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Opinión
Etiquetas | Sahara | MARRUECOS
El rumbo del problema del Sahara, hacia una solución bajo liderazgo marroquí que contemple la autonomía, ha sacado de sus casillas a los diplomáticos argelinos

Impotencia y diplomacia a golpes

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Dijo un pensador que la violencia es el último recurso del incompetente, que por lo general aflora cuando se teme a las ideas ajenas y no se confía demasiado en las propias. Y aunque pueda justificarse exponiendo muchos pretexos, es inadmisible cuando proviene de exponentes de la diplomacia.

Hace días fue noticia la agresión de la que fue víctima el diplomático marroquí Mohamed Alí el Jamlichi por parte del director general del Ministerio de Asuntos Exteriores argelino, Sufián Mimuni, durante la participación de ambos en un foro de la ONU celebrado en San Vicente y las Granadinas.

El gobierno marroquí expresó su “estupefacción” ante tamaña violación de las normas de la diplomacia y convivencia civilizada entre las naciones, perpetrada nada más y nada menos que por un exponente de la diplomacia argelina. El Encargado de Negocios de la Embajada argelina en Rabat fue convocado par rendir cuentas y exigir las disculpas de rigor.

En un comunicado al respecto, el gobierno marroquí a través de su ministerio de Exteriores calificó al incidente como un acto que trasgrede todos los usos y las prácticas diplomáticas, por demás inadmisible.

El número tres del ministerio argelino, de acuerdo a los testigos, fue presa de la histeria y atacó físicamente al diplomático marroquí en un acto bochornoso que fue presenciado por las estupefactas delegaciones de varios países participantes del foro.

El marroquí Al Jamichi necesitó atención médica en un hospital local y tras recuperarse, se presentó ante las autoridades policiales para realizar la denuncia. La actitud agresiva del diplomático argelino es prueba de que su país es el verdadero instigador del contencioso, pues desde el principio ha inspirado y sufragado al separatista Frente Polisairio y sigue solventando en la penumbra su presupuesto. Las últimas resoluciones de la ONU y la evacuación de Guerguerat han sido golpes que Argelia no ha podido digerir.

La cuestión del antiguo Sahara Occidental, hoy Sahara marroquí y fallido Sahara Occidental ha evolucionado desfavorablemente para los intereses argelinos, sobre todo en los últimos meses, lo cual ha hecho evidente mella en el ánimo de los representantes de Argelia, que así queda al desnudo como parte interesada.

Argelia entrenó a los marroquíes que integran el Frente Polisario, que supuestamente lucha por la liberación del Sahara Occidental de manos de Marruecos. Nadie insinuó antes de ello la creación de un Estado en esa zona, sólo hasta que se habló de la parte occidental del Sahara, que tiene costa Atlántica. El interés de Argelia es, como lo han denunciado expertos europeos , buscar una salida al Atlántico. Ese es el trasfondo de un conflicto sin visos de solución favorable para los argelinos, dado el respaldo a Marruecos de la ONU, la Liga Árabe y la aceptación de su plan de autonomía como epílogo del problema por parte de los principales actores de la comunidad internacional.

La agresividad de los exponentes de los planes argelinos la hemos venido denunciando y sufriendo en esta misma columna, por el solo hecho de exponer argumentos coherentes y develar realidades.

Salek Mohamed Ayad, antiguo fundador del Frente Polisario, acusó tiempo atrás a los líderes saharauis de haberse convertido en un instrumento al servicio de un clan de sinvergüenzas y ladrones, opulentos lacayos de generales argelinos corruptos, que los manipulan con el objetivo de debilitar a su enemigo histórico, Marruecos.

La cúpula del Polisario, de acuerdo a las denuncias, se queda con el 80 por ciento del dinero que se recibe como ayuda internacional, gran parte proveniente de España. El interés de los industriales de la pobreza, agazapados en ONG que hacen de la solidaridad humanitaria un gran negocio, contribuye a justificar el andamiaje con su propaganda destinada a captar fondos.

Un ejército de oportunistas que lucran con la tragedia de los pueblos miserables del África, ocultan su verdadero rostro en esas organizaciones y se dedican a insultar, mentir y agredir.

Agrediendo por falta de argumentos solo se desnudan como aprendices de dictadores, y no solo beneficiarios de aquellos que viven estupendamente bien gracias a la generosa ayuda internacional y al apoyo de Argelia, mientras los pueblos del Sahara llevan décadas sufriendo en silencio a causa de estos intereses creados para mantener un conflicto absurdo.

Impotencia y diplomacia a golpes

El rumbo del problema del Sahara, hacia una solución bajo liderazgo marroquí que contemple la autonomía, ha sacado de sus casillas a los diplomáticos argelinos
Luis Agüero Wagner
jueves, 25 de mayo de 2017, 00:02 h (CET)
Dijo un pensador que la violencia es el último recurso del incompetente, que por lo general aflora cuando se teme a las ideas ajenas y no se confía demasiado en las propias. Y aunque pueda justificarse exponiendo muchos pretexos, es inadmisible cuando proviene de exponentes de la diplomacia.

Hace días fue noticia la agresión de la que fue víctima el diplomático marroquí Mohamed Alí el Jamlichi por parte del director general del Ministerio de Asuntos Exteriores argelino, Sufián Mimuni, durante la participación de ambos en un foro de la ONU celebrado en San Vicente y las Granadinas.

El gobierno marroquí expresó su “estupefacción” ante tamaña violación de las normas de la diplomacia y convivencia civilizada entre las naciones, perpetrada nada más y nada menos que por un exponente de la diplomacia argelina. El Encargado de Negocios de la Embajada argelina en Rabat fue convocado par rendir cuentas y exigir las disculpas de rigor.

En un comunicado al respecto, el gobierno marroquí a través de su ministerio de Exteriores calificó al incidente como un acto que trasgrede todos los usos y las prácticas diplomáticas, por demás inadmisible.

El número tres del ministerio argelino, de acuerdo a los testigos, fue presa de la histeria y atacó físicamente al diplomático marroquí en un acto bochornoso que fue presenciado por las estupefactas delegaciones de varios países participantes del foro.

El marroquí Al Jamichi necesitó atención médica en un hospital local y tras recuperarse, se presentó ante las autoridades policiales para realizar la denuncia. La actitud agresiva del diplomático argelino es prueba de que su país es el verdadero instigador del contencioso, pues desde el principio ha inspirado y sufragado al separatista Frente Polisairio y sigue solventando en la penumbra su presupuesto. Las últimas resoluciones de la ONU y la evacuación de Guerguerat han sido golpes que Argelia no ha podido digerir.

La cuestión del antiguo Sahara Occidental, hoy Sahara marroquí y fallido Sahara Occidental ha evolucionado desfavorablemente para los intereses argelinos, sobre todo en los últimos meses, lo cual ha hecho evidente mella en el ánimo de los representantes de Argelia, que así queda al desnudo como parte interesada.

Argelia entrenó a los marroquíes que integran el Frente Polisario, que supuestamente lucha por la liberación del Sahara Occidental de manos de Marruecos. Nadie insinuó antes de ello la creación de un Estado en esa zona, sólo hasta que se habló de la parte occidental del Sahara, que tiene costa Atlántica. El interés de Argelia es, como lo han denunciado expertos europeos , buscar una salida al Atlántico. Ese es el trasfondo de un conflicto sin visos de solución favorable para los argelinos, dado el respaldo a Marruecos de la ONU, la Liga Árabe y la aceptación de su plan de autonomía como epílogo del problema por parte de los principales actores de la comunidad internacional.

La agresividad de los exponentes de los planes argelinos la hemos venido denunciando y sufriendo en esta misma columna, por el solo hecho de exponer argumentos coherentes y develar realidades.

Salek Mohamed Ayad, antiguo fundador del Frente Polisario, acusó tiempo atrás a los líderes saharauis de haberse convertido en un instrumento al servicio de un clan de sinvergüenzas y ladrones, opulentos lacayos de generales argelinos corruptos, que los manipulan con el objetivo de debilitar a su enemigo histórico, Marruecos.

La cúpula del Polisario, de acuerdo a las denuncias, se queda con el 80 por ciento del dinero que se recibe como ayuda internacional, gran parte proveniente de España. El interés de los industriales de la pobreza, agazapados en ONG que hacen de la solidaridad humanitaria un gran negocio, contribuye a justificar el andamiaje con su propaganda destinada a captar fondos.

Un ejército de oportunistas que lucran con la tragedia de los pueblos miserables del África, ocultan su verdadero rostro en esas organizaciones y se dedican a insultar, mentir y agredir.

Agrediendo por falta de argumentos solo se desnudan como aprendices de dictadores, y no solo beneficiarios de aquellos que viven estupendamente bien gracias a la generosa ayuda internacional y al apoyo de Argelia, mientras los pueblos del Sahara llevan décadas sufriendo en silencio a causa de estos intereses creados para mantener un conflicto absurdo.

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