La biografía autorizada de Steve Jobs es uno de los libros más vendidos en internet. El genio fallecido el 5 de octubre llegó ayer lunes a las librerías españolas adelantando su publicación un mes Steve Jobs: la biografía Walter Isaacson (Editorial Debate, 2011).
La muerte es un poderoso reclamo sobre todo cuando el sujeto alcanza la dimensión del hombre de Apple. Nos subyuga averiguar los comienzos siempre humildes de una persona exitosa. Más aún cuando la línea de negocio, la informática, es casi nula hasta su Mac. Nos oprime una mezcla de admiración y morbo. Lo primero porque le debemos gran parte de los avances tecnológicos de la última década. Lo segundo porque sencillamente somos humanos.
La mayoría de las biografías ya sabemos cómo acaban. El conocimiento de la muerte del protagonista sin embargo no impide disfrutar del pensamiento (intimidad), sus razones (actitudes) y sus conductas (decisiones) de una mente brillante. Steve dijo que la historia de su vida era para que sus hijos supieran las motivaciones de su padre. Aquello ahora incontable o que era más fácil hacerlo a través de las páginas de un libro, evitando el cara a cara.
Su sensibilidad para encontrar la unión entre utilidad y diseño era única. ¿Podremos asombrarnos en el futuro con una carcasa o un periférico? Su capacidad para alumbrar ideas y convertirlas en materia física ha sido prodigiosa a lo largo de más de treinta años. ¿Podrán sorprendernos otros treinta más? Su carácter temerario impulsó mercados innovadores, inexistentes hasta su determinación. ¿Quién tomará los riesgos en Apple?
Nosotros que tendemos a exagerar buscando grandes titulares comparamos su figura a otros genios como Einstein o Tesla. Desconozco si su sombra se alargará tanto. Su legado lo apreciaremos dentro de cinco o diez años. Cuando las líneas de evolución trazadas por Jobs en Apple lleguen al fin de su visión. Entonces su sombra empezará a crecer sobre la manzana.