Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Columna de Martín Cid
Crónica de una muerte anunciada

La generación sin compromiso

|

Fue Unamuno el famoso autor de la también famosa frase de “tenemos los políticos que nos merecemos”. Añadía don Miguel eso de que “y toleramos”. Una vez más, ¡qué acertado estaba el escritor y rector!

A los humanos nos gusta eso de “echar balones fuera”, eso de “esconder el bulto”, eso de “estaba así cuando llegué” y eso de “la culpa es del de enfrente”… que si la crisis se ha creado desde fuera y que si los alemanes son muy malos y que si las hortalizas y que si los camiones con fruta nos los estropean desde Francia. Disculpas para todo, estimados lectores.

No, este no va a ser un texto amable ni uno de esos textos que les deje con el buen sabor de boca ni nadie le va a dar una palmadita en la espalda a otro porque, aunque no nos lo creamos, somos nosotros los que tenemos la culpa. Me refiero a la siguiente pregunta: ¿y qué esperábamos? Sí, qué esperábamos de una sociedad que se rige por el egoísmo y el “el que más tiene más vale”. Sí, nos enseñamos los unos a los otros a buscar el “más y más” y a esconder el bulto cuando las cosas no salen bien, a decir eso de “la culpa es de los políticos” o de Europa o de los Estados Unidos o del vecino de enfrente. ¿Acaso alguien obró con responsabilidad en la España esa “del pelotazo”? ¡Pues claro que no! ¡A enriquecerse toca y “quién esté libre de pecado que tire la primera piedra”? Seamos sinceros (y el primer culpable seré yo): ¿quién se resistió al enriquecimiento fácil? Es difícil y nuestro egoísmo, bien lo sabemos, lo pagarán nuestros hijos, ésos que ahora no tienen trabajo y tendrán que pagar la deuda externa y nuestros pecados. ¿Tanto amábamos a nuestros hijos que nos preocupábamos exclusivamente de nuestro propio ombligo y nuestro más mezquino presente? ¿Tanto amábamos a esos niños? ¿Tanto amábamos España?

Amamos nuestro egoísmo y ahora recogemos los frutos de esta crisis de valores, de esta iniquidad con la que ahora señalamos a los políticos y les tachamos de falta de escrúpulos y mezquindad, de enriquecerse de lo ajeno, de especular con una España a la que pocos amábamos y a la que, poco a poco, peldaño a peldaño, entre todos hemos destrozado… y la hemos destrozado con especulación y la estamos destrozando con la falta de perspectiva, con el egoísmo atroz del que todo lo quiere para el presente sin importarle nada. ¿Qué será de nuestros hijos? En boga está el tema de la educación y del ahorro y todos estamos de acuerdo en los recortes: ¿acaso alguien ha pensado que esos jovenzuelos serán las verdaderas víctimas de nuestro, otra vez, brutal egoísmo? Egoísmo en las instituciones y egoísmo en el que sólo dura cuatro años y en el que está aquí y mañana está allí y del que nada se preocupa porque, al fin y al cabo, somos humanos y la muerte nos acecha y hay que preocuparse del “pan nuestro de cada día” y de engullir y de robar y de enriquecerse porque el tiempo es leve.

Así, señores, no hay remedio.
Sean felices y que aproveche.

La generación sin compromiso

Crónica de una muerte anunciada
Martín Cid
viernes, 9 de septiembre de 2011, 13:56 h (CET)
Fue Unamuno el famoso autor de la también famosa frase de “tenemos los políticos que nos merecemos”. Añadía don Miguel eso de que “y toleramos”. Una vez más, ¡qué acertado estaba el escritor y rector!

A los humanos nos gusta eso de “echar balones fuera”, eso de “esconder el bulto”, eso de “estaba así cuando llegué” y eso de “la culpa es del de enfrente”… que si la crisis se ha creado desde fuera y que si los alemanes son muy malos y que si las hortalizas y que si los camiones con fruta nos los estropean desde Francia. Disculpas para todo, estimados lectores.

No, este no va a ser un texto amable ni uno de esos textos que les deje con el buen sabor de boca ni nadie le va a dar una palmadita en la espalda a otro porque, aunque no nos lo creamos, somos nosotros los que tenemos la culpa. Me refiero a la siguiente pregunta: ¿y qué esperábamos? Sí, qué esperábamos de una sociedad que se rige por el egoísmo y el “el que más tiene más vale”. Sí, nos enseñamos los unos a los otros a buscar el “más y más” y a esconder el bulto cuando las cosas no salen bien, a decir eso de “la culpa es de los políticos” o de Europa o de los Estados Unidos o del vecino de enfrente. ¿Acaso alguien obró con responsabilidad en la España esa “del pelotazo”? ¡Pues claro que no! ¡A enriquecerse toca y “quién esté libre de pecado que tire la primera piedra”? Seamos sinceros (y el primer culpable seré yo): ¿quién se resistió al enriquecimiento fácil? Es difícil y nuestro egoísmo, bien lo sabemos, lo pagarán nuestros hijos, ésos que ahora no tienen trabajo y tendrán que pagar la deuda externa y nuestros pecados. ¿Tanto amábamos a nuestros hijos que nos preocupábamos exclusivamente de nuestro propio ombligo y nuestro más mezquino presente? ¿Tanto amábamos a esos niños? ¿Tanto amábamos España?

Amamos nuestro egoísmo y ahora recogemos los frutos de esta crisis de valores, de esta iniquidad con la que ahora señalamos a los políticos y les tachamos de falta de escrúpulos y mezquindad, de enriquecerse de lo ajeno, de especular con una España a la que pocos amábamos y a la que, poco a poco, peldaño a peldaño, entre todos hemos destrozado… y la hemos destrozado con especulación y la estamos destrozando con la falta de perspectiva, con el egoísmo atroz del que todo lo quiere para el presente sin importarle nada. ¿Qué será de nuestros hijos? En boga está el tema de la educación y del ahorro y todos estamos de acuerdo en los recortes: ¿acaso alguien ha pensado que esos jovenzuelos serán las verdaderas víctimas de nuestro, otra vez, brutal egoísmo? Egoísmo en las instituciones y egoísmo en el que sólo dura cuatro años y en el que está aquí y mañana está allí y del que nada se preocupa porque, al fin y al cabo, somos humanos y la muerte nos acecha y hay que preocuparse del “pan nuestro de cada día” y de engullir y de robar y de enriquecerse porque el tiempo es leve.

Así, señores, no hay remedio.
Sean felices y que aproveche.

Noticias relacionadas

Un 23 de abril de 1934, según el diario El Mundo de Buenos Aires, la Sociedad de las Naciones había desmentido actos de canibalismo en las tropas bolivianas que combatían en el Chaco. El New York Times había publicado trascendidos que circulaban en La Paz, dando cuenta de que nativos del Chaco, sin ningún respeto,  habían matado y devorado a oficiales bolivianos, en protesta por el reclutamiento forzozo de los pueblos originarios.

Tenemos un país donde miles de personas votan a asesinos. Algo no está bien. Adoctrinados en el odio a España, desde pequeños, votan. El problema es que representan el 0,7% pero influyen en España al 100%. Poco que hacer. Puede ir a peor. Aficiones y aflicciones del personal de allí, allá o acullá; y el de aquí. Por lo que hay y pueda ocurrir, el resultado importa. En el País Vasco sobre todo, también en el resto de España y en la UE.

Las  conductas de riesgo son aquellos comportamientos que implican un efecto placentero inmediato pero carecen de una valoración de las consecuencias posteriores. Es preciso comprender que son los mecanismos cognitivos los que guían al adolescente y joven a la asunción de conductas de riesgo.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto