"Hola, buenos días, se está hablando mucho estos días del caso Faisán; Rubalcaba, me gustaría preguntarle...". En ese momento el candidato socialista interrumpe tajante a la periodista: "señor Rubalcaba".
¡Oiga señor Rubalcaba, ya está bien!. ¡Deje de contradecirse, si no sabemos de qué forma dirigirnos a usted, es por su culpa!. Señor Rubalcaba usted está completamente perdido, confuso y lleno de líos.
Menuda campaña nos espera... Parece que tendremos que buscar la forma de amenizar los próximos días. Una reportera valenciana trataba de hacer su trabajo, es decir, ejercer la libertad de información y contar la versión de todas las partes. Pero después de tantos años en el Gobierno, uno aprende a desviar la atención cuando el tema en cuestión le incomoda. Señor Rubalcaba entre tanto pelota y tanta adulación de los suyos, usted está encantado y además está fascinado con esa fama de "gran comunicador" que se ganó tras las las elecciones de 2004. Pero enfrentarse a los periodistas es duro con tanto ego, más si el susodicho es una valenciana. Y es que es el caporal de todo un ganado valenciano que no le ha hecho ningún bien en esta Comunidad y usted señor Rubalcaba lo sabe.
Su equipo electoral nos vende la milonga esa de "la cercanía del candidato", se introduce en Twitter y en la red social no dejan de lloverle. Pide que le llamen Alfredo, y ahora exige que sea "señor Rubalcaba". ¡Aclárese!. Deje de primar sus intereses por encima de cualquier otro y de tomar decisiones estratégicas a base de improvisaciones que le hacen contradecirse en absolutamente todo, diseñe un plan serio, apueste por unas medidas firmes y defiéndalas hasta el final, pero deje de confundirnos porque en esta columna una ya no sabe ni cómo llamarle. Después de todo, de algo no hay duda, ser periodista, valenciano y además preguntar por el caso Faisán es una mezcla que incomoda al señor Rubalcaba.