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Los dos partidos que se han concordado para turnar pacíficamente en el poder, son dos manadas de hombres que no aspiran más que a pastar en el presupuesto. Carecen de ideales, ningún fin elevado les mueve, no mejorarán en lo más mínimo las condiciones de vida de esta infeliz raza pobrísima y analfabeta. Pasarán unos tras otros dejando todo como hoy se halla, y llevarán a España a un estado de consunción que de fijo ha de acabar en muerte. No acometerán ni el problema religioso, ni el económico, ni el educativo; no harán más que burocracia pura, caciquismo, estéril trabajo de recomendaciones, favores a los amigotes, legislar sin ninguna eficacia práctica, y adelante con los farolitos...
No lo digo yo. Lo dejó dicho Benito Pérez Galdós en Cánovas, uno de sus episodios nacionales. Don Benito no llegó a ver la descomposición del bipartidismo turnista que, con tanta desazón criticó hasta el último día de su vida. Él, que encabezó junto a Pablo Iglesias Posse las listas de candidatos del PSOE al Congreso de los Diputados; de aquel PSOE marxista, obrero e ilustrado (populista diría hoy su actual Ejecutiva), un PSOE principal causante de la desaparición del bipartidismo. Desaparición que, merced a la contumacia de los reaccionarios nostálgicos del Antiguo Régimen, acabó siendo conjurada por una guerra que permitió la implantación de una atroz dictadura; la cual, a su vez, nos devolvió a bipartidismo. Bipartidismo que, de un tiempo a esta parte, ha saltado por los aires gracias (entre otras cosas) a la irrupción de Podemos, partido liderado por otro Pablo Iglesias.
No sé si nuestra historia reciente es algo así como la historia de la eternidad borgiana o los cien años de soledad de García Márquez o, más humildemente, el cuento de nunca acabar. Nos falta un Pérez Galdós que nos lo explique bien.
La ciudad de Barcelona, en favor de una transformación fantasiosa de sí misma, siempre bajo el paraguas efectista de la ‘sostenibilidad ambiental’, como socorrida coartada ejemplificada en su más que evidente y disruptiva conversión urbanística, se le adivina en su resultado final el poco o nulo interés por conectar con las necesidades vitales de una gran mayoría y en aquellos planeamientos al servicio de las personas.
El ADN de la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, contendría la triple enzima trumpista (autocracia, instauración del paraíso neoliberal y retorno al "pensamiento único heteropatriarcal") y asimismo sería una "rara avis" que consigue desarbolar cualquier estrategia opositora que sea mínimamente racional al ser una experta en las técnicas de manipulación de masas.
La inversión de inmuebles en España atrae a muchos extranjeros, por el clima mediterráneo agradable y las múltiples playas por toda su costa, lo que la convierte en un destino muy atractivo para vivir o pasar las vacaciones, esta es la razón de muchos inversores que buscan una segunda residencia o un lugar de retiro.
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