La tarde del lunes en Cibeles comenzaba con Ansia en la Sala Neptuno. Así tituló a su nueva colección la apasionada diseñadora María Escoté, que tras la oscuridad de su última colección Honolulu Dark, dio en la pasarela una explosión de color, volantes y distintas texturas. Tan diferentes, como la combinación en algunas camisas de vaquero y pelo.
Arrancaron fervientes aplausos un vestido palabra de honor de pelo sintético bicolor blanco y rosa. También sonaron cuando salió a la pasarela un vestido transparente con print estampado psicodélico. A mí me sedujo un vestido blanco y negro entre lo baby doll y una sexy vaquera que se completaba con un fantástico collar plateado con un corazón rojo. Flechazo.
Imágenes del desfile de María Escoté
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Sombreros y cuellos de nácar sobre vestidos con volantes, apuntaban al estilo personal de la creadora. Su propuesta se completaba con pelo lacio, tez de porcelana, mirada repleta de eyeliner con un punto de luz y labios rojo intenso. Algo que tuvo en común con el desfile que le seguía: el genial Carlos Díez.
Y es que sobre la pasarela, los modelos que vistieron su última colección, Drunken Kiss, aparecieron cubiertos de besos de color rojo pasión. Al ritmo de compases electrónicos con los que entraban ganas de tomarse un gintonic, el diseñador nos confirmó que las Converse sirven para todo, incluso para pasear por la pasarela.
Imágenes del defile de Carlos Díez
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Diferentes estampados cubrían la piel de los modelos desdibujando su figura: ojos, labios y rallas de diferente grosor y tamaño. Otras prendas sport se ocupaban de apretar sus carnes. De su colaboración con Jockey, pantalones ciclistas, tops, faldas y “bodys” en negro combinado con rosa fucsia con unos apetecibles cierres para desabrochar lentamente. Mis favoritos, un fantástico look de tenista y los looks con lentejuelas plateadas. Perfectas para surcar la noche sin ánimo de que termine nunca.