Decía el gaucho Martín Fierro que los hermanos debían unirse para evitar que los devoren los de afuera, pero en el caso del gobierno arzobispal parecen estar dispuestos a devorarse entre sí.
Uno de los principales focos de tensión constituye el empecinamiento de Lugo en postular al colorado Javier Díaz Verón para Fiscal General del Estado, desairando a las bancadas parlamentarias del Partido Liberal.
Para mayor enredo, el ex ministro del Interior Rafael Filizzola denuncia por persecución política a su propio primo, el actual ministro Carlos Filizzola, por destituciones de sus adeptos en la cartera de estado a su cargo.
Al parecer, el último año que le queda al gobierno del cura Fernando Lugo estará signado por el caos de los enfrentamientos entre los propios aliados y la atomización de los grupos que llevaron al libidinoso obispo al poder.
En una muestra más de total desconocimiento de las fuerzas a las cuales se enfrenta, al secretario del cura Miguel Angel López Perito se le ocurrió incluso amenazar con destituciones a su aliado más poderoso, el Partido Liberal.
Ya en el cuarto año de su gestión, el gobierno arzobispal no ha encontra norte ideológico, político ni económico que imprimir a sus actos, a pesar de contar con el favor incondicional de un importante sector de la patria periodística. Por encima de estos poderes, el Parlamento se mantiene incólume y ratifica una y otra vez su rechazo al desaliñado estilo de hacer política del cura advenedizo y su séquito de insaciables cortesanos.
Congreso golpea duro
El Congreso sigue golpeando duro a Fernando Lugo, a pesar de los intentos de éste de tomar represalias contra ellos y amenazar con destituciones.
Primero fueron rechazados sus nominados para dirigir Itaipú y Yacyretá, luego fue prácticamente expulsado de la Policía Caminera uno de sus principales gallos, Eduardo Petta.
En los últimos días, fue rechazado el aumento de presupuesto solicitado por uno de sus principales operadores políticos, Hugo Richer, y recortados sus gastos reservados a la mitad.
El cura Fernando Lugo fue vilipendiado por parte de las bancadas liberal, patriaqueridista, colorada y oviedista, quienes votaron a favor del recorte del 50 por ciento al presupuesto de gastos reservados para el Ejecutivo.
Lugo había solicitado 2.500 millones de guaraníes, lo que fue reducido a solo 1.250 millones de guaraníes, en una votación de 42 contra 18.
El pedido de aumento por parte de la Secretaría de Acción Social (SAS) de aproximadamente 400.000 millones de guaraníes para subsidiar a 300 familias más del programa Tekoporä, también fue rechazado por los diputados en alusiva oposición Lugo.
El gobierno del Caos
El enfrentamiento entre Lugo y el Congreso se vio venir desde principios de su gestión, cuando luego de haber llegado al poder de la mano del Partido Liberal exteriorizó públicamente su desdén por esta fuerza política en todos sus actos.
Desde la llegada al poder, el gobierno arzobispal se asemejó a un remedo de autocracia que buscaba adaptarse a las fluctuaciones y sinuosidades de la difícil personalidad del falso teólogo de la liberación Fernando Lugo.
El resultado fue un permanente fluir de conflictos por el choque entre un ejecutivo por momentos despreocupado y negligente, y un congreso muy criticado pero con una magnífica opinión de sí mismo. El resultado no podría ser otro que una permanente y prolongada crisis política.
Dijo Bossuet que donde ninguno manda, mandan todos. Donde todos mandan, nadie manda porque es el caos.
Tal pareciera ser la situación en el actual gobierno arzobispal del Paraguay. L