Pep Guardiola se encuentra en el ojo del huracán. Y no porque su equipo atraviese una crisis de resultados, sino por el 3-4-3 utilizado sin tener los jugadores aptos para ese sistema y sin colocar a los disponibles en su lugar idóneo. Y es que el técnico debería ser consciente de que este nuevo sistema se ha creado para que Fábregas, y todos los jugadores del mediocampo, tuvieran cabida a la vez. Sin ellos, y experimentando como el pasado domingo en Gijón, no tiene el más absoluto sentido.
El 3-4-3 debe ser un sistema únicamente para los partidos en el Camp Nou, donde los rivales apenas tiran a la portería de Víctor Valdés, y es el Barcelona quien abruma a su rival con posesión, goles y espectáculo. Pero fuera de casa el equipo sufre, no solo ante equipos de Champions como el Valencia, sino contra el Sporting, colista de la Liga BBVA. La diferencia está en que jugando a domicilio cualquier equipo tiene arrebatos a lo largo de los 90 minutos que con una defensa de tres resultan difíciles de parar.
Más allá de lo ocurrido el domingo en Gijón, y a pesar de conseguir la victoria por la mínima, Guardiola debería ser autocrítico con su labor desde el banquillo. Pedro de delantero centro, Adriano de extremo derecho, Alves sin poder subir una sola vez y una defensa de tres donde los tres centrales de la plantilla estaban en el banquillo. Todas, decisiones de Pep que sembraron anarquía e incluso pasividad el juego de sus jugadores.
Y exactamente ahí reside el segundo problema con el que ha de lidiar Guardiola. Nunca en las tres temporadas anteriores el Barcelona se había relajado. Siempre querías más y más. Sin embargo, en solo unos partidos de la temporada 2011-2012, el Barça se ha dejado empatar el partido de Anoeta contra la Real Sociedad, y estuvo a punto de pasarle lo mismo contra el Sporting. Síntomas inequívocos de que el hambre de muchos empieza a estar saciada de títulos y que recuerdan a otros tantos conjuntos que se cansaron de ganar. Sí, los primeros que se vienen a la cabeza son el Madrid de los Galácticos y el propio Barcelona de Frank Rijkaard.
Guardiola está ante el reto más difícil desde que aterrizase allá por 2008 en el Camp Nou. Tiene que buscar la vuelta a la normalidad. Simplemente eso. De sus decisiones y capacidad de motivación dependerá que el F.C.Barcelona continúe dominando el fútbol mundial. Sin duda, un dilema para Pep.