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Las enfermedades mentales infantiles, ¿necesitan tratamiento espiritual?

Infancia enferma

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Unos datos que alertan del drama que se aproxima: “La cifra de menores visitados en los centros de salud mental infantil ha crecido un 28% en los últimos cinco años en Catalunya. Los centros de desarrollo infantil y atención precoz atendieron en el año pasado (2015) el doble de niños de 0 a 6 años que hace diez años. El 7,1% de los menores de 15 años visitaban el sicólogo en 2014 ante el 4,1% que lo hicieron el 2010”.

(Mayte Rius). El informe sobre la salud mental infantil y adolescente en Catalunya elaborado por la Fundación Pere Tarrés y la Federación Salud Mental Catalunya de la que provienen los datos aportados por Mayte Riustambién dice: “De hecho, la pobreza figura como uno de los factores que aumentan el riesgo de padecer trastornos mentales, igual que las rupturas y los conflictos familiares”. El entorno parece ser que es uno de los factores que contribuye al incremento de trastornos mentales en una infancia cada vez más joven. El entorno es el que es y no se ve la posibilidad de cambiarlo a corto plazo. Debemos aprender a convivir con él porque la falta de recursos públicos para atender la salud mental infantil hace imposible que todos los afectados puedan recibir la atención que necesitan. El informe señala la crisis que genera pobreza como un factor que genera trastornos mentales en niños cada vez más pequeños. Este factor no está en las manos de los padres afectados cambiarlo. Pero se resaltan otros: ·Las rupturas y los conflictos familiares”. Estos problemas que contribuyen a generar trastornos mentales en los hijos, su curación no depende de la salud pública y por lo tanto no se puede justificar su presencia a la falta de recursos públicos destinados a atender la salud mental de los menores.

La actriz Melanie Griffith envía un mensaje a los padres cuando dice: “A los diez años bebía como si fuese un refresco. Me estaba medicando para huir de mi dolor y de mis inseguridades”. No especifica quien o que le provocaba el dolor y las inseguridades. Creo que es lícito extraer las causas de lo que pasa en las familias en general. Los niños no respiran en sus hogares un ambiente saludable. Las relaciones de los padres son conflictivas a matar que de rebote afectan a los hijos. La prole contempla como los padres ahogan sus penas en el alcohol y las drogas. Cuando la situación ha llegado al límite: la separación o el divorcio es inevitable. Esto provoca dolor e inseguridad en los hijos que se refleja en los trastornos mentales que se medican. Este círculo vicioso debe romperse en los padres que son una de las causas del aumento de los trastornos mentales infantiles que son motivo de preocupación de la salud pública. ¿Qué es lo que hace que se produzcan altercados que son causa de graves problemas domésticos? Es evidente que muchos padres desconocen a Dios, por lo tanto, es lógico que no se le tenga en cuenta a la hora de solucionarlos. No tienen a su alcance unos hombros fuertes en que descargar los problemas que los afligen. Erróneamente los esconden en el alcohol, drogas, antidepresivos, ansiolíticos, viajes, la diversidad de ocio que la sociedad pone al servicio de los sufrientes para hacer desaparecer las penas. No lo consiguen. Todo lo contrario. Con del paso del tiempo las cargas se hacen más pesadas y asfixiantes. La desesperación tranquila como alguien ha bautizado la situación, es la característica de muchos hogares. Con receta o sin ella, en el intento de hacer desaparecer el infierno en que viven se utilizan las pastillas que algunos expertos en salud mental consideran que son pegotes que no solucionan el problema de la salud mental infantil.

Se me ha dicho que termino los escritos haciendo referencia a Jesús. Si debo proponer la solución a un problema de carácter espiritual necesariamente debo terminarlos de esta manera. La misma clase médica afirma que las pastillas no son la solución a los trastornos mentales infantiles. El Real Colegio Australiano y de Nueva Zelanda de psiquiatría, avisa: “Es alarmante que cualquier antidepresivo se administre a los niños”. Por su parte el Dr. Joe Tucci, asegura: “No veo un buen motivo para que a un niño de seis o menos, se le trate con antidepresivos. Creo que esto crece porque se usa la medicación para tratar los síntomas pero no la causa”.

Un toque de atención a los padres. Alguien ha dicho: “Enojado, niños infelices se enojan, adultos infelices, El tratamiento de la salud mental cuesta billones de dólares en nuestra sociedad, no solamente en el aspecto sanitario, sino también en el aspecto de servicios educativos, de justicia y prisiones. ¿De dónde crees que vienen estos problemas? La mayoría comienzan en la infancia”.

Jesús debe estar presente en los hogares, no como personaje histórico que yace sobre la mesa del forense para ser estudiado, sino como el Cristo viviente que es el Camino que conduce al Padre celestial. Cuando Jesús se convierte en el Salvador de alguien sus pecados han sido borrados y la relación con Dios se ha restablecido, entonces la plegaria que el Espíritu Santo pone en su corazón, el padre atribulado por la dolencia mental de su hijo, es el instrumento que sirve para descargar sobre la espalda de Jesús la pesada carga del trastorno mental de su hijo. Si Jesús se hace presente en un hogar porque los padres creen en Él puede ser el inicio de la curación mental de los hijos porque allí en donde todo se solucionaba a la tremenda se ha implantado la paz de Cristo que excede a la comprensión humana y, esta paz divina es el bálsamo que tranquiliza la inestabilidad infantil.

Felipe le dijo a Natanael: “Hemos encontrado a Jesús de Nazaret”. Natanael le dice: “¿De Nazaret puede salir algo bueno?” Felipe le responde: “Ven y lo verás” (Juan 1. 45,46). Si el lector está harto de gastar dinero en médicos que no le resuelven el problema de la salud mental de sus hijos, no le hagas caso de lo que se dice de Jesús para denigrarlo. Acude a Él sin dilación y descubrirás quien es realmente.

Infancia enferma

Las enfermedades mentales infantiles, ¿necesitan tratamiento espiritual?
Octavi Pereña
martes, 20 de junio de 2017, 00:00 h (CET)
Unos datos que alertan del drama que se aproxima: “La cifra de menores visitados en los centros de salud mental infantil ha crecido un 28% en los últimos cinco años en Catalunya. Los centros de desarrollo infantil y atención precoz atendieron en el año pasado (2015) el doble de niños de 0 a 6 años que hace diez años. El 7,1% de los menores de 15 años visitaban el sicólogo en 2014 ante el 4,1% que lo hicieron el 2010”.

(Mayte Rius). El informe sobre la salud mental infantil y adolescente en Catalunya elaborado por la Fundación Pere Tarrés y la Federación Salud Mental Catalunya de la que provienen los datos aportados por Mayte Riustambién dice: “De hecho, la pobreza figura como uno de los factores que aumentan el riesgo de padecer trastornos mentales, igual que las rupturas y los conflictos familiares”. El entorno parece ser que es uno de los factores que contribuye al incremento de trastornos mentales en una infancia cada vez más joven. El entorno es el que es y no se ve la posibilidad de cambiarlo a corto plazo. Debemos aprender a convivir con él porque la falta de recursos públicos para atender la salud mental infantil hace imposible que todos los afectados puedan recibir la atención que necesitan. El informe señala la crisis que genera pobreza como un factor que genera trastornos mentales en niños cada vez más pequeños. Este factor no está en las manos de los padres afectados cambiarlo. Pero se resaltan otros: ·Las rupturas y los conflictos familiares”. Estos problemas que contribuyen a generar trastornos mentales en los hijos, su curación no depende de la salud pública y por lo tanto no se puede justificar su presencia a la falta de recursos públicos destinados a atender la salud mental de los menores.

La actriz Melanie Griffith envía un mensaje a los padres cuando dice: “A los diez años bebía como si fuese un refresco. Me estaba medicando para huir de mi dolor y de mis inseguridades”. No especifica quien o que le provocaba el dolor y las inseguridades. Creo que es lícito extraer las causas de lo que pasa en las familias en general. Los niños no respiran en sus hogares un ambiente saludable. Las relaciones de los padres son conflictivas a matar que de rebote afectan a los hijos. La prole contempla como los padres ahogan sus penas en el alcohol y las drogas. Cuando la situación ha llegado al límite: la separación o el divorcio es inevitable. Esto provoca dolor e inseguridad en los hijos que se refleja en los trastornos mentales que se medican. Este círculo vicioso debe romperse en los padres que son una de las causas del aumento de los trastornos mentales infantiles que son motivo de preocupación de la salud pública. ¿Qué es lo que hace que se produzcan altercados que son causa de graves problemas domésticos? Es evidente que muchos padres desconocen a Dios, por lo tanto, es lógico que no se le tenga en cuenta a la hora de solucionarlos. No tienen a su alcance unos hombros fuertes en que descargar los problemas que los afligen. Erróneamente los esconden en el alcohol, drogas, antidepresivos, ansiolíticos, viajes, la diversidad de ocio que la sociedad pone al servicio de los sufrientes para hacer desaparecer las penas. No lo consiguen. Todo lo contrario. Con del paso del tiempo las cargas se hacen más pesadas y asfixiantes. La desesperación tranquila como alguien ha bautizado la situación, es la característica de muchos hogares. Con receta o sin ella, en el intento de hacer desaparecer el infierno en que viven se utilizan las pastillas que algunos expertos en salud mental consideran que son pegotes que no solucionan el problema de la salud mental infantil.

Se me ha dicho que termino los escritos haciendo referencia a Jesús. Si debo proponer la solución a un problema de carácter espiritual necesariamente debo terminarlos de esta manera. La misma clase médica afirma que las pastillas no son la solución a los trastornos mentales infantiles. El Real Colegio Australiano y de Nueva Zelanda de psiquiatría, avisa: “Es alarmante que cualquier antidepresivo se administre a los niños”. Por su parte el Dr. Joe Tucci, asegura: “No veo un buen motivo para que a un niño de seis o menos, se le trate con antidepresivos. Creo que esto crece porque se usa la medicación para tratar los síntomas pero no la causa”.

Un toque de atención a los padres. Alguien ha dicho: “Enojado, niños infelices se enojan, adultos infelices, El tratamiento de la salud mental cuesta billones de dólares en nuestra sociedad, no solamente en el aspecto sanitario, sino también en el aspecto de servicios educativos, de justicia y prisiones. ¿De dónde crees que vienen estos problemas? La mayoría comienzan en la infancia”.

Jesús debe estar presente en los hogares, no como personaje histórico que yace sobre la mesa del forense para ser estudiado, sino como el Cristo viviente que es el Camino que conduce al Padre celestial. Cuando Jesús se convierte en el Salvador de alguien sus pecados han sido borrados y la relación con Dios se ha restablecido, entonces la plegaria que el Espíritu Santo pone en su corazón, el padre atribulado por la dolencia mental de su hijo, es el instrumento que sirve para descargar sobre la espalda de Jesús la pesada carga del trastorno mental de su hijo. Si Jesús se hace presente en un hogar porque los padres creen en Él puede ser el inicio de la curación mental de los hijos porque allí en donde todo se solucionaba a la tremenda se ha implantado la paz de Cristo que excede a la comprensión humana y, esta paz divina es el bálsamo que tranquiliza la inestabilidad infantil.

Felipe le dijo a Natanael: “Hemos encontrado a Jesús de Nazaret”. Natanael le dice: “¿De Nazaret puede salir algo bueno?” Felipe le responde: “Ven y lo verás” (Juan 1. 45,46). Si el lector está harto de gastar dinero en médicos que no le resuelven el problema de la salud mental de sus hijos, no le hagas caso de lo que se dice de Jesús para denigrarlo. Acude a Él sin dilación y descubrirás quien es realmente.

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