Todos ustedes sabrán que el verbo haber se escribe con h y con b, y que cuando lo escribimos separado y con v nos referimos más bien a una expresión muy utilizada en el idioma español. También sabrán que hay pertenece a ese mismo verbo del que hablamos y que ahí, es un adverbio de lugar. Si saben esto, seguro que también distinguen entre por qué o porque, de que o que, o entre un sinfín de particularidades que nos regala el idioma que ustedes y yo poseemos, hablamos y escribimos.

Desde hace unos años, y alarmados por la cantidad de faltas de ortografía que gran parte de la población comete de manera habitual, académicos, pensadores y demás expertos cargan tintas contra mensajes de texto, redes sociales y demás medios que fomentan la comunicación rápida y sin reglas. Dicen que estos canales son los culpables de empeorar la escritura y la expresión de jóvenes y no tan jóvenes. Pero, ¿son estas nuevas tecnologías las únicas responsables del paupérrimo lenguaje que se oye en las calles? ¿Qué pasa cuando los medios de comunicación dan voz a personas salidas de concursos televisivos sin apenas formación?

La respuesta la obtenemos encendiendo nuestro televisor y dando un paseo por los canales generalistas líderes de audiencia, en concreto por ese en el que ustedes seguro están pensando ya, y que por tanto no hace falta mencionar. Apenas cuenta con profesionales de la comunicación y frivoliza en temas serios que, tratados desde el respeto, podrían interesar a parte de la población. Se nutre de colaboradores que chillan, comen y berrean para disfrutar en directo de su minuto de fama… Y como cabe esperar, entre patatas fritas, tortas caseras, gritos e insultos, poco tiempo tienen estos colaboradores para pensar antes de hablar y lanzar así un mensaje que atienda a las reglas gramaticales básicas del idioma español.

Ellos defienden su manera de hacer, y por supuesto, también la de hablar. Han salido de programas de televisión en los que el morbo y el espectáculo son garantía de éxito. No necesitan saber que el artículo la no debe colocarse delante de algunos verbos así como tampoco necesitan saber cosas básicas como las que citábamos al principio de este artículo. Prefieren utilizar anglicismos porque probablemente no conocen la palabra que designa esa acción en español… Pero aún así, la audiencia les elige cada día. Entretienen, gustan y ellos lo saben. ¿Para qué aprender reglas y vocabulario si su puesto de trabajo está más que asegurado? A ellos les ha ido bien así, ¿qué más da pues que miles de jóvenes vistan como ellos, hablen como ellos y sean como ellos?
Nuestro sistema gramatical atraviesa una profunda crisis y sólo nosotros
podemos salvarlo. El lenguaje nos hace únicos, nos ayuda a expresarnos, a entendernos, a enamorarnos. Démosle pues la importancia que tiene utilizando las palabras de la mejor manera posible.