Es triste, más que triste, incalificable, que la vida de una, su atención hasta que se extinga, esté en manos de los tribunales. Y pienso, como ser racional, y me entristece que tenga que existir una Asociación para la defensa de la vida.
Es sencillo morir, tan sencillo que cuesta pensar que la vida tenga un valor tan grande, que sólo apreciaremos en toda su grandeza, cuando nos veamos, ya sin excusas y sin poder cambiar el rumbo de los acontecimientos, ante el único Tribunal que está en posesión de la verdad.
Sin falsedad ni subterfugios. No valdrá aducir que fue la solución que parte de la sociedad demandaba. Tampoco será razón el querer ser los primeros, como en tantas “cuestiones”,, el paro, abandono y absentismo escolar. En destrozar fetos para investigar…
A nosotros nos lo anunciaba una señora que se enorgullecía del “éxito” de la gestión del tribunal. Tribunal terreno, se entiende. Se conseguía romper “tabúes” con los que la Iglesia nos había encorsetado a través de los tiempos; eso se traslucía al ver su cara de satisfacción
No era un logro para remediar necesidades humanas, sólo por ir contra la Iglesia y valiéndose de la masiva ignorancia doctrinal por desgracia es imperante. Contra la Iglesia de Cristo. Contra la Iglesia de Dios´
Sin paliativos y sin subterfugios. Me entristeció la cara de triunfo y de suficiencia de la comunicante.