca destruir, la misma que hoy es reivindicada desde gobiernos que no tienen precisamente su sede en Asunción.

La incómoda memoria del Mariscal López

La memoria del Mariscal Francisco Solano López sigue incomodando a la historia a gusto del imperialismo
Luis Agüero Wagner
martes, 15 de noviembre de 2011, 08:05 h (CET)
El escritor inglés John Berger dijo alguna vez que en algunos casos extraños la tragedia de la muerte de un hombre completa y ejemplifica el sentido de toda su vida, algo que sin duda, sucede con el caso del Mariscal Francisco Solano López.

Es fácil comprender la contrariedad de quienes buscan escribir una memoria colonial ante la resistencia del mito paraguayo al significado de derrota donde lo quiso instalar el Poder, más aún ante hechos recientes en el norte de Africa, donde un jefe de estado fue entregado por un comando franco-británico a unos matones para que lo ejecuten de manera infamante.

El mismo desenlace buscan ahora escribir sobre el Mariscal paraguayo Francisco Solano López, ultimado el 1º de marzo en 1870 por orden expresa y confesa del general brasileño José Antonio Correa da Cámara, responsable de las fuerzas que atacaron Cerro Corá. El general brasileño consignó que "Intiméle orden de rendirse, cuando ya estaba completamente derrotado y gravemente herido, y no queriendo, fue muerto".

La misma versión historiográfica oficial brasileña admite que el jefe ordenó “Maten a ese hombre”.

La misma versión fue remitida al mariscal de campo Victorino José Carneiro Monteiro, comandante de las fuerzas del norte de Paraguay.

Si Solano López fue ultima por un soldado paraguayo, como afirma la insólita versión que hoy se publicita desde medios vinculados a la embajada norteamericana y por historiadores de conocidos nexos con organismos internacionales al servicio del imperialismo, ¿Porqué la historiografía brasileña lo ocultó tanto tiempo?

¿Acaso no era el final soñado para corroborar toda la propaganda aliada durante la guerra, aquella que afirmaba que López era un tirano odiado que sojuzgaba a su pueblo?

El epílogo era perfecto para justificar la demencial invasión y genocidio perpetrado contra el pueblo paraguayo en 1870: el tirano era tan abominable que acabó muerto por uno de los suyos. Sin embargo, centenares y miles de materiales bibliográficos dicen otra cosa, contra una sola versión discordante ventilada por afán de protagonismo y otros intereses que nada tienen de paraguayos.

Polémica sin fin
La polémica sobre López ya tuvo un round previo cuando la polémica sobre su significado histórico y político fue reavivada desde la misma Casa Rosada, sede del gobierno de Buenos Aires.

Gran indignación ocasionó en su momento entre los editorialistas del diario La Nación de Buenos Aires el elogio que hiciera del Mariscal Francisco Solano López la presidenta de la república Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, apenas asumió el cargo. La presidenta incluso decidió honrar la memoria del héroe paraguayo confiriendo su nombre a un regimiento de artillería argentino.

Como era de esperarse, el hecho ocasionó una gran indignación entre los familiares y descendientes de Bartolomé Mitre, y la prensa de la cual son propietarios.

Sucede que la presidenta se mantuvo fiel a la iconografía de su corriente peronista, que anexó a su enfoque un entrelazamiento entre Solano Lòpez y los montoneros, lugar muy común en el revisionismo argentino, al que éste recurre para explicar su visión histórica con modelos que forman parte de su bagaje conceptual. El mismo Juan Bautista Alberdi había señalado a la invasión de Corrientes agitada por La Nación hoy como si estuviéramos en 1865, como un episodio de la guerra civil argentina, que había suscitado en Argentina más levantamientos contra Mitre que sentimientos adversos hacia el Paraguay, del mismo modo que los descalabros mitristas eran festejados en Entre Ríos, Catamarca, Mendoza y otros puntos de la geografía argentina con mayor entusiasmo que sus victorias.

La interpretación historiográfica argentina más difundida hoy, reconoce que la guerra del Paraguay fue obra de los intereses extranjeros a la región, fundamentalmente británico, que los gobernantes que integraron la Triple Alianza se esforzaron por complacer. Sin embargo, desde la misma capital paraguaya se agitan las versiones acordes a los gobiernos que en 1870 devastaron moral y materialmente al Paraguay.

Decía Fanon en “Los Condenados de la Tierra” que el colonialismo busca destruir sobre todo los mitos de los colonizados, prueba de su depravación constitucional.

Es así que la mentalidad de coloniaje incluso se traslada a la memoria que se busca destruir, la misma que hoy es reivindicada desde gobiernos que no tienen precisamente su sede en Asunción.

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