Después de las continuas reuniones entre Merkel y Sarkozy se esperaba un gran pacto sobre la recapitalización de la banca, la participación del sector privado en Grecia y el refuerzo del fondo de rescate. De la Cumbre en Bruselas de ayer tenía que surgir un plan de medidas que será determinante para nosotros. Lejos de eso, tanto Merkel como Sarkozy tan sólo reconocieron progresos en ese acuerdo y, una vez más el encuentro aplazó la toma de decisiones, ahora para el próximo miércoles. Eso sí, por lo menos Sarkozy echó un cable a España, "España ya no está en la primera línea" de países con problemas económicos y financieros de la zona euro. Y no sólo eso, también piropeó a nuestros dirigentes, Zapatero y Mariano Rajoy, por los progresos logrados gracias a su esfuerzo y responsabilidad.
Parece que el elogio a Mariano Rajoy por parte del mandatario francés no ha sentado bien en el Ejecutivo, que insiste en afirmar injustamente que no han encontrado colaboración en el Partido Popular. Pero peor lo debe haber recibido el candidato socialista a la presidencia del Gobierno, muy merecidamente ha quedado fuera de las bonitas palabras de Sarkozy, y es que a Rubalcaba casi se le impuso la reforma de la Constitución para establecer el límite de gasto. La verdad sea dicha, es de elogiar la seriedad y el sentido de la responsabilidad que ha demostrado el presidente popular, dejando a un lado diferencias y apoyando al Gobierno cuando éste ha adoptado las medidas que tenía que tomar.
Por mucho que existan quienes critican y reprochan que los dos grandes partidos hayan optado por el diálogo y el consenso en determinados "asuntos de Estado", hoy más que nunca ante las enormes dificultades a las que se enfrenta este país no es momento de trifulcas o peloteras, sino de luchar todos juntos en una misma dirección. Las grandes naciones han demostrado siempre que hay momentos históricos que requieren aunar las voluntades de todos. El resto de partidos deben darse cuenta del momento que atravesamos y sumarse a un frente común.