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Julio Ortega Fraile, Delegado de Libera en Pontevedra

Carta abierta a la dirección del Partido Popular

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Me dirijo a Ustedes con motivo de las declaraciones del Presidente de la Diputación de Valladolid con respecto al Toro de la Vega de Tordesillas. El Señor José Julio Carnero, del Partido Popular, indica que la tradición de alancear a un toro “no sólo no debe prohibirse sino que debe potenciarse”. Y tal pensamiento lo transmite cuando más extendido y evidente es el rechazo social a un acto cuyo único contenido es la tortura de un animal hasta su muerte.

Pero es que además de los ciudadanos, día a día se suman a la corriente abolicionista de tales espectáculos políticos de todas las tendencias, tanto en España como en el extranjero. Políticos también pertenecientes al Partido Popular, que en diversos municipios del País ya han votado a favor de declarar su localidad respetuosa con los animales y, por lo tanto, libre de espectáculos taurinos o de circos que utilicen a estas criaturas en sus números.

No parece, pues, lo más conveniente no sólo desde la vertiente estratégica para una formación política sino también y sobre todo desde la ética, permitir semejantes demostraciones de querencia por la violencia con seres en divertimentos populares imposibles de justificar en estos tiempos. ¿De verdad traslada algún valor cultural, educativo o lúdico contemplar como un grupo de hombres clavan lanzas, destornilladores y cuchillos en el cuello de un toro agonizante?

Aberraciones como la decapitación de gansos, el lanzamiento de cabras desde un campanario o el arrojarle dardos a un toro en circunstancias similares ya han sido prohibidas. Esa es la tendencia, la única tendencia posible. Y negarlo u oponerse a ello, tal y como hace el Señor Carnero, es poner trabas al esfuerzo colectivo por hacer de la sociedad un lugar más justo, libre, respetuoso, y en el que cualquier forma de agresión o sometimiento sea una conducta no lícita y por lo tanto tipificada en el Código Penal, sin excepciones. Pero, por supuesto, jamás protegida.

Sé que hace falta mucho valor para asumir posiciones contrarias a lo que durante tantos años se ha considerado natural y hasta beneficioso. La política exige valentía y compromiso y sin duda, tanto la mayoría de sus electores como los simpatizantes de otros grupos, agradecerían que el Partido Popular mostrase públicamente su desacuerdo con las desafortunadas declaraciones del Presidente de la Diputación de Valladolid. Suponiendo, claro está, que la Dirección de su Formación no las comparta, en cuyo caso, deberían también darlo a conocer para que todos los ciudadanos sepamos a qué atenernos en una cuestión que ya se hace imposible de ignorar.

Carta abierta a la dirección del Partido Popular

Julio Ortega Fraile, Delegado de Libera en Pontevedra
Julio Ortega Fraile
viernes, 16 de septiembre de 2011, 11:11 h (CET)
Me dirijo a Ustedes con motivo de las declaraciones del Presidente de la Diputación de Valladolid con respecto al Toro de la Vega de Tordesillas. El Señor José Julio Carnero, del Partido Popular, indica que la tradición de alancear a un toro “no sólo no debe prohibirse sino que debe potenciarse”. Y tal pensamiento lo transmite cuando más extendido y evidente es el rechazo social a un acto cuyo único contenido es la tortura de un animal hasta su muerte.

Pero es que además de los ciudadanos, día a día se suman a la corriente abolicionista de tales espectáculos políticos de todas las tendencias, tanto en España como en el extranjero. Políticos también pertenecientes al Partido Popular, que en diversos municipios del País ya han votado a favor de declarar su localidad respetuosa con los animales y, por lo tanto, libre de espectáculos taurinos o de circos que utilicen a estas criaturas en sus números.

No parece, pues, lo más conveniente no sólo desde la vertiente estratégica para una formación política sino también y sobre todo desde la ética, permitir semejantes demostraciones de querencia por la violencia con seres en divertimentos populares imposibles de justificar en estos tiempos. ¿De verdad traslada algún valor cultural, educativo o lúdico contemplar como un grupo de hombres clavan lanzas, destornilladores y cuchillos en el cuello de un toro agonizante?

Aberraciones como la decapitación de gansos, el lanzamiento de cabras desde un campanario o el arrojarle dardos a un toro en circunstancias similares ya han sido prohibidas. Esa es la tendencia, la única tendencia posible. Y negarlo u oponerse a ello, tal y como hace el Señor Carnero, es poner trabas al esfuerzo colectivo por hacer de la sociedad un lugar más justo, libre, respetuoso, y en el que cualquier forma de agresión o sometimiento sea una conducta no lícita y por lo tanto tipificada en el Código Penal, sin excepciones. Pero, por supuesto, jamás protegida.

Sé que hace falta mucho valor para asumir posiciones contrarias a lo que durante tantos años se ha considerado natural y hasta beneficioso. La política exige valentía y compromiso y sin duda, tanto la mayoría de sus electores como los simpatizantes de otros grupos, agradecerían que el Partido Popular mostrase públicamente su desacuerdo con las desafortunadas declaraciones del Presidente de la Diputación de Valladolid. Suponiendo, claro está, que la Dirección de su Formación no las comparta, en cuyo caso, deberían también darlo a conocer para que todos los ciudadanos sepamos a qué atenernos en una cuestión que ya se hace imposible de ignorar.

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