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Unas notas sobre la oportunidad del referéndum, qué pretende el 15M y si existen infiltrados que quieren desactivarlo

¿Pedir el referéndum es hacerle el juego al PSOE?

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Una de las muchas cosas que se han estado leyendo después de que Zapatero y Rajoy se pusieran de acuerdo para hacer una reforma de la constitución que fuerza a que la deuda pública se pague antes que cualquier otra cosa (incluidos, por supuesto, subsidios, pagos a proveedores, nóminas...), es si la exigencia desde una parte de la sociedad de que esa reforma se apruebe con el respaldo de un referéndum, puede suponer un posible "juego al enemigo". Aquí se presentan dos cuestiones en una: por qué pedir el referéndum y si el 15M está "infiltrado" por agentes del sistema, que buscan que este movimiento ciudadano carezca de reivindicaciones de calado y de capacidad de hacer frente y generar contestación y oposición al actual esfuerzo reductor del magro conjunto de derechos y libertades de las que hasta ahora gozamos.

A la primera, por qué referéndum, la respuesta es obvia: participación ciudadana en política.

La participación ciudadana en política es uno de los principales puntos de todos los decálogos, y está presente en todas y cada una de las asambleas del 15M que pueblan el planeta. Hoy, la única participación política posible en España, sobre todo tratándose de una reforma constitucional, es esa.

¿Que le hacemos el juego al PPSOE? ¡Venga ya! Estando en la calle agitando un rechazo a la reforma y a las formas de hacerla, y pretendiendo que no se produzca, o que si se produce sea con acuerdo previo con los agentes sociales y los ciudadanos , no sólo NO hacemos el juego al PPSOE sino todo lo contrario. Creo que este tipo de afirmaciones soe lanzan con la intención de confundir a la gente que está participando en este movimiento, algo que, en un empeño transformador como este que estamos teniendo era muy esperable.

¿Y si conseguimos que los diputados o senadores lo pidan, y se convoca el referéndum? En ese caso tendremos una oportunidad de hacer músculo social en la calle, intentando llegar al mayor número de gente, tendremos suficientes meses (o semanas) para exponer nuestros argumentos, explicando por qué es muy importante votar en él y votar NO. Si el 15M es algo, es un movimiento de activación y dinamización de la sociedad, con lo que la ocasión la pintan calva.

¿Y si se pierde el referéndum? Si ocurre eso, habrá más gente DESPIERTA Y CONSCIENTE que antes de empezar todo esto, y podremos seguir luchando para cambiar el sistema. ¿O es que alguien pensaba que esto iba a ser fácil y rápido?

Sobre la segunda cuestión, la de los topos, infiltrados, o promotores del 15m que lo que pretenden es que no sirva para nada, (o incluso algo peor para algunos ciudadanos, que son ¡reformistas!), la cuestión no es si están o no están, sino si su presencia es significativa y si están consiguiendo tener ese pretendido impacto perverso, desmovilizador y desactivador.

Que se sepa, pocos derechos de los que ahora gozamos se obtuvieron sin lucha, y tras un periodo de atontamiento muy en la línea de 'Un mundo Feliz" de Huxley, nos encontramos en mitad de una estafa sin igual, a la que llaman crisis, que amenaza con sacarnos de la historia contemporánea para introducirnos en una especie de capitalismo feudal, en el que los señores han sido sustituidos por la élite financiera, y en el que el gobierno, como antaño la corona, poco va a ser capaz de hacer para protegernos.

La lucha social por los derechos de todos no es algo que vaya a inventarse ahora, sino que es ahora cuando cobra de nuevo actualidad, antes de que el problema se evidencie en toda su virulencia. Hay recursos para todos, la fiscalidad debe ser adecuada para corregir el sistemático desvío desde los pobres hasta los ricos (¿o como nos creemos que se han hecho ricos?), y hay que rehabilitar el papel del estado como garante de servicios y protección, o quitarlo de en medio por corrupto e inepto para el fin que se le supone.

Si la mayor parte de los ciudadanos españoles no espabila, y sigue en su ensoñación, nos gobernarán los mercados a través de sus ayudantes indispensables PSOE y PP. Está claro que sacar del confort del sueño y llevar a la consciencia del dolor a la población no solo no es fácil ni rápido, sino que no es seguro que se pueda conseguir. No obstante, tenemos que intentarlo. Que en el futuro nuestros hijos y nietos no nos reclamen que debimos hacer algo, ¡hagamoslo!

Más allá de "conspiranoias", de infiltraciones, de ímpetus revolucionarios con prisa, o de presas encantadas con el hipnotismo de esta Kaa que las hechiza para comérselas, más allá de todos los obstáculos y dificultades, está la razón por la que salir a la calle y no parar hasta conseguirlo: una forma de gobierno con participación y supervisión ciudadana, que vele realmente por los intereses de todos y que permita descubrir los vicios en su interior en el momento en que empiezan a producirse. Una forma de gobierno, a escala nacional, autonómica y local, que no dilapide los recursos de todos, y que no admita intereses privados por encima de los del común. Una forma de regir la sociedad que facilite la igualdad de derechos y oportunidades, que permita poner remedio a problemas mediante soluciones lógicas con coste asumible, y que no venda mentiras constantes para enriquecimiento de unos pocos y empobrecimiento de todos.

Esta claro que, desde donde estamos ahora hasta ahí, nosotros, los individuos, habremos de cambiar, dejando de lado las mezquindades y egoísmos, y poniendo en el empeño lo mejor de nosotros. Todos no podremos o sabremos, todos no lo haremos a la vez. Pero las asambleas de barrio o de polígono, los grupos de trabajo y los proyectos de activación social, de denuncia, de mejora, de difusión, son algunas de las herramientas que tenemos para hacerlo. Si creemos en ello con los hechos, no con las palabras, si bajamos a la calle a sumar nuestras fuerzas a la acción colectiva, es posible que un futuro distinto se alce ante nosotros. Eso si, ese futuro no vendrá caído del cielo como maná otorgado por un dios benévolo, vendrá extraído de la tierra con horas de trabajo cada día, como se ha hecho con las cosechas (incluso cuando éramos recolectores) desde tiempos inmemoriales.
Eso sí, son los actuales depredadores y alimañas los que más tendrán que cambiar para caber en en esta nueva sociedad que necesitamos construir.

¿Utopía social, ingenuidad? Tal vez, pero ya llevamos 3 meses con esta lucha, y la lucha sigue. ¿Quién nos lo iba a decir a principios de año?

¿Pedir el referéndum es hacerle el juego al PSOE?

Unas notas sobre la oportunidad del referéndum, qué pretende el 15M y si existen infiltrados que quieren desactivarlo
Luis W. Sevilla
viernes, 2 de septiembre de 2011, 11:04 h (CET)
Una de las muchas cosas que se han estado leyendo después de que Zapatero y Rajoy se pusieran de acuerdo para hacer una reforma de la constitución que fuerza a que la deuda pública se pague antes que cualquier otra cosa (incluidos, por supuesto, subsidios, pagos a proveedores, nóminas...), es si la exigencia desde una parte de la sociedad de que esa reforma se apruebe con el respaldo de un referéndum, puede suponer un posible "juego al enemigo". Aquí se presentan dos cuestiones en una: por qué pedir el referéndum y si el 15M está "infiltrado" por agentes del sistema, que buscan que este movimiento ciudadano carezca de reivindicaciones de calado y de capacidad de hacer frente y generar contestación y oposición al actual esfuerzo reductor del magro conjunto de derechos y libertades de las que hasta ahora gozamos.

A la primera, por qué referéndum, la respuesta es obvia: participación ciudadana en política.

La participación ciudadana en política es uno de los principales puntos de todos los decálogos, y está presente en todas y cada una de las asambleas del 15M que pueblan el planeta. Hoy, la única participación política posible en España, sobre todo tratándose de una reforma constitucional, es esa.

¿Que le hacemos el juego al PPSOE? ¡Venga ya! Estando en la calle agitando un rechazo a la reforma y a las formas de hacerla, y pretendiendo que no se produzca, o que si se produce sea con acuerdo previo con los agentes sociales y los ciudadanos , no sólo NO hacemos el juego al PPSOE sino todo lo contrario. Creo que este tipo de afirmaciones soe lanzan con la intención de confundir a la gente que está participando en este movimiento, algo que, en un empeño transformador como este que estamos teniendo era muy esperable.

¿Y si conseguimos que los diputados o senadores lo pidan, y se convoca el referéndum? En ese caso tendremos una oportunidad de hacer músculo social en la calle, intentando llegar al mayor número de gente, tendremos suficientes meses (o semanas) para exponer nuestros argumentos, explicando por qué es muy importante votar en él y votar NO. Si el 15M es algo, es un movimiento de activación y dinamización de la sociedad, con lo que la ocasión la pintan calva.

¿Y si se pierde el referéndum? Si ocurre eso, habrá más gente DESPIERTA Y CONSCIENTE que antes de empezar todo esto, y podremos seguir luchando para cambiar el sistema. ¿O es que alguien pensaba que esto iba a ser fácil y rápido?

Sobre la segunda cuestión, la de los topos, infiltrados, o promotores del 15m que lo que pretenden es que no sirva para nada, (o incluso algo peor para algunos ciudadanos, que son ¡reformistas!), la cuestión no es si están o no están, sino si su presencia es significativa y si están consiguiendo tener ese pretendido impacto perverso, desmovilizador y desactivador.

Que se sepa, pocos derechos de los que ahora gozamos se obtuvieron sin lucha, y tras un periodo de atontamiento muy en la línea de 'Un mundo Feliz" de Huxley, nos encontramos en mitad de una estafa sin igual, a la que llaman crisis, que amenaza con sacarnos de la historia contemporánea para introducirnos en una especie de capitalismo feudal, en el que los señores han sido sustituidos por la élite financiera, y en el que el gobierno, como antaño la corona, poco va a ser capaz de hacer para protegernos.

La lucha social por los derechos de todos no es algo que vaya a inventarse ahora, sino que es ahora cuando cobra de nuevo actualidad, antes de que el problema se evidencie en toda su virulencia. Hay recursos para todos, la fiscalidad debe ser adecuada para corregir el sistemático desvío desde los pobres hasta los ricos (¿o como nos creemos que se han hecho ricos?), y hay que rehabilitar el papel del estado como garante de servicios y protección, o quitarlo de en medio por corrupto e inepto para el fin que se le supone.

Si la mayor parte de los ciudadanos españoles no espabila, y sigue en su ensoñación, nos gobernarán los mercados a través de sus ayudantes indispensables PSOE y PP. Está claro que sacar del confort del sueño y llevar a la consciencia del dolor a la población no solo no es fácil ni rápido, sino que no es seguro que se pueda conseguir. No obstante, tenemos que intentarlo. Que en el futuro nuestros hijos y nietos no nos reclamen que debimos hacer algo, ¡hagamoslo!

Más allá de "conspiranoias", de infiltraciones, de ímpetus revolucionarios con prisa, o de presas encantadas con el hipnotismo de esta Kaa que las hechiza para comérselas, más allá de todos los obstáculos y dificultades, está la razón por la que salir a la calle y no parar hasta conseguirlo: una forma de gobierno con participación y supervisión ciudadana, que vele realmente por los intereses de todos y que permita descubrir los vicios en su interior en el momento en que empiezan a producirse. Una forma de gobierno, a escala nacional, autonómica y local, que no dilapide los recursos de todos, y que no admita intereses privados por encima de los del común. Una forma de regir la sociedad que facilite la igualdad de derechos y oportunidades, que permita poner remedio a problemas mediante soluciones lógicas con coste asumible, y que no venda mentiras constantes para enriquecimiento de unos pocos y empobrecimiento de todos.

Esta claro que, desde donde estamos ahora hasta ahí, nosotros, los individuos, habremos de cambiar, dejando de lado las mezquindades y egoísmos, y poniendo en el empeño lo mejor de nosotros. Todos no podremos o sabremos, todos no lo haremos a la vez. Pero las asambleas de barrio o de polígono, los grupos de trabajo y los proyectos de activación social, de denuncia, de mejora, de difusión, son algunas de las herramientas que tenemos para hacerlo. Si creemos en ello con los hechos, no con las palabras, si bajamos a la calle a sumar nuestras fuerzas a la acción colectiva, es posible que un futuro distinto se alce ante nosotros. Eso si, ese futuro no vendrá caído del cielo como maná otorgado por un dios benévolo, vendrá extraído de la tierra con horas de trabajo cada día, como se ha hecho con las cosechas (incluso cuando éramos recolectores) desde tiempos inmemoriales.
Eso sí, son los actuales depredadores y alimañas los que más tendrán que cambiar para caber en en esta nueva sociedad que necesitamos construir.

¿Utopía social, ingenuidad? Tal vez, pero ya llevamos 3 meses con esta lucha, y la lucha sigue. ¿Quién nos lo iba a decir a principios de año?

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