Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Disyuntiva | Social
Ventolera va, ventolera viene; despedimos a diario los buenos razonamientos...¿En favor de quién?

Ventoleras

|

La maestría de la Naturaleza explica situaciones que a veces no entrevemos, aún provistos de la razón e inteligencias encumbradas. Cuando el aire agitado provoca cambios de dirección bruscos y violentos, rudas arremetidas e inhóspitos ambientes; responde a estímulos de temperaturas cambiantes, presiones atmosféricas o elementos geográficos concretos. Hasta trae a colación al “Efecto mariposa”, suave y delicado, como posible promotor de los flujos intempestivos. Su localización, las causas y los mecanismos están lanzados a la intemperie, pero entrelazados sin remedio con los efectos desarrollados y sus consecuencias.

Entresaco varios paralelismos desde la comparación con las conductas preferentes de la sociedad contemporánea. De un lado, el punto de arranque, las MOTIVACIONES, con curiosos distanciamientos respecto de los hechos, aunque sean poco analizadas, con el consiguiente desconocimiento de las causas. Los afectados coinciden de forma ocasional o no lo hacen nunca, con lo cual se acrecienta la dispersión de las percepciones, que favorece el desapego convivencial. Añadamos las situaciones inesperadas, aunque la sorpresa no fuera justificada, dados los antecedentes muy conocidos. El deslinde adecuado de los pormenores presentes en cada evento se convierte en una tarea casi imposible, sólo accedemos a las aproximaciones.

Cualquiera habrá experimentado la pesadez de esos ambientes cargados de presiones provenientes de la atmósfera o de esa otra atmósfera humana que nos aturde más de una vez; la rigidez nos invade con una modorra frustrante que a nada conduce. Sin revulsivos, quedaríamos anulados bajo ese caudal opresivo. Convendremos en la bondad de las VENTOLERAS en tales agobios, su aparición se veía venir, era necesaria, independientemente de sus consecuencias. Representan la reacción natural ante la saturación originada por los excesos ambiantales; en este supuesto, constituyen una fuente expansiva de posibilidades para las nuevas proyecciones.

Bien diferentes, resultan también agobiantes las ventoleras que pudiéramos catalogar como CAPRICHOSAS por la escasez de justificaciones, surgidas de impulsos esporádicos. Predominan en torno a las reacciones humanas, sobre todo desde ciertas mentalidades propensas a los exabruptos. La falta de motivos coherentes las convierte en intemperancias de consecuencias imprevistas. Provocan el desentendimiento entre la gente próxima y la irracionalidad general. El desajuste entre las causas y los efectos provocados es notorio, aunque se disfrace de libertad de expresión, identidades peculiares o genialidades, abocado al reto de su encauzamiento posterior.

En estos tiempos cuánticos, sobrepasadas las elementales conexiones directas conocidas, cuando sabemos de los remotos resortes originados desde materias desconocidas o inluencias casi mágicas, sorprende el arrebato ensimismado de tantos comportamientos SOLIPSISTAS, con su bandera del yo, como si no hubiera nada más a considerar. De pronto, surgen sus vientos enajenados, que los posiciona como únicos referentes en el planeta. El puñetazo mortal del conductor enfurecido al transeúnte debilitado, los políticos de la cerrazón, los que son cómplices por que miran hacia otro lado, no asumen la vista de los despropósitos; testifican de esos aires de aislamiento, con el desprecio fatuo hacia sus entornos.

También contrasta el venero inagotable de posibilidades conseguidas en las culturas tecnológicas que disfrutamos; se contrapone, a las abundantes intervenciones caprichosas y DEGRADANTES que observamos a diario. El componente degenerativo es hasta natural durante las crisis a las que nos vemos abocados (Edad, enfermedad, carencias). Aunque resulta flagrante y desastroso el empeño reiterado por sumar factores que rebajen los niveles cualitativos adquiridos con notables esfuerzos. Da la impresión de una renuncia absurda a las buenas razones, con la única alternativa de la sinrazón, incapaz de por sí, para el logro de ensamblajes satisfactorios. Aunque son trampas a favor de fuerzas ocultas, con la complicidad de los mismos sufridores.

Parecen excesivas las preocupaciones que nos inquietan, los errores cometidos o las ignorancias lamentadas de continuo. Los desafios frente a las inseguridades son incesantes para quienes estamos abocados a las actividades mundanas. Causan por ello espanto, más que sorpresa, las altaneras ventoleras SUPLANTADORAS. Por la imposibilidad de entes individuales o colectivos capaces de ocupar los núcleos personales del prójimo. Y por la malicia dedicada a procedimientos ignominiosos. Pese a todo, no cesan. Asombran los que asumen las propiedades divinas, los que se apropian del sentimiento de pueblos enteros, los que desdeñan a los individuos concretos en nombre de ídolos nefastos. ¡Cómo así, si tan sabios somos!

Es curioso como se han deshilachado aquellos que pudiéramos recordar como diálogos con la exposición de posturas particulares, alternada con periodos de escucha y entrelazando los razonamientos. Ahora detectamos excesivas convicciones inamovibles. Más que personas pensantes parecen estacas fijadas al sillón. En los foros habituales, tertulias, redes, parlamentos; por llamarlo de un modo suave, bulle un PARLOTEO aireado desde los focos encrespados de los intervinientes. Las frases emitidas mezclan simples opiniones sin fundamento con hechos contrastados, razones de peso, junto a falsedades u omisiones. Con una ligereza acerada, contraria al mínimo entendimiento u orientación proyectiva.

Paradoja al canto, las evoluciones mórbidas de amplios sectores de la sociedad cursan con panoramas que incitan a la sospecha. ¡Ah! Pero persiste la quietud complaciente y complacida de un buen número de individuos, endulzan el ambiente como auténtica adormidera tóxica. Por su actuación ladina, muy activa, las denomino ventoleras AUSENTES. Son actuantes en grandes tramas delictivas con apariencia de honorabilidad. Bankia, caso Pujol, Palau de la música, púnicas, andalusíes o lo que convenga. Más allá de los principales protagonistas, intervienen persona ubicadas en múltiples psiciones de responsabilidad, metidos hasta el eje de los funcionamientos perversos; pero insisto, durante mucho tiempo no se movió una hoja.

En el amplio flujo de tendencias dispersas por el mundo, percibimos el impacto de unas corrientes intolerantes ante cualquier respiro particular. Quizá sean corrientes antiguas, aunque hoy en día incrementan sus tramas posesivas. Son corrientes irregulares, de apariencia anárquica, con amplios efectos acoquinadores, si no destructivos en esencia. Ejercen con gran eficacia como SEGADORAS, de cuanto brote renovador pretenda hacer acto de presencia. Aún disimuladas con las mejores estratagemas, por su reiteración ya no sorprenden. Ocupan gran parte de las actividades. Agrupaciones progresistas, núcleos de propagandistas, organizaciones altruistas, están implicadas en la siega con excesiva frecuencia.

De donde deducimos que los aires imprevistos, no lo son tanto. La necia dejadez ante sus procedimientos, si que resulta estúpida.

Ventoleras

Ventolera va, ventolera viene; despedimos a diario los buenos razonamientos...¿En favor de quién?
Rafael Pérez Ortolá
viernes, 23 de junio de 2017, 02:21 h (CET)
La maestría de la Naturaleza explica situaciones que a veces no entrevemos, aún provistos de la razón e inteligencias encumbradas. Cuando el aire agitado provoca cambios de dirección bruscos y violentos, rudas arremetidas e inhóspitos ambientes; responde a estímulos de temperaturas cambiantes, presiones atmosféricas o elementos geográficos concretos. Hasta trae a colación al “Efecto mariposa”, suave y delicado, como posible promotor de los flujos intempestivos. Su localización, las causas y los mecanismos están lanzados a la intemperie, pero entrelazados sin remedio con los efectos desarrollados y sus consecuencias.

Entresaco varios paralelismos desde la comparación con las conductas preferentes de la sociedad contemporánea. De un lado, el punto de arranque, las MOTIVACIONES, con curiosos distanciamientos respecto de los hechos, aunque sean poco analizadas, con el consiguiente desconocimiento de las causas. Los afectados coinciden de forma ocasional o no lo hacen nunca, con lo cual se acrecienta la dispersión de las percepciones, que favorece el desapego convivencial. Añadamos las situaciones inesperadas, aunque la sorpresa no fuera justificada, dados los antecedentes muy conocidos. El deslinde adecuado de los pormenores presentes en cada evento se convierte en una tarea casi imposible, sólo accedemos a las aproximaciones.

Cualquiera habrá experimentado la pesadez de esos ambientes cargados de presiones provenientes de la atmósfera o de esa otra atmósfera humana que nos aturde más de una vez; la rigidez nos invade con una modorra frustrante que a nada conduce. Sin revulsivos, quedaríamos anulados bajo ese caudal opresivo. Convendremos en la bondad de las VENTOLERAS en tales agobios, su aparición se veía venir, era necesaria, independientemente de sus consecuencias. Representan la reacción natural ante la saturación originada por los excesos ambiantales; en este supuesto, constituyen una fuente expansiva de posibilidades para las nuevas proyecciones.

Bien diferentes, resultan también agobiantes las ventoleras que pudiéramos catalogar como CAPRICHOSAS por la escasez de justificaciones, surgidas de impulsos esporádicos. Predominan en torno a las reacciones humanas, sobre todo desde ciertas mentalidades propensas a los exabruptos. La falta de motivos coherentes las convierte en intemperancias de consecuencias imprevistas. Provocan el desentendimiento entre la gente próxima y la irracionalidad general. El desajuste entre las causas y los efectos provocados es notorio, aunque se disfrace de libertad de expresión, identidades peculiares o genialidades, abocado al reto de su encauzamiento posterior.

En estos tiempos cuánticos, sobrepasadas las elementales conexiones directas conocidas, cuando sabemos de los remotos resortes originados desde materias desconocidas o inluencias casi mágicas, sorprende el arrebato ensimismado de tantos comportamientos SOLIPSISTAS, con su bandera del yo, como si no hubiera nada más a considerar. De pronto, surgen sus vientos enajenados, que los posiciona como únicos referentes en el planeta. El puñetazo mortal del conductor enfurecido al transeúnte debilitado, los políticos de la cerrazón, los que son cómplices por que miran hacia otro lado, no asumen la vista de los despropósitos; testifican de esos aires de aislamiento, con el desprecio fatuo hacia sus entornos.

También contrasta el venero inagotable de posibilidades conseguidas en las culturas tecnológicas que disfrutamos; se contrapone, a las abundantes intervenciones caprichosas y DEGRADANTES que observamos a diario. El componente degenerativo es hasta natural durante las crisis a las que nos vemos abocados (Edad, enfermedad, carencias). Aunque resulta flagrante y desastroso el empeño reiterado por sumar factores que rebajen los niveles cualitativos adquiridos con notables esfuerzos. Da la impresión de una renuncia absurda a las buenas razones, con la única alternativa de la sinrazón, incapaz de por sí, para el logro de ensamblajes satisfactorios. Aunque son trampas a favor de fuerzas ocultas, con la complicidad de los mismos sufridores.

Parecen excesivas las preocupaciones que nos inquietan, los errores cometidos o las ignorancias lamentadas de continuo. Los desafios frente a las inseguridades son incesantes para quienes estamos abocados a las actividades mundanas. Causan por ello espanto, más que sorpresa, las altaneras ventoleras SUPLANTADORAS. Por la imposibilidad de entes individuales o colectivos capaces de ocupar los núcleos personales del prójimo. Y por la malicia dedicada a procedimientos ignominiosos. Pese a todo, no cesan. Asombran los que asumen las propiedades divinas, los que se apropian del sentimiento de pueblos enteros, los que desdeñan a los individuos concretos en nombre de ídolos nefastos. ¡Cómo así, si tan sabios somos!

Es curioso como se han deshilachado aquellos que pudiéramos recordar como diálogos con la exposición de posturas particulares, alternada con periodos de escucha y entrelazando los razonamientos. Ahora detectamos excesivas convicciones inamovibles. Más que personas pensantes parecen estacas fijadas al sillón. En los foros habituales, tertulias, redes, parlamentos; por llamarlo de un modo suave, bulle un PARLOTEO aireado desde los focos encrespados de los intervinientes. Las frases emitidas mezclan simples opiniones sin fundamento con hechos contrastados, razones de peso, junto a falsedades u omisiones. Con una ligereza acerada, contraria al mínimo entendimiento u orientación proyectiva.

Paradoja al canto, las evoluciones mórbidas de amplios sectores de la sociedad cursan con panoramas que incitan a la sospecha. ¡Ah! Pero persiste la quietud complaciente y complacida de un buen número de individuos, endulzan el ambiente como auténtica adormidera tóxica. Por su actuación ladina, muy activa, las denomino ventoleras AUSENTES. Son actuantes en grandes tramas delictivas con apariencia de honorabilidad. Bankia, caso Pujol, Palau de la música, púnicas, andalusíes o lo que convenga. Más allá de los principales protagonistas, intervienen persona ubicadas en múltiples psiciones de responsabilidad, metidos hasta el eje de los funcionamientos perversos; pero insisto, durante mucho tiempo no se movió una hoja.

En el amplio flujo de tendencias dispersas por el mundo, percibimos el impacto de unas corrientes intolerantes ante cualquier respiro particular. Quizá sean corrientes antiguas, aunque hoy en día incrementan sus tramas posesivas. Son corrientes irregulares, de apariencia anárquica, con amplios efectos acoquinadores, si no destructivos en esencia. Ejercen con gran eficacia como SEGADORAS, de cuanto brote renovador pretenda hacer acto de presencia. Aún disimuladas con las mejores estratagemas, por su reiteración ya no sorprenden. Ocupan gran parte de las actividades. Agrupaciones progresistas, núcleos de propagandistas, organizaciones altruistas, están implicadas en la siega con excesiva frecuencia.

De donde deducimos que los aires imprevistos, no lo son tanto. La necia dejadez ante sus procedimientos, si que resulta estúpida.

Noticias relacionadas

Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre un aspecto de la vida actual que parece extremadamente novedoso por sus avances agigantados en el mundo de la tecnología, pero cuyo planteo persiste desde Platón hasta nuestros días, a saber, la realidad virtual inmiscuida hasta el tuétano en nuestra cotidianidad y la posibilidad de que llegue el día en que no podamos distinguir entre "lo real" y "lo virtual".

Algo ocurre con la salud de las democracias en el mundo. Hasta hace pocas décadas, el prestigio de las democracias establecía límites políticos y éticos y articulaba las formas de convivencia entre estados y entre los propios sujetos. Reglas comunes que adquirían vigencia por imperio de lo consuetudinario y de los grandes edificios jurídicos y filosófico político y que se valoraban positivamente en todo el mundo, al que denominábamos presuntuosamente “libre”.

Pienso que habrá cada vez más Cat Cafés y no solamente cafeterías, cualquier ciudadano que tenga un negocio podría colaborar. Sólo le hace falta una habitación dedicada a los gatos. Es horrible en muchos países del planeta, el caso de los abandonos de animales, el trato hacia los toros, galgos… las que pasan algunos de ellos… Y sin embargo encuentro gente que se vuelca en ayudarles y llegan a tener un número grande de perros y gatos.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto