La semana ha estado cargada de debates, primero con el cara a cara del lunes protagonizado entre Alfredo Pérez Rubalcaba y Mariano Rajoy. Posteriormente, pasamos a un duelo a cinco entre los segundones de los principales partidos con Alberto Ruiz Gallardón (PP), Ramón Jáuregui (PSOE), Gaspar Llamazares (IU), Pere Macias (CiU) y Josu Erkoreka (PNV).
La cosa no pinta mal, parece que hay guerra de partidos, esfuerzos por explicar y hacer presentes ideas y proyectos, pero nada más lejos de la realidad, estos debates son un mero guión aprendido, teatro repetido y una lucha amañada, con el único provecho de dar lugar a tertulias de dudoso interés que aclaran poco o nada sobre lo dicho y discutido en la lid. Poca utilidad veo yo en los debates para captar el voto de los indecisos.
Al menos, un atisbo de esperanza puede desprenderse de su palabrería, discurso demagógico y falaz, y es que todos los partidos coinciden en repetir una frase: “nuestra prioridad es el paro, el trabajo de las personas”. Unas palabras con las que los políticos del color que sean adornan sus discursos y se llenan la boca con ellas, mientras juegan con la esperanza y la ilusión de 5 millones de españoles.
Imagine querido lector, que si en el tema del desempleo todos tienen un objetivo común y la cosa está como ya sabemos, no quiero imaginar como nos irá en otros temas como la sanidad, la educación, la economía y las pensiones en los que no pueden ni compartir mesa.