Después de la II G. M., el telón de acero, dividió a las grandes potencias mundiales enfrentadas por su ideología y políticas. El presidente del Sevilla, Jose María del Nido, convocó el pasado jueves una reunión con los clubes de fútbol profesional para debatir las cláusulas de su propio telón: los derechos televisivos.
En España, Real Madrid y Barcelona, imponen su liderazgo con un reparto de 140 millones de euros por temporada. En segundo puesto empieza el “bloque soviético” con 42 millones de Atlético de Madrid y Valencia con los 25 y 24 de Sevilla y Villarreal respectivamente. Comparado con otras ligas europeas, el reparto es mucho menos “comunista” ya que en Premier y Calcio la diferencia entre primeros y terceros no supera los 5 millones.
La diferencia entre países reside en el modelo de negociación. Mientras aquí la negociación es individual, en el resto es colectiva. El presidente sevillano pide con hoz y martillo que el reparto dependa de otro factores como la clasificación en temporadas anteriores de cada club.
“La liga española es una porquería”, sentenció en los medios el andaluz. El dominio de Real Madrid y Barcelona en la temporada pasada augura una “liga a la escocesa” que no favorece al fútbol español. Sin embargo, bajo este mensaje social-demócrata de igualdad se esconde un club como el Sevilla que ha vendido a jugadores como Dani Alvés, Sergio Ramos o Baptista en un modelo de negocio muy americano y cuyo líder sufre por no ser “el mejor club de Europa”.
Con el espejo en el continente, los grandes siguen siendo grandes pese a equilibrarse los derechos televisivos (Manchester, Chelsea, Milan o Inter siguen ganando títulos) Que el Barça ficha buenos jugadores es cierto, pero más aún que su base es la cantera. El Real Madrid sí gastó más pero la gestión de Florentino Pérez influye más que los derechos de televisión.
El fútbol es un negocio que aún conserva la incertidumbre de los empates en Anoeta o los tropiezos en Alcorcón. Los ingresos televisivos españoles deben minimizar las diferencias pero eso no garantizará que la “URSS futbolística de Del Nido” gane más títulos.