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Psicología y sexualidad
Etiquetas | Hombres | Mujeres | Relaciones
Queremos que la toma de decisiones sea siempre consensuada, queremos llegar al punto en que ninguno de los dos gobierne sobre el otro

¿Cómo son las nuevas relaciones hombre-mujer?

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¿Por qué no conseguimos resolver la violencia de género? ¿Cómo hay que enfocar la resolución de este tema? Se aplican medidas culturales, políticas y sociales. También en el ámbito poítico se desarrollan nuevas leyes para frenar las agresiones contra la mujer. Y en el social se busca y se fomenta la igualdad hombre-mujer, aunque la mayor parte de los anuncios aún son sexistas y en ellos las mujeres son más objetos que sujetos. Y en el cultural estamos viviendo una importante evolución y se acepta cada vez más que la mujer tiene derecho a la igualdad, a permitirse vivir una sexualidad libre, con la que pueda experimentar y mantener relaciones antes del matrimonio.

Todo está bien pero es un trabajo incompleto. ¿Qué nos falta? Nos queda intervenir a nivel individual, algo que por ahora no se está llevando a cabo prácticamente. O si realizamos alguna intervención lo hacemos desde el lado de la víctima. Frente a la violencia de género, ¿cómo estamos actuando? Lo primero, castigando al hombre maltratador, al que vemos como único culpable de este drama. Y lo es porque maltrata y hasta asesina a mujeres, las mata y merece un castigo por ello. Pero a pesar de estas medidas las muertes no paran de aumentar. ¿Por qué? Vuelve la vista atrás y observa que antes había una relación que era complementaria entre el hombre y la mujer, en la que él dominaba y ella callaba. Y ahora, con las nuevas políticas y la evolución que experimentamos, las mujeres reacciónan de otra manera: se rebelan, contestan... y, el hombre ante la impotencia de no poder seguir en su rol, responde con más violencia.

Como hemos dicho nos queda otro ámbito de actuación, el nivel individual o psicológico, desde el que yo creo que se podría resolver. ¿Cómo podríamos definir en este plano una relación en la que hay violencia de género? Es aquella en la ambos se sienten vacíos y dependientes, no pueden mantenerse en su propia identidad, porque no se sienten suficientes. Las mujeres ponen la denuncia y más tarde la retiran porque no pueden estar sin ese vínculo con el otro aunque se trate de una unión patológica. Es mejor el dolor que sentir el vacío. Los maltratadores necesitan dominar para sentirse ellos mismos.

Tenemos que saber que lo importante es que ese vacío se da en los dos, en el hombre y en la mujer. Viven con una dependencia total entre ambos, y cada uno siente que no posee identidad sin el otro. Y muchos maltratadores se suicidan después de hacer matado a su víctima. A diferencia de los mafiosos que terminan asesinando a alguien. ¿Por qué, es que sin ella no es nada, se siente vacío, no existe si la pierde. Esto indica que existe un vínculo fuerte entre los dos. La salida es que ellos realicen un trabajo de crecimiento personal y llenen así su vacío y puedan desarrollar una identidad en la que cada uno se sienta alguien sin el otro. En resumen que ambos sean personas independientes, lo que constituye la base de una relación saludable.

Esto es algo que se podría enseñar desde la escuela, porque actualmente muchos jóvenes están estableciendo este tipo de relación. De hecho, las estadísticas recogen que entre 2011 y 2012 los procesos judiciales por violencia machista en adolescentes, según la Fiscalía General del Estado de 2013 se incrementaron en un 30% y pasaron de 473 a 632. La violencia de género sabemos que es una consecuencia que establece el patriarcado entre el hombre y la mujer. Relaciones basadas en la sumisión, la competencia y el poder. Es fácil que esta negación nos lleve a sentirnos vacíos.

Este vacío, tan inherente en el hombre como en la mujer, lleva actualmente a ambos a la insatisfacción en las relaciones que mantienen, relaciones en las que no existe una conexión con nosotros mismos. Lo que buscamos es tener una relaciones victima-perpetrador y conseguir la integración de dos polaridades enfrentadas, y la integración de los hemisferios derecho e izquierdo que se alcanza en la terapia. Y no como un ser escindido y en lucha sino vivirlos como una unidad. Sentimos un enorme bienestar y una inmensa armonía interior, cuando alcanzamos esta integración. Y si el cuerpo está en orden y se siente libre de bloqueos, es el momento de abrirse a una sensación de unidad, al amor y a la espiritualidad. Espiritualidad que nos acompaña biológicamente y que hay autores que sitúan en el lóbulo prefrontal del hemisferio izquierdo del cerebro.

Queremos que la toma de decisiones sea siempre consensuada, queremos llegar al punto en que ninguno de los dos gobierne sobre el otro, entendiendo que los hombres y las mujeres se complementan. Habíamos dicho que el patriarcado era el dominio del hemisferio izquierdo sobre el derecho, pero lo que proponemos en que haya una sincronización de ambos, que se ha demostrado posible y el resultado es la posibilidad de estar más concentrados, más creativos, más relajados. Esta unión cerebral lleva a una expansión de la conciencia, que contrasta con los síntomas que vivimos en nuestro caos interior. Si es posible en los hemisferios cerebrales tambien se puede lograr en las relaciones hombre-mujer.

Nuestras relaciones no pueden basarse en la lucha por el poder, sino en el respeto mutuo. La nueva mujer necesita un nuevo hombre para relacionarse plenamente. Ahora tenemos que aprender a canalizar el instinto y la agresividad, lo que no es sinónimo de control o represión, y tendrán que ver al otro con todo su valor. En terapia cuando alguien está expresando su agresividad lo puede hacer sin dañar al otro, si mantiene los ojos abiertos, y lo mira de frente, lo reconoce como otro y lo respeta. Porque cuando dejamos de ver al ser que tenemos ante nuestros ojos es cuando somos capaces de herirlo.

¿Cómo son las nuevas relaciones hombre-mujer?

Queremos que la toma de decisiones sea siempre consensuada, queremos llegar al punto en que ninguno de los dos gobierne sobre el otro
Ana de Calle
sábado, 27 de mayo de 2017, 19:49 h (CET)
¿Por qué no conseguimos resolver la violencia de género? ¿Cómo hay que enfocar la resolución de este tema? Se aplican medidas culturales, políticas y sociales. También en el ámbito poítico se desarrollan nuevas leyes para frenar las agresiones contra la mujer. Y en el social se busca y se fomenta la igualdad hombre-mujer, aunque la mayor parte de los anuncios aún son sexistas y en ellos las mujeres son más objetos que sujetos. Y en el cultural estamos viviendo una importante evolución y se acepta cada vez más que la mujer tiene derecho a la igualdad, a permitirse vivir una sexualidad libre, con la que pueda experimentar y mantener relaciones antes del matrimonio.

Todo está bien pero es un trabajo incompleto. ¿Qué nos falta? Nos queda intervenir a nivel individual, algo que por ahora no se está llevando a cabo prácticamente. O si realizamos alguna intervención lo hacemos desde el lado de la víctima. Frente a la violencia de género, ¿cómo estamos actuando? Lo primero, castigando al hombre maltratador, al que vemos como único culpable de este drama. Y lo es porque maltrata y hasta asesina a mujeres, las mata y merece un castigo por ello. Pero a pesar de estas medidas las muertes no paran de aumentar. ¿Por qué? Vuelve la vista atrás y observa que antes había una relación que era complementaria entre el hombre y la mujer, en la que él dominaba y ella callaba. Y ahora, con las nuevas políticas y la evolución que experimentamos, las mujeres reacciónan de otra manera: se rebelan, contestan... y, el hombre ante la impotencia de no poder seguir en su rol, responde con más violencia.

Como hemos dicho nos queda otro ámbito de actuación, el nivel individual o psicológico, desde el que yo creo que se podría resolver. ¿Cómo podríamos definir en este plano una relación en la que hay violencia de género? Es aquella en la ambos se sienten vacíos y dependientes, no pueden mantenerse en su propia identidad, porque no se sienten suficientes. Las mujeres ponen la denuncia y más tarde la retiran porque no pueden estar sin ese vínculo con el otro aunque se trate de una unión patológica. Es mejor el dolor que sentir el vacío. Los maltratadores necesitan dominar para sentirse ellos mismos.

Tenemos que saber que lo importante es que ese vacío se da en los dos, en el hombre y en la mujer. Viven con una dependencia total entre ambos, y cada uno siente que no posee identidad sin el otro. Y muchos maltratadores se suicidan después de hacer matado a su víctima. A diferencia de los mafiosos que terminan asesinando a alguien. ¿Por qué, es que sin ella no es nada, se siente vacío, no existe si la pierde. Esto indica que existe un vínculo fuerte entre los dos. La salida es que ellos realicen un trabajo de crecimiento personal y llenen así su vacío y puedan desarrollar una identidad en la que cada uno se sienta alguien sin el otro. En resumen que ambos sean personas independientes, lo que constituye la base de una relación saludable.

Esto es algo que se podría enseñar desde la escuela, porque actualmente muchos jóvenes están estableciendo este tipo de relación. De hecho, las estadísticas recogen que entre 2011 y 2012 los procesos judiciales por violencia machista en adolescentes, según la Fiscalía General del Estado de 2013 se incrementaron en un 30% y pasaron de 473 a 632. La violencia de género sabemos que es una consecuencia que establece el patriarcado entre el hombre y la mujer. Relaciones basadas en la sumisión, la competencia y el poder. Es fácil que esta negación nos lleve a sentirnos vacíos.

Este vacío, tan inherente en el hombre como en la mujer, lleva actualmente a ambos a la insatisfacción en las relaciones que mantienen, relaciones en las que no existe una conexión con nosotros mismos. Lo que buscamos es tener una relaciones victima-perpetrador y conseguir la integración de dos polaridades enfrentadas, y la integración de los hemisferios derecho e izquierdo que se alcanza en la terapia. Y no como un ser escindido y en lucha sino vivirlos como una unidad. Sentimos un enorme bienestar y una inmensa armonía interior, cuando alcanzamos esta integración. Y si el cuerpo está en orden y se siente libre de bloqueos, es el momento de abrirse a una sensación de unidad, al amor y a la espiritualidad. Espiritualidad que nos acompaña biológicamente y que hay autores que sitúan en el lóbulo prefrontal del hemisferio izquierdo del cerebro.

Queremos que la toma de decisiones sea siempre consensuada, queremos llegar al punto en que ninguno de los dos gobierne sobre el otro, entendiendo que los hombres y las mujeres se complementan. Habíamos dicho que el patriarcado era el dominio del hemisferio izquierdo sobre el derecho, pero lo que proponemos en que haya una sincronización de ambos, que se ha demostrado posible y el resultado es la posibilidad de estar más concentrados, más creativos, más relajados. Esta unión cerebral lleva a una expansión de la conciencia, que contrasta con los síntomas que vivimos en nuestro caos interior. Si es posible en los hemisferios cerebrales tambien se puede lograr en las relaciones hombre-mujer.

Nuestras relaciones no pueden basarse en la lucha por el poder, sino en el respeto mutuo. La nueva mujer necesita un nuevo hombre para relacionarse plenamente. Ahora tenemos que aprender a canalizar el instinto y la agresividad, lo que no es sinónimo de control o represión, y tendrán que ver al otro con todo su valor. En terapia cuando alguien está expresando su agresividad lo puede hacer sin dañar al otro, si mantiene los ojos abiertos, y lo mira de frente, lo reconoce como otro y lo respeta. Porque cuando dejamos de ver al ser que tenemos ante nuestros ojos es cuando somos capaces de herirlo.

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