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Murió hace catorce años

Diana sigue viva

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Diana de Gales hubiera cumplido 50 años el pasado uno de julio, pero no ha podido ser, el 31 de agosto nos hemos acordado una vez mas de ella al cumplirse catorce años de su fatal muerte en un accidente de coche.

El 31 de agosto de 1997 en casa sonó el teléfono a las seis de la madrugada, un horario inhabitual para todos los días pero más para un fin de semana, en esos momentos trabajaba en Catalunya Ràdio en el programa de Jordi González, ese día tenía que ir al trabajo a las diez de la mañana y por eso me extrañó que el teléfono sonara tan pronto, al otro lado de la línea una voz contundente y azarosa me hablaba, era el productor del programa: “Tere, tienes que venir lo antes posible, Diana de Gales ha tenido un gravísimo accidente, no se sabe nada concreto pero se habla de que ha podido fallecer, es la noticia del siglo y la que nos acompañará durante muchos años, es preciso que llegues a la radio para hacer averiguaciones, hoy durante todo el día todo el mundo estará pendiente de esta noticia”

No lo podía creer, hacia dos días habían aparecido unas fotografías de Diana en bañador en la popa de un barco en pleno Mediterráneo, estaba de vacaciones al lado de su novio el multimillonario egipcio Dodi Al-Fayed, las noticias alarmantes que llegaban en aquella temprana hora me parecían irreales, asimismo había visto a la pareja por París y antes, mucho antes pero en aquel agosto que finiquitaba, a la pareja haciendo pic-nic, cerca de Saint Tropez si no recuerdo mal.

Todo me parecía un mal sueño, las imágenes pasaban por mi mente mientras me duchaba, me vestí con lo primero que encontré esparcido entre el baño y la habitación, salí dando un portazo, en mi bolso siempre llevo todos los papeles por si tengo que salir del país en un plis plas, en este trabajo nunca se sabe lo que a una le puede suceder.

Mutis total
En la radio aquella mañana la efervescencia no era la de otros fines de semana, en verano estábamos muy tranquilos, no había que correr salvo en muy contadas ocasiones, aquella mañana fue dura, la noticia era de gran importancia pero nadie soltaba prenda, en Buckingham Palace en Londres parecía que no había pasado nada. En el Hospital de Paris donde Diana reposaba ya cadáver nadie decía nada, mutis total, las primeras noticias habían aparecido temprano, el conductor del coche Mercedes en el que viajaban Diana y Dodi había muerto al instante.

Pronto aparece la teoría de que el golpe que se da el coche de Diana y Dodi en el Puente de Alma en París es fruto de la persecución de los paparazzi que desean tomar más imágenes de la pareja como siempre sucede en estos casos. El rumor de que Diana está muerta aparece desde el primer momento del accidente cuando se ven las primeras imágenes del estado en que ha quedado el coche en el Puente de Alma, se sospecha que todos los integrantes que viajaban en el vehículo podrían haber muerto.

Diana, su estado, su vida, es lo que más interesaba. Cuando empezamos el programa ya teníamos algunos ingredientes para informar a los que nos seguían todas las semanas. Se sabía que Diana había muerto, también Dodi y el conductor, el guardaespaldas del magnate egipcio estaba en estado muy grave.

Buckigham no contesta
En Buckingham nadie decía nada, ni la Reina Isabel ni tampoco Carlos, el príncipe divorciado de Diana, sus hijos, Henry de 12 años y Guillermo de 15, no tenían edad para hablar del caso y muchos menos se sabía si habían sido informados de la muerte de su madre.

Hicimos un repaso de la vida de Diana, murió a los 36 años, demasiado joven para desaparecer, ella y cualquier persona, Diana era una joven aristócrata con una infancia llena de baches emocionales a causa de la separación de sus padres y del nuevo matrimonio de su padre. El padre de Diana separó a ésta y a su hermano Carlos de su madre con la que vivían en armonía, pero el señor Spencer, usando su fuerza, su autoridad y su poder dejó delante de un juez a la madre de Diana como una mujer perversa incapaz de cuidar a sus hijos pequeños, Diana y Carlos vivieron en varias casas hasta que su padre dispuso que lo hicieran en su castillo.

Diana, con 17 años, conoce a Carlos

A Diana nunca le gustó estudiar, era una joven muy tímida pero le encantaban los niños, por eso se sintió tan en su lugar cuando a los 17 años, ya instalada en el lujoso barrio londinense de Chelsea, se encargó de cuidar bebés, su hermana Sarah le presentó al Príncipe Carlos, heredero al trono de Inglaterra, fue sólo un saludo, Carlos en esos momentos tenía una amante, Camila Parker Bowles, ella estaba casada y él era el príncipe soltero por quién suspiraban todas las princesas casaderas de las casas reales europeas, se le vio con Carolina de Mónaco, aunque ésta suspiraba por un “latin lover” francés llamado Philippe Junot, pero éste no era el apropiado según Grace Kelly, Grace prefería para su hija mayor un príncipe que algún día reinara en algún país, desde luego el trono inglés con tanta historia y de tanto raigambre era el mejor para su hermosa hija Carolina.

Ya sabemos la historia, Carolina se casó muy joven con Philippe Junot y Diana Spencer se convirtió en Alteza Real al casarse con Carlos de Inglaterra. Diana acababa de cumplir los 20 años y Carlos tenía 32, ella se casaba ilusionada, Carlos lo hacia por deber y porque su amante le había aconsejado que Diana al ser tan joven, tan tímida y tan inexperta, siempre estaría a sus órdenes.

Millones de telespectadores vieron la boda

Diana y Carlos se casaron el 29 de julio de 1981 y vieron su boda millones de telespectadores, la imagen de Diana vestida con un traje rococó y su imagen dulce, enterneció al mundo entero, había nacido no una princesa más bien era una reina de ensueño, una reina mas propia del papel couché que no de la vida real.

A Diana de Gales pronto todo el mundo la llamó Lady Di y llegó a enamorar al pueblo, un pueblo que estaba sediento de una princesa que le escuchara aunque fuera mentira, de una princesa que le sonriera aunque fuera en la lejanía, de una princesa que pareciera saltarse el protocolo para estar mas cerca del pueblo.

De Diana gustaba todo
Muy pronto comenzó a gustar todo lo que Diana hacía, su peinado, sus formas, su manera de vestir, la manera en que cuidaba a sus hijos, su forma de hablar del Príncipe, su marido.

A la única que no le gustó nunca la princesa fue a la Reina Isabel II y mucho menos al Príncipe de Edimburgo, su marido. El pueblo inglés se acercó de inmediato a Diana y todo lo que ella hacía era bendecido por la multitud, los tabloides ingleses se volvieron locos con ella, tenían trabajo, Diana era objetivo de los teleobjetivos, ella aguantó todo estoicamente como algo que va implícito en el sueldo, nunca se quejó y cuando lo hizo fue ya en circunstancias extremas, posaba muy bien, sonreía como una estrella de Hollywood y los hijos que tuvo eran hermosos.

Pero su vida no era como muchos creían, Diana sentía una enorme soledad en su palacio, Carlos no la escuchaba, no le interesaba lo que le decía y, cada día más, despreciaba su forma de ser, entre ellos hubo muchas disputas, una relación en donde el amor de Diana era desaprovechado por su marido que suspiraba por una señora casada y con quién él quería pasar sus días.

Diana triste, el Príncipe ausente

Se separaron, ríos de tintas explicaron en los diarios posicionándose a favor de la Casa Real inglesa que Diana padecía bulimia y que más que aportar soluciones a la Casa Real daba muchos problemas, los dimes y diretes mezclados de verdades y mentiras fueron objeto de las portadas de la prensa inglesa e internacional, Diana aparecía triste y el Príncipe ausente.

Llegados al punto del divorcio Diana ya era una persona relevante, la más relevante de los Windsor y la que el pueblo quería, la baja estima de los ingleses por la Reina Isabel II se vio reflejada en las encuestas realizadas en aquellos momentos en las que prevalecía como más querida Diana sobre la Reina.

En 1992 los Príncipes de Gales se separan y el 28 de agosto de 1996 firman el divorcio, la princesa deja de ostentar el título de Alteza Real pero sigue conservando el de Princesa de Gales, Camila Parker Bowles ya se ha divorciado de su marido y el camino para que Carlos y Camila se vean abiertamente parece que queda abierto, la Reina Isabel sigue detestando a Diana pero ésta entonces se reinventa y acrecienta su presencia en los medios en los que la dedicación a sus hijos es aireada a los cuatro vientos, la vemos reír a mandíbula batiente jugando con Henry y Guillermo en unas atracciones para niños, paseando con ellos, viajando con ellos, en el mar, en la playa, sus hijos la quieren y están muy unidos a ella.

La princesa se dedica en cuerpo y alma a las víctimas del sida, a la lucha contra el uso de las minas antipersona, ayudó a los niños pobres de África y estaba siempre al lado de Nelson Mandela, del Dalai Lama y de la Madre Teresa de Calcuta. En esta época tiene una luz especial y cuando acude a los actos si el mismo día el Príncipe acude a otro la que se lleva siempre la mejor parte informativa es Diana.

Diana quiere rehacer su vida
Pero Diana es muy joven y tiene derecho a rehacer su vida como ha hecho su marido quien desde el divorcio de Diana hace pública su relación con Camila Parker-Bowles, una relación que Isabel II aplaude, algo inconcebible, si a la Reina le gustaba Camila y también al Príncipe, ¿por qué no esperar a que Camila se divorciara para casarse Carlos?, los Windsor se hubieran ahorrado muchos disgustos y Diana la desgracia de su vida.

La Princesa tiene varias relaciones, intenta ocultarlas pero al final la prensa siempre conoce la verdad, todos ellos son amores de poco valor, amores que la usan como un “kleneex” en la mayoría de ocasiones.

Dodi, el hombre de su vida
Cuando aparece en su vida Dodi Al-Fayed parece que ha llegado el hombre de su vida, la trata como una reina, la quiere, la admira y están hechos el uno para el otro, el padre de Dodi, un hombre enfrentado toda la vida a los Windsor y dueño en aquel entonces de los almacenes Harrods de Londres entre otros bienes, bendice esta unión con alegría, alegría que se trunca trágicamente para los componentes de esta historia el 31 de agosto de 1997.

Incógnitas sin respuesta
A día de hoy las grandes incógnitas de la muerte de Diana siguen encima de las mesas de redacción de los diarios de todo el mundo, es un caso similar a lo sucedido con la muerte de John F. Kennedy. Nunca sabremos si Diana, como se informó, estaba embarazada, nunca sabremos si el accidente fue una desgracia o bien fue provocado. Nunca sabremos si Diana se iba a convertir al Islam al casarse con Dodi, tampoco sabremos si de verdad se quería casar con Dodi.

Lo que sí sabemos es que la Reina Isabel II tuvo, por una vez en su vida, que escuchar a su pueblo que le exigió para Diana un sepelio de Estado y no uno privado, como creía que así debía de ser según marcaba el protocolo de la casa real inglesa. También es cierto que la Reina, a instancias del “premier” Tony Blair, habló en público del dolor que sentía tras la triste pérdida de Diana, una buena puesta en escena digna de un Óscar. El pueblo inglés que se lanzó a la calle para demostrar lo mucho que quería a Diana obligó a los Windsor a que se comportaran, el pueblo tenía sentimientos, los demostró ante la muerte de Diana, la querían tanto como ella había demostrado tenerles en cuenta en sus múltiples apariciones, Diana tenía sentimientos y los mostraba, estaba a mil leguas de los Windsor que nunca se prodigaron porque siempre creyeron que la distancia es la mejor arma para seguir conservando el trono.

Diana creía que acercándose al pueblo inglés las cosas podrían ser más cálidas entre unos y otros. Su divorcio primero y su muerte después dejaron patente que su presencia siempre acompañaría a los Windsor sin dejar tranquila su conciencia y mucho menos cuando hay tantos interrogantes abiertos todavía catorce años después de habernos dicho adiós.

Diana sigue viva

Murió hace catorce años
Teresa Berengueras
domingo, 4 de septiembre de 2011, 09:50 h (CET)
Diana de Gales hubiera cumplido 50 años el pasado uno de julio, pero no ha podido ser, el 31 de agosto nos hemos acordado una vez mas de ella al cumplirse catorce años de su fatal muerte en un accidente de coche.

El 31 de agosto de 1997 en casa sonó el teléfono a las seis de la madrugada, un horario inhabitual para todos los días pero más para un fin de semana, en esos momentos trabajaba en Catalunya Ràdio en el programa de Jordi González, ese día tenía que ir al trabajo a las diez de la mañana y por eso me extrañó que el teléfono sonara tan pronto, al otro lado de la línea una voz contundente y azarosa me hablaba, era el productor del programa: “Tere, tienes que venir lo antes posible, Diana de Gales ha tenido un gravísimo accidente, no se sabe nada concreto pero se habla de que ha podido fallecer, es la noticia del siglo y la que nos acompañará durante muchos años, es preciso que llegues a la radio para hacer averiguaciones, hoy durante todo el día todo el mundo estará pendiente de esta noticia”

No lo podía creer, hacia dos días habían aparecido unas fotografías de Diana en bañador en la popa de un barco en pleno Mediterráneo, estaba de vacaciones al lado de su novio el multimillonario egipcio Dodi Al-Fayed, las noticias alarmantes que llegaban en aquella temprana hora me parecían irreales, asimismo había visto a la pareja por París y antes, mucho antes pero en aquel agosto que finiquitaba, a la pareja haciendo pic-nic, cerca de Saint Tropez si no recuerdo mal.

Todo me parecía un mal sueño, las imágenes pasaban por mi mente mientras me duchaba, me vestí con lo primero que encontré esparcido entre el baño y la habitación, salí dando un portazo, en mi bolso siempre llevo todos los papeles por si tengo que salir del país en un plis plas, en este trabajo nunca se sabe lo que a una le puede suceder.

Mutis total
En la radio aquella mañana la efervescencia no era la de otros fines de semana, en verano estábamos muy tranquilos, no había que correr salvo en muy contadas ocasiones, aquella mañana fue dura, la noticia era de gran importancia pero nadie soltaba prenda, en Buckingham Palace en Londres parecía que no había pasado nada. En el Hospital de Paris donde Diana reposaba ya cadáver nadie decía nada, mutis total, las primeras noticias habían aparecido temprano, el conductor del coche Mercedes en el que viajaban Diana y Dodi había muerto al instante.

Pronto aparece la teoría de que el golpe que se da el coche de Diana y Dodi en el Puente de Alma en París es fruto de la persecución de los paparazzi que desean tomar más imágenes de la pareja como siempre sucede en estos casos. El rumor de que Diana está muerta aparece desde el primer momento del accidente cuando se ven las primeras imágenes del estado en que ha quedado el coche en el Puente de Alma, se sospecha que todos los integrantes que viajaban en el vehículo podrían haber muerto.

Diana, su estado, su vida, es lo que más interesaba. Cuando empezamos el programa ya teníamos algunos ingredientes para informar a los que nos seguían todas las semanas. Se sabía que Diana había muerto, también Dodi y el conductor, el guardaespaldas del magnate egipcio estaba en estado muy grave.

Buckigham no contesta
En Buckingham nadie decía nada, ni la Reina Isabel ni tampoco Carlos, el príncipe divorciado de Diana, sus hijos, Henry de 12 años y Guillermo de 15, no tenían edad para hablar del caso y muchos menos se sabía si habían sido informados de la muerte de su madre.

Hicimos un repaso de la vida de Diana, murió a los 36 años, demasiado joven para desaparecer, ella y cualquier persona, Diana era una joven aristócrata con una infancia llena de baches emocionales a causa de la separación de sus padres y del nuevo matrimonio de su padre. El padre de Diana separó a ésta y a su hermano Carlos de su madre con la que vivían en armonía, pero el señor Spencer, usando su fuerza, su autoridad y su poder dejó delante de un juez a la madre de Diana como una mujer perversa incapaz de cuidar a sus hijos pequeños, Diana y Carlos vivieron en varias casas hasta que su padre dispuso que lo hicieran en su castillo.

Diana, con 17 años, conoce a Carlos

A Diana nunca le gustó estudiar, era una joven muy tímida pero le encantaban los niños, por eso se sintió tan en su lugar cuando a los 17 años, ya instalada en el lujoso barrio londinense de Chelsea, se encargó de cuidar bebés, su hermana Sarah le presentó al Príncipe Carlos, heredero al trono de Inglaterra, fue sólo un saludo, Carlos en esos momentos tenía una amante, Camila Parker Bowles, ella estaba casada y él era el príncipe soltero por quién suspiraban todas las princesas casaderas de las casas reales europeas, se le vio con Carolina de Mónaco, aunque ésta suspiraba por un “latin lover” francés llamado Philippe Junot, pero éste no era el apropiado según Grace Kelly, Grace prefería para su hija mayor un príncipe que algún día reinara en algún país, desde luego el trono inglés con tanta historia y de tanto raigambre era el mejor para su hermosa hija Carolina.

Ya sabemos la historia, Carolina se casó muy joven con Philippe Junot y Diana Spencer se convirtió en Alteza Real al casarse con Carlos de Inglaterra. Diana acababa de cumplir los 20 años y Carlos tenía 32, ella se casaba ilusionada, Carlos lo hacia por deber y porque su amante le había aconsejado que Diana al ser tan joven, tan tímida y tan inexperta, siempre estaría a sus órdenes.

Millones de telespectadores vieron la boda

Diana y Carlos se casaron el 29 de julio de 1981 y vieron su boda millones de telespectadores, la imagen de Diana vestida con un traje rococó y su imagen dulce, enterneció al mundo entero, había nacido no una princesa más bien era una reina de ensueño, una reina mas propia del papel couché que no de la vida real.

A Diana de Gales pronto todo el mundo la llamó Lady Di y llegó a enamorar al pueblo, un pueblo que estaba sediento de una princesa que le escuchara aunque fuera mentira, de una princesa que le sonriera aunque fuera en la lejanía, de una princesa que pareciera saltarse el protocolo para estar mas cerca del pueblo.

De Diana gustaba todo
Muy pronto comenzó a gustar todo lo que Diana hacía, su peinado, sus formas, su manera de vestir, la manera en que cuidaba a sus hijos, su forma de hablar del Príncipe, su marido.

A la única que no le gustó nunca la princesa fue a la Reina Isabel II y mucho menos al Príncipe de Edimburgo, su marido. El pueblo inglés se acercó de inmediato a Diana y todo lo que ella hacía era bendecido por la multitud, los tabloides ingleses se volvieron locos con ella, tenían trabajo, Diana era objetivo de los teleobjetivos, ella aguantó todo estoicamente como algo que va implícito en el sueldo, nunca se quejó y cuando lo hizo fue ya en circunstancias extremas, posaba muy bien, sonreía como una estrella de Hollywood y los hijos que tuvo eran hermosos.

Pero su vida no era como muchos creían, Diana sentía una enorme soledad en su palacio, Carlos no la escuchaba, no le interesaba lo que le decía y, cada día más, despreciaba su forma de ser, entre ellos hubo muchas disputas, una relación en donde el amor de Diana era desaprovechado por su marido que suspiraba por una señora casada y con quién él quería pasar sus días.

Diana triste, el Príncipe ausente

Se separaron, ríos de tintas explicaron en los diarios posicionándose a favor de la Casa Real inglesa que Diana padecía bulimia y que más que aportar soluciones a la Casa Real daba muchos problemas, los dimes y diretes mezclados de verdades y mentiras fueron objeto de las portadas de la prensa inglesa e internacional, Diana aparecía triste y el Príncipe ausente.

Llegados al punto del divorcio Diana ya era una persona relevante, la más relevante de los Windsor y la que el pueblo quería, la baja estima de los ingleses por la Reina Isabel II se vio reflejada en las encuestas realizadas en aquellos momentos en las que prevalecía como más querida Diana sobre la Reina.

En 1992 los Príncipes de Gales se separan y el 28 de agosto de 1996 firman el divorcio, la princesa deja de ostentar el título de Alteza Real pero sigue conservando el de Princesa de Gales, Camila Parker Bowles ya se ha divorciado de su marido y el camino para que Carlos y Camila se vean abiertamente parece que queda abierto, la Reina Isabel sigue detestando a Diana pero ésta entonces se reinventa y acrecienta su presencia en los medios en los que la dedicación a sus hijos es aireada a los cuatro vientos, la vemos reír a mandíbula batiente jugando con Henry y Guillermo en unas atracciones para niños, paseando con ellos, viajando con ellos, en el mar, en la playa, sus hijos la quieren y están muy unidos a ella.

La princesa se dedica en cuerpo y alma a las víctimas del sida, a la lucha contra el uso de las minas antipersona, ayudó a los niños pobres de África y estaba siempre al lado de Nelson Mandela, del Dalai Lama y de la Madre Teresa de Calcuta. En esta época tiene una luz especial y cuando acude a los actos si el mismo día el Príncipe acude a otro la que se lleva siempre la mejor parte informativa es Diana.

Diana quiere rehacer su vida
Pero Diana es muy joven y tiene derecho a rehacer su vida como ha hecho su marido quien desde el divorcio de Diana hace pública su relación con Camila Parker-Bowles, una relación que Isabel II aplaude, algo inconcebible, si a la Reina le gustaba Camila y también al Príncipe, ¿por qué no esperar a que Camila se divorciara para casarse Carlos?, los Windsor se hubieran ahorrado muchos disgustos y Diana la desgracia de su vida.

La Princesa tiene varias relaciones, intenta ocultarlas pero al final la prensa siempre conoce la verdad, todos ellos son amores de poco valor, amores que la usan como un “kleneex” en la mayoría de ocasiones.

Dodi, el hombre de su vida
Cuando aparece en su vida Dodi Al-Fayed parece que ha llegado el hombre de su vida, la trata como una reina, la quiere, la admira y están hechos el uno para el otro, el padre de Dodi, un hombre enfrentado toda la vida a los Windsor y dueño en aquel entonces de los almacenes Harrods de Londres entre otros bienes, bendice esta unión con alegría, alegría que se trunca trágicamente para los componentes de esta historia el 31 de agosto de 1997.

Incógnitas sin respuesta
A día de hoy las grandes incógnitas de la muerte de Diana siguen encima de las mesas de redacción de los diarios de todo el mundo, es un caso similar a lo sucedido con la muerte de John F. Kennedy. Nunca sabremos si Diana, como se informó, estaba embarazada, nunca sabremos si el accidente fue una desgracia o bien fue provocado. Nunca sabremos si Diana se iba a convertir al Islam al casarse con Dodi, tampoco sabremos si de verdad se quería casar con Dodi.

Lo que sí sabemos es que la Reina Isabel II tuvo, por una vez en su vida, que escuchar a su pueblo que le exigió para Diana un sepelio de Estado y no uno privado, como creía que así debía de ser según marcaba el protocolo de la casa real inglesa. También es cierto que la Reina, a instancias del “premier” Tony Blair, habló en público del dolor que sentía tras la triste pérdida de Diana, una buena puesta en escena digna de un Óscar. El pueblo inglés que se lanzó a la calle para demostrar lo mucho que quería a Diana obligó a los Windsor a que se comportaran, el pueblo tenía sentimientos, los demostró ante la muerte de Diana, la querían tanto como ella había demostrado tenerles en cuenta en sus múltiples apariciones, Diana tenía sentimientos y los mostraba, estaba a mil leguas de los Windsor que nunca se prodigaron porque siempre creyeron que la distancia es la mejor arma para seguir conservando el trono.

Diana creía que acercándose al pueblo inglés las cosas podrían ser más cálidas entre unos y otros. Su divorcio primero y su muerte después dejaron patente que su presencia siempre acompañaría a los Windsor sin dejar tranquila su conciencia y mucho menos cuando hay tantos interrogantes abiertos todavía catorce años después de habernos dicho adiós.

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Gladio (espada en latín), fue el nombre que se le dio a la "red de agentes durmientes desplegados por la OTAN en Italia y preparados para entrar en acción en caso de que los soviéticos invadieran Europa Occidental", y serían la fuerza aliada que permanecería detrás de las líneas soviéticas para facilitar el contraataque.

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