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Liberarse del miedo

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Seamos conscientes o no, dentro de nosotros hay una gran cantidad de miedos, muchos de ellos tienen una función protectora, pero la mayoría hacen de tu vida algo más pequeño, insignificante y que se disfruta menos. Liberarse del miedo es uno de los pasos más importantes que podemos dar como seres humanos, y de los más difíciles.

Siempre que hablamos del miedo, existen voces que dicen aquello de “Ya, pero algo de miedo es bueno” o “Pero el miedo te ayuda a protegerte”. Estoy de acuerdo, en ocasiones el miedo cumple una función protectora, pero en lugar de miedo podríamos llamarle respeto, que también es un estado anímico frente a algo. Por ejemplo, a mí el mar me da respeto. Por este motivo no arriesgo mucho cuando hago cualquier deporte acuático o he salido a navegar. Entonces tomo el doble de precauciones. Sin embargo, no permito que ese respeto me impida disfrutar.

Que el miedo es una emoción que nos ayuda a sobrevivir eso está claro, nadie lo pondría en duda. Pero una cosa es nuestro miedo natural y grabado en el ADN a no dejarnos comer por un león, a no permitir que nadie haga daño a nuestra tribu o a protegernos de una tormenta y otra cosa muy distinta es vivir una vida en una sociedad desarrollada en el siglo XXI con esos mismos miedos.

Conozco muchas personas que dirigen negocios cuya peor pesadilla sería tener que cerrar y vivir debajo del puente (con todo el respeto y cariño a quienes viven debajo de un puente). Sin embargo, no se dan cuenta de que eso no va a ocurrir, al menos no va a ocurrir en el 99,99 por cien de los casos. Es decir, que tienes una posibilidad muy remota de que ocurra. Es algo así como vivir atemorizado porque desarrolles una enfermedad que sólo desarrollan una de cada 1000 personas ¿Tiene sentido?

Con el miedo ocurre exactamente lo mismo, nos colmamos de expectativas de fracaso que nos impiden brillar, ya que es incompatible éxito y miedo. Si tengo demasiados miedos, no podré impulsarme hacia el éxito.

La semana pasada mantenía una sesión de coaching con un alto directivo de una empresa referente mundial. Es una persona de las que conozco pocas, he visto pocos líderes iguales en mi vida por su impacto y la capacidad relacional / ejecutiva de la que dispone. En poco tiempo identifiqué cual era, entre otros, uno de los motivos de su éxito: la ausencia de miedo. No pude sino preguntarle ¿A qué tienes miedo? no supo responder, ni siquiera llevándolo al terreno personal supo identificarlo. Esta persona pensaba que todo tenía solución y que él era parte de la misma en todos los escenarios. Por lo tanto ¿de qué preocuparse?

El miedo se cuela en tu vida, entra sin que te des apenas cuenta. En poco tiempo estás pensando en todo lo malo que podría pasar si…, en las consecuencias que tendría… en lo negativo que sería para ti… Y antes de que te des cuenta estás jugando la partida de la vida en pequeño, juegas a no perder. Y claro, con el tiempo… pierdes.

El miedo te paraliza, tiene un efecto tan paralizante que a muchas personas les encoje hasta los músculos. Mi fisioterapeuta gana dinero cada vez que yo tengo miedo, se me pinzan los músculos de la espalda y tengo que ir a visitarlo, a que me de un buen masaje y mande a mis músculos el mensaje de que “todo está bien”, de que “ningún león va a venir a devorar a César”. Recordemos que el estrés es una forma de miedo. Si tienes estrés o ansiedad es porque tienes miedo.

Todos/as tenemos una tarea pendiente con el miedo: Deshacernos de él.

Después de leer una afirmación como la anterior es cuando muchos piensan “ya, pero….” Permíteme una reflexión: si lo piensas es porque estás lleno de miedos. Ninguno de nosotros duda sobre la necesidad de un poco de respeto a ciertos temas en nuestra vida, ya lo he comentado al principio de este artículo.

El miedo que sentimos es tan grande que sólo con decir “libérate de tus miedos” aparecen voces por todos los rincones de nuestro subconsciente diciendo “¡Eh, cuidado!”, “no seas loco”… aparece tu madre, padre o abuela en tu subconsciente diciéndote ese tipo de frases que todos tenemos grabadas…

No, el miedo no te va a ayudar a salir de donde estás, ni tan siquiera a ser más feliz. Da las gracias a tus antepasados por haber querido proteger tu existencia y ahora elévala a un siguiente nivel deshaciéndote de muchos miedos que te impiden brillar.

Ayer por la mañana me despertaba y después de las rutinas habituales escribía en mi muro de Facebook:

La distancia entre tu vida ideal y tu vida actual no se puede medir con la variable “tiempo”, nada es cuestión de tiempo cuando se trata de felicidad. Esa distancia se mide con la variable “miedo”. Cuanto más miedo existe dentro de nosotros más alejados estamos de nuestra mejor versión. Si nuestros principales miedos desaparecieran hoy, accederíamos a esa vida.

Aunque vivimos muy paralizados por el miedo, todavía tenemos la esperanza de que el “tiempo” lo cure todo, de que seamos más valientes en el futuro. En realidad es una forma de engañarnos. Lo que te falta para alcanzar tus sueños no es tiempo, es liberarte del miedo que sientes.

Creo que todavía no sabemos de lo que somos capaces. Espero verte en el camino.

Liberarse del miedo

César Piqueras
martes, 11 de julio de 2017, 08:07 h (CET)
Seamos conscientes o no, dentro de nosotros hay una gran cantidad de miedos, muchos de ellos tienen una función protectora, pero la mayoría hacen de tu vida algo más pequeño, insignificante y que se disfruta menos. Liberarse del miedo es uno de los pasos más importantes que podemos dar como seres humanos, y de los más difíciles.

Siempre que hablamos del miedo, existen voces que dicen aquello de “Ya, pero algo de miedo es bueno” o “Pero el miedo te ayuda a protegerte”. Estoy de acuerdo, en ocasiones el miedo cumple una función protectora, pero en lugar de miedo podríamos llamarle respeto, que también es un estado anímico frente a algo. Por ejemplo, a mí el mar me da respeto. Por este motivo no arriesgo mucho cuando hago cualquier deporte acuático o he salido a navegar. Entonces tomo el doble de precauciones. Sin embargo, no permito que ese respeto me impida disfrutar.

Que el miedo es una emoción que nos ayuda a sobrevivir eso está claro, nadie lo pondría en duda. Pero una cosa es nuestro miedo natural y grabado en el ADN a no dejarnos comer por un león, a no permitir que nadie haga daño a nuestra tribu o a protegernos de una tormenta y otra cosa muy distinta es vivir una vida en una sociedad desarrollada en el siglo XXI con esos mismos miedos.

Conozco muchas personas que dirigen negocios cuya peor pesadilla sería tener que cerrar y vivir debajo del puente (con todo el respeto y cariño a quienes viven debajo de un puente). Sin embargo, no se dan cuenta de que eso no va a ocurrir, al menos no va a ocurrir en el 99,99 por cien de los casos. Es decir, que tienes una posibilidad muy remota de que ocurra. Es algo así como vivir atemorizado porque desarrolles una enfermedad que sólo desarrollan una de cada 1000 personas ¿Tiene sentido?

Con el miedo ocurre exactamente lo mismo, nos colmamos de expectativas de fracaso que nos impiden brillar, ya que es incompatible éxito y miedo. Si tengo demasiados miedos, no podré impulsarme hacia el éxito.

La semana pasada mantenía una sesión de coaching con un alto directivo de una empresa referente mundial. Es una persona de las que conozco pocas, he visto pocos líderes iguales en mi vida por su impacto y la capacidad relacional / ejecutiva de la que dispone. En poco tiempo identifiqué cual era, entre otros, uno de los motivos de su éxito: la ausencia de miedo. No pude sino preguntarle ¿A qué tienes miedo? no supo responder, ni siquiera llevándolo al terreno personal supo identificarlo. Esta persona pensaba que todo tenía solución y que él era parte de la misma en todos los escenarios. Por lo tanto ¿de qué preocuparse?

El miedo se cuela en tu vida, entra sin que te des apenas cuenta. En poco tiempo estás pensando en todo lo malo que podría pasar si…, en las consecuencias que tendría… en lo negativo que sería para ti… Y antes de que te des cuenta estás jugando la partida de la vida en pequeño, juegas a no perder. Y claro, con el tiempo… pierdes.

El miedo te paraliza, tiene un efecto tan paralizante que a muchas personas les encoje hasta los músculos. Mi fisioterapeuta gana dinero cada vez que yo tengo miedo, se me pinzan los músculos de la espalda y tengo que ir a visitarlo, a que me de un buen masaje y mande a mis músculos el mensaje de que “todo está bien”, de que “ningún león va a venir a devorar a César”. Recordemos que el estrés es una forma de miedo. Si tienes estrés o ansiedad es porque tienes miedo.

Todos/as tenemos una tarea pendiente con el miedo: Deshacernos de él.

Después de leer una afirmación como la anterior es cuando muchos piensan “ya, pero….” Permíteme una reflexión: si lo piensas es porque estás lleno de miedos. Ninguno de nosotros duda sobre la necesidad de un poco de respeto a ciertos temas en nuestra vida, ya lo he comentado al principio de este artículo.

El miedo que sentimos es tan grande que sólo con decir “libérate de tus miedos” aparecen voces por todos los rincones de nuestro subconsciente diciendo “¡Eh, cuidado!”, “no seas loco”… aparece tu madre, padre o abuela en tu subconsciente diciéndote ese tipo de frases que todos tenemos grabadas…

No, el miedo no te va a ayudar a salir de donde estás, ni tan siquiera a ser más feliz. Da las gracias a tus antepasados por haber querido proteger tu existencia y ahora elévala a un siguiente nivel deshaciéndote de muchos miedos que te impiden brillar.

Ayer por la mañana me despertaba y después de las rutinas habituales escribía en mi muro de Facebook:

La distancia entre tu vida ideal y tu vida actual no se puede medir con la variable “tiempo”, nada es cuestión de tiempo cuando se trata de felicidad. Esa distancia se mide con la variable “miedo”. Cuanto más miedo existe dentro de nosotros más alejados estamos de nuestra mejor versión. Si nuestros principales miedos desaparecieran hoy, accederíamos a esa vida.

Aunque vivimos muy paralizados por el miedo, todavía tenemos la esperanza de que el “tiempo” lo cure todo, de que seamos más valientes en el futuro. En realidad es una forma de engañarnos. Lo que te falta para alcanzar tus sueños no es tiempo, es liberarte del miedo que sientes.

Creo que todavía no sabemos de lo que somos capaces. Espero verte en el camino.

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