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Opinión
Etiquetas | Columna de Martín Cid
¿Realmente mi mujer tiene el don de la ubicuidad?

Política y propaganda: Esperanza Aguirre, Telemadrid, Educación

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Les voy a contar algo sobre mi vida sin interés alguno, al menos en un nivel personal. La que duerme conmigo (la mayoría de las veces, no siempre) es una chica maja entre cuyas aficiones no están la de asesinar gatos ni la de desayunar niños. Eso sí, hay algo peor en ella: es funcionaria y profesora de la E.S.O. y de Bachillerato (la verdad, ¡con qué gente se mezcla uno!).

El pasado miércoles, como muchos de sus compañeros, acudió a la manifestación del sector de la educación. Mi querida señora funcionaria, aunque no se lo parezca, no se queja porque tenga que dar dos horas más a la semana, no… le gusta dar clase e incluso, eso dice, disfruta con ello. ¿Por qué diantres se queja entonces? Parece que la prensa coincide en lo siguiente: dos horas más de clase no son para clamar al cielo. En eso todos parecemos coincidir, incluso ella lo afirma. Todos sabemos que eso de dar clase altera las neuronas y el curso habitual del riego cerebral, pero la siguiente parte de su discurso no me parece del todo incoherente: ella se queja de la masificación de alumnos y de la falta de recursos en los institutos públicos. En su instituto, situado en el madrileño barrio de Villaverde, van a meter a 35 alumnos en un espacio no más grande que mi salón (y les aseguro que ahora estoy allí y me falta espacio). El instituto en el que ella da clase estaba pensado para albergar a 300 alumnos (vale) y actualmente tiene 900. Las matemáticas no fallan: hay 3 alumnos donde sólo debería caber uno. ¿Es o no eso masificación?

Otro asunto: las becas al alumnado. Han descendido notablemente. Un alumno becado cobra unos 150 euros por dicha beca, mientras que el costo por los libros de texto asciende a 400 eurazos nada más comenzar el curso. Hablamos de padres que han perdido sus empleos, de personas con bajo poder adquisitivo… padres que ya han acudido a los jefes de estudio para comunicarles que no podrán pagar los libros de texto. ¿Qué respuesta ofrecen las instituciones para solucionar esto? Las instituciones nos dan datos y parece que estos datos nos van a dejar dormir tranquilamente, y aquí es donde empieza la peor y más aberrante parte de esta truculenta historia.

Mirando ayer la gloriosa cadena Telemadrid, y mientras contemplo imágenes de aulas bien equipadas con dos o tres alumnos bien peinaditos y dispuestos para la ocasión, contemplo atónito un dato que me plantea la siguiente pregunta: ¿tiene mi mujer un amante de dieciocho años al que le regala un Rolex de oro cada mes? Porque de no ser así no puedo explicármelo: se supone que mi mujer gana nada más y nada menos que 56.000 euros al año. ¿Dónde te lo gastas, chiquitina? Me enseña la nómina y parece que no veo esos 56.000 euros al año de los que habla Telemadrid por ningún lado: yo veo 2.000 euros al mes y ni un duro más. Además, el año pasado mi mujer sufrió una importante reducción de su sueldo por parte del Gobierno. No contentos con el asunto, la Comunidad de Madrid decidió reducir (casi a la mitad) las dos pagas extras. Teniendo en cuenta todo esto y haciendo gala de una increíble y asombrosa capacidad matemática llego a la siguiente conclusión.

2.000 x 12 = 24.000 euros al año + 2 pagas de 1.000 euros = 26.000 euros

Lo que quiere decir que o bien mi mujer anda liada con un chaval o que hay un falso dato en Telemadrid porque aquí faltan 30.000 euros que han desaparecido. O bien se los ha llevado la muy respetable presidenta de la Comunidad o en sueños alguien se transforma en la señora Hyde y me anda “chuleando” el dinero (que si bien tiene derecho a gastárselo, me podría decir que le van los jovencitos).
Bueno, señoras y señores, al final (y con su nómina en la mano) me decido por creer, aunque parezca increíble, que no es oro todo lo que reluce y que por ahí andan ofreciendo datos falsos que no quieren si no confundirnos y llevarnos a falsas conclusiones para criminalizar a determinados sectores que no protestan por dar más horas ni por la capa de ozono ni por dinero, sino por un asunto mucho más grave: la reducción del nivel educativo en la Comunidad de Madrid, la masificación, niños que no pueden comprar libros de texto… Me comenta un compañero de mi mujer (profesor, no su amante) que la Comunidad de Madrid debe al instituto la nada desdeñable cifra de 25.000 euros. Si no cobran la cifra, no podrán pagar la calefacción y el año que viene algunos de sus hijos pasarán bastante frío. Eso sí, parece que las instituciones han solucionado este problema: metemos a 35 alumnos adolescentes en una especie de armario y así se dan calorcito entre ellos.

Pero claro, yo no creo al profesor porque no puedo creerme que una institución pública deje sin calefacción a los chavales (aunque la verdad, sí que me lo creo).
¿Parece un chiste, verdad? Lo cierto es que, por desgracia, no lo es.

Ahora llega la parte más aterradora del asunto: estamos en democracia y los medios de comunicación son supuestamente libres… aunque claro, están financiados con dinero público… ¿tendrá esto algo que ver en todo el asunto? Miro una cadena y la visión es totalmente distinta a la anterior. ¿Qué tendrá que ver ser de derechas o de izquierdas o partidario de James Joyce para reclamar calidad educativa? Pues también politizamos la educación y los medios establecen un debate político a costa de la calidad educativa y, me parece a mí, ¿qué tendrá que ver la velocidad con el tocino? Como para los políticos todo tiene que ver con todo, y en torno a las distintas hipótesis por aquí y por allí planteadas y, además, teniendo en cuenta que salgo de noche todos los días con mi mujer llego a las siguientes posibles conclusiones:

1.- Mi mujer se desdobla y adquiere otra entidad física por las noches, en las que una parte de ella está conmigo y otra gastándose los 30.000 euros que sobran de las cifran que acabo de ver por televisión. A esto se le llama ubicuidad y hasta entonces sólo Dios parecía tenerla.

2.- Que las cifras de la televisión son falsas y que tienen una clara intención manipuladora y propagandística. Dependiendo del medio, la información es distinta para hacernos pensar distinto, utilizando de manera manipulada la información con un interés político y electoral.

Sinceramente, no sé con cuál quedarme, porque de pequeñito me dijeron que lo que decía la televisión era cierto y que todo es libre y que bla, bla, bla… Y si a mí me dicen que mi mujer se pule 30.000 euros con otro mientras a la vez está conmigo… y como buen demócrata. ¡Pues me lo creo! De esto a ver pitufos bailando hay un paso, lo sé. Pero así, al menos, colaboro con la política fiscal: me ahorro la entrada de cine.

Política y propaganda: Esperanza Aguirre, Telemadrid, Educación

¿Realmente mi mujer tiene el don de la ubicuidad?
Martín Cid
viernes, 16 de septiembre de 2011, 06:44 h (CET)
Les voy a contar algo sobre mi vida sin interés alguno, al menos en un nivel personal. La que duerme conmigo (la mayoría de las veces, no siempre) es una chica maja entre cuyas aficiones no están la de asesinar gatos ni la de desayunar niños. Eso sí, hay algo peor en ella: es funcionaria y profesora de la E.S.O. y de Bachillerato (la verdad, ¡con qué gente se mezcla uno!).

El pasado miércoles, como muchos de sus compañeros, acudió a la manifestación del sector de la educación. Mi querida señora funcionaria, aunque no se lo parezca, no se queja porque tenga que dar dos horas más a la semana, no… le gusta dar clase e incluso, eso dice, disfruta con ello. ¿Por qué diantres se queja entonces? Parece que la prensa coincide en lo siguiente: dos horas más de clase no son para clamar al cielo. En eso todos parecemos coincidir, incluso ella lo afirma. Todos sabemos que eso de dar clase altera las neuronas y el curso habitual del riego cerebral, pero la siguiente parte de su discurso no me parece del todo incoherente: ella se queja de la masificación de alumnos y de la falta de recursos en los institutos públicos. En su instituto, situado en el madrileño barrio de Villaverde, van a meter a 35 alumnos en un espacio no más grande que mi salón (y les aseguro que ahora estoy allí y me falta espacio). El instituto en el que ella da clase estaba pensado para albergar a 300 alumnos (vale) y actualmente tiene 900. Las matemáticas no fallan: hay 3 alumnos donde sólo debería caber uno. ¿Es o no eso masificación?

Otro asunto: las becas al alumnado. Han descendido notablemente. Un alumno becado cobra unos 150 euros por dicha beca, mientras que el costo por los libros de texto asciende a 400 eurazos nada más comenzar el curso. Hablamos de padres que han perdido sus empleos, de personas con bajo poder adquisitivo… padres que ya han acudido a los jefes de estudio para comunicarles que no podrán pagar los libros de texto. ¿Qué respuesta ofrecen las instituciones para solucionar esto? Las instituciones nos dan datos y parece que estos datos nos van a dejar dormir tranquilamente, y aquí es donde empieza la peor y más aberrante parte de esta truculenta historia.

Mirando ayer la gloriosa cadena Telemadrid, y mientras contemplo imágenes de aulas bien equipadas con dos o tres alumnos bien peinaditos y dispuestos para la ocasión, contemplo atónito un dato que me plantea la siguiente pregunta: ¿tiene mi mujer un amante de dieciocho años al que le regala un Rolex de oro cada mes? Porque de no ser así no puedo explicármelo: se supone que mi mujer gana nada más y nada menos que 56.000 euros al año. ¿Dónde te lo gastas, chiquitina? Me enseña la nómina y parece que no veo esos 56.000 euros al año de los que habla Telemadrid por ningún lado: yo veo 2.000 euros al mes y ni un duro más. Además, el año pasado mi mujer sufrió una importante reducción de su sueldo por parte del Gobierno. No contentos con el asunto, la Comunidad de Madrid decidió reducir (casi a la mitad) las dos pagas extras. Teniendo en cuenta todo esto y haciendo gala de una increíble y asombrosa capacidad matemática llego a la siguiente conclusión.

2.000 x 12 = 24.000 euros al año + 2 pagas de 1.000 euros = 26.000 euros

Lo que quiere decir que o bien mi mujer anda liada con un chaval o que hay un falso dato en Telemadrid porque aquí faltan 30.000 euros que han desaparecido. O bien se los ha llevado la muy respetable presidenta de la Comunidad o en sueños alguien se transforma en la señora Hyde y me anda “chuleando” el dinero (que si bien tiene derecho a gastárselo, me podría decir que le van los jovencitos).
Bueno, señoras y señores, al final (y con su nómina en la mano) me decido por creer, aunque parezca increíble, que no es oro todo lo que reluce y que por ahí andan ofreciendo datos falsos que no quieren si no confundirnos y llevarnos a falsas conclusiones para criminalizar a determinados sectores que no protestan por dar más horas ni por la capa de ozono ni por dinero, sino por un asunto mucho más grave: la reducción del nivel educativo en la Comunidad de Madrid, la masificación, niños que no pueden comprar libros de texto… Me comenta un compañero de mi mujer (profesor, no su amante) que la Comunidad de Madrid debe al instituto la nada desdeñable cifra de 25.000 euros. Si no cobran la cifra, no podrán pagar la calefacción y el año que viene algunos de sus hijos pasarán bastante frío. Eso sí, parece que las instituciones han solucionado este problema: metemos a 35 alumnos adolescentes en una especie de armario y así se dan calorcito entre ellos.

Pero claro, yo no creo al profesor porque no puedo creerme que una institución pública deje sin calefacción a los chavales (aunque la verdad, sí que me lo creo).
¿Parece un chiste, verdad? Lo cierto es que, por desgracia, no lo es.

Ahora llega la parte más aterradora del asunto: estamos en democracia y los medios de comunicación son supuestamente libres… aunque claro, están financiados con dinero público… ¿tendrá esto algo que ver en todo el asunto? Miro una cadena y la visión es totalmente distinta a la anterior. ¿Qué tendrá que ver ser de derechas o de izquierdas o partidario de James Joyce para reclamar calidad educativa? Pues también politizamos la educación y los medios establecen un debate político a costa de la calidad educativa y, me parece a mí, ¿qué tendrá que ver la velocidad con el tocino? Como para los políticos todo tiene que ver con todo, y en torno a las distintas hipótesis por aquí y por allí planteadas y, además, teniendo en cuenta que salgo de noche todos los días con mi mujer llego a las siguientes posibles conclusiones:

1.- Mi mujer se desdobla y adquiere otra entidad física por las noches, en las que una parte de ella está conmigo y otra gastándose los 30.000 euros que sobran de las cifran que acabo de ver por televisión. A esto se le llama ubicuidad y hasta entonces sólo Dios parecía tenerla.

2.- Que las cifras de la televisión son falsas y que tienen una clara intención manipuladora y propagandística. Dependiendo del medio, la información es distinta para hacernos pensar distinto, utilizando de manera manipulada la información con un interés político y electoral.

Sinceramente, no sé con cuál quedarme, porque de pequeñito me dijeron que lo que decía la televisión era cierto y que todo es libre y que bla, bla, bla… Y si a mí me dicen que mi mujer se pule 30.000 euros con otro mientras a la vez está conmigo… y como buen demócrata. ¡Pues me lo creo! De esto a ver pitufos bailando hay un paso, lo sé. Pero así, al menos, colaboro con la política fiscal: me ahorro la entrada de cine.

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