Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Libros
Etiquetas
Novela ganadora del Premio Alfaguara

“El ruido de las cosas al caer”

|


De lejos, y bien lejos, el colombiano Juan Gabriel Vásquez es el narrador latinoamericano de mayor proyección de su generación (de los nacidos a partir de 1970, claro está). No estamos ante una promesa. Claro que no. Vásquez es desde hace mucho una realidad en cuanto a proyecto de obra y un referente axiomático para todo aquel que quiera adentrarse en los sinuosos caminos de la narrativa en castellano de comienzos del siglo XXI.

Sus novelas “Los informantes” e “Historia secreta de Costaguana” y el conjunto de ensayos titulado “El arte de la distorsión”, que leí hace poco, me brindan las suficientes luces para ubicarlo en la estela de escribas e intelectuales comprometidos con el tiempo que les ha tocado vivir. Vásquez no es pues un mero fabulador. Este talentoso colombiano busca interrogantes y respuestas por medio de la ficción y la no ficción (hay que prestar atención a su faceta de periodista de opinión), convirtiéndose en una especie de ave rara entre sus colegas contemporáneos de oficio, no pocos de ellos alejados, quizá en innecesaria demasía, de tópicos, supuestamente devaluados, como los discursos políticos e históricos.

“El ruido de las cosas al caer” es, por donde se le mire, una novela notable, el crisol de elementos ordenados de lo que el autor ya había explorado en sus novelas precedentes: los senderos ocultos que han forjado a la sociedad colombiana durante su historia. En esta galardonada novela tenemos dos protagonistas: uno ausente (y presente), Ricardo Laverde; y el otro, presente, pero que se diluye existencialmente a medida que nos relata la novela, Antonio Yammara. Dos fogonazos los configuran. Yammara, el sobreviviente, tocado por una suerte de ajuste de cuentas consigo mismo, decide investigar y por ende conocer a aquel que pudo ser su amigo, quien en los años setenta se desempeñó como un actor de reparto en el nacimiento del negocio de tráfico de drogas. Esta empresa personal le costará mucho a Yammara, quien escribiendo y armando la vida de Laverde, disecciona también la historia generacional de miles de colombianos que vivieron una guerra interna signada por los más putrefactos intereses comerciales.

En esta novela hay muchas cosas que caen “hacia arriba”. Cada caída “hacia arriba” es un ruido seco que confronta al lector de turno, a manera de hechizo que lo detiene para inmediatamente avanzar. Indefectiblemente, la trama no está libre de naturales escollos narrativos, los cuales Vásquez sortea con elegancia y fineza. Y en ciertos pasajes, contados, se abusa de una modorra apabullante, en especial cuando Yammara piensa y reflexiona sobre su inesperada función de narrador. No obstante, este reparo no socava estas verdades irrefutables (al menos para mí):

1) “El ruido de las cosas” es una extraordinaria novela. Pero sigo prefiriendo “Los informantes” e “Historia secreta de Costaguana”.
2) “El ruido de las cosas al caer” resulta, a la fecha, la mejor novela del Premio Alfaguara.
3) El Premio Alfaguara ganó prestigio literario con “El ruido de las cosas al caer”.

“El ruido de las cosas al caer”

Novela ganadora del Premio Alfaguara
Gabriel Ruiz Ortega
miércoles, 7 de septiembre de 2011, 09:31 h (CET)

De lejos, y bien lejos, el colombiano Juan Gabriel Vásquez es el narrador latinoamericano de mayor proyección de su generación (de los nacidos a partir de 1970, claro está). No estamos ante una promesa. Claro que no. Vásquez es desde hace mucho una realidad en cuanto a proyecto de obra y un referente axiomático para todo aquel que quiera adentrarse en los sinuosos caminos de la narrativa en castellano de comienzos del siglo XXI.

Sus novelas “Los informantes” e “Historia secreta de Costaguana” y el conjunto de ensayos titulado “El arte de la distorsión”, que leí hace poco, me brindan las suficientes luces para ubicarlo en la estela de escribas e intelectuales comprometidos con el tiempo que les ha tocado vivir. Vásquez no es pues un mero fabulador. Este talentoso colombiano busca interrogantes y respuestas por medio de la ficción y la no ficción (hay que prestar atención a su faceta de periodista de opinión), convirtiéndose en una especie de ave rara entre sus colegas contemporáneos de oficio, no pocos de ellos alejados, quizá en innecesaria demasía, de tópicos, supuestamente devaluados, como los discursos políticos e históricos.

“El ruido de las cosas al caer” es, por donde se le mire, una novela notable, el crisol de elementos ordenados de lo que el autor ya había explorado en sus novelas precedentes: los senderos ocultos que han forjado a la sociedad colombiana durante su historia. En esta galardonada novela tenemos dos protagonistas: uno ausente (y presente), Ricardo Laverde; y el otro, presente, pero que se diluye existencialmente a medida que nos relata la novela, Antonio Yammara. Dos fogonazos los configuran. Yammara, el sobreviviente, tocado por una suerte de ajuste de cuentas consigo mismo, decide investigar y por ende conocer a aquel que pudo ser su amigo, quien en los años setenta se desempeñó como un actor de reparto en el nacimiento del negocio de tráfico de drogas. Esta empresa personal le costará mucho a Yammara, quien escribiendo y armando la vida de Laverde, disecciona también la historia generacional de miles de colombianos que vivieron una guerra interna signada por los más putrefactos intereses comerciales.

En esta novela hay muchas cosas que caen “hacia arriba”. Cada caída “hacia arriba” es un ruido seco que confronta al lector de turno, a manera de hechizo que lo detiene para inmediatamente avanzar. Indefectiblemente, la trama no está libre de naturales escollos narrativos, los cuales Vásquez sortea con elegancia y fineza. Y en ciertos pasajes, contados, se abusa de una modorra apabullante, en especial cuando Yammara piensa y reflexiona sobre su inesperada función de narrador. No obstante, este reparo no socava estas verdades irrefutables (al menos para mí):

1) “El ruido de las cosas” es una extraordinaria novela. Pero sigo prefiriendo “Los informantes” e “Historia secreta de Costaguana”.
2) “El ruido de las cosas al caer” resulta, a la fecha, la mejor novela del Premio Alfaguara.
3) El Premio Alfaguara ganó prestigio literario con “El ruido de las cosas al caer”.

Noticias relacionadas

El intrepidísimo navegante solitario, boca abajo sobre una tabla que en absoluto es más que la tabla de una mesa, con brazos y piernas abiertos y extendidos y, sin rigor, usando estos miembros a modo de remos, surca la inmensidad del océano. Se divierte, hace ruidos con la boca, farfulla.

Dos sencillos productos de la Tierra, como el buen vino y la harina de trigo, se convierten en celestial Amigo que en el Sagrario, por Amor se encierra.

Aragón es una cuna del arte desde la honestidad y la perseverancia y que desde el siglo XV ya se ha adelantado a su tiempo y ha destacado por grandes personajes que han cambiado la historia. En pleno siglo XXI, no son menos las figuras que destacan, como el escritor Antón Castro, el Heraldo de Aragón o el mismo Luis Alegre, que han destacado por recibir el Premio Mundial de la Excelencia Águila de Oro en 2023.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto