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Una cuidada joya no sólo para nostálgicos

‘El Capitán Trueno’

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Recuerdo perfectamente aquellas tardes de verano de la segunda mitad de los sesenta, calurosas y lentas, cuando yo contaba ocho o nueve años, no más, y podía acceder a una caja grande, de cartón (en la portada una sartén eléctrica, eléctrica, sí), en cuyo interior ya no quedaba rastro de aquel utensilio culinario sino un montón, generoso montón, de cuadernillos apaisados, de doce páginas creo recordar, en los que un caballero español, El Capitán Trueno restauraba la justicia en todos aquellos lugares en los que había sido desplazada en beneficio de condes aviesos, caciques tribales o depravados taumaturgos.

No era la primera vez que leía las aventuras del capitán de la cota de mallas, que repartía mandobles al grito de ¡Santiago y cierra España! Con anterioridad ya me había tropezado con sus correrías en las páginas centrales de la revista Pulgarcito, editada por Bruguera, donde semana tras semana los tres héroes de lápiz y papel continuaban entregándose a su frenesí justiciero.

El Capitán Trueno comenzó a publicarse durante el año 1956, obra del guionista Víctor Mora y del dibujante Ambrós (Miguel Ambrosio Zaragoza), y durante doce años, hasta 1968, gozó de una enorme popularidad y éxito entre todos los lectores de tebeos españoles de la época, llegando a alcanzar los 350.000 ejemplares de tirada semanal, una cifra realmente muy importante.


Trueno fue quizá producto de un momento en el que lo medieval se puso de moda en España, especialmente tras el estreno de tres míticas películas históricas: Príncipe Valiente, basado en el cómic de Hal Foster; Ivanhoe y El Talismán, versiones cinematográficas de las novelas del célebre escritor británico Walter Scott. Sus ediciones han pasado por distintos y muy variados formatos: cuadernillo apaisado, páginas centrales de la revista Pulgarcito, álbumes (Trueno Color, El Capitán Trueno Revista Juvenil, El Capitán Trueno Extra) y diversos Almanaques y números extraordinarios con historietas largas y auto conclusivas, en color, blanco y negro o bitono.

En el año 1964 se llegó a publicar una novela, La isla de Rapa Nui, dentro de la colección de publicaciones juveniles diseñada por Editorial Bruguera, con dibujos de Ambrós. La difusión de las aventuras de Trueno fue enorme, traspasando nuestras fronteras para publicarse en el extranjero. Portugal, Francia, Alemania, Italia, Grecia y Holanda fueron también lugares en los que se leyeron sus historietas.

Lógicamente, como toda serie de cómics de largo recorrido, El Capitán Trueno, además de por Ambrós, fue dibujada por numerosos artistas de prestigio (Beaumont, Buylla, Tomás Marco, Tinoco, Ángel Pardo, Martínez Osete, Casamitjana, Díaz, Escandell, Bao, Carrión, Casanovas, Torregrosa, Antonio Bernal, Julio Briñol, Úbeda, Comos, Fuentes Man y Grau), a los que se les exigía mantener la máxima fidelidad a los rasgos iniciales de los protagonistas. De igual manera ocurrió con los guiones y así, Ricardo Acedo, Jordi Bayona o Cassarel sustituyeron a Víctor Mora en algunas etapas de la serie.

El esquema de El Capitán Trueno se basa en un triángulo de amigos, en el que destaca la figura del protagonista, Trueno, cabeza visible, secundado por sus dos ayudantes: Goliath y Crispín. La acción se desarrolla en el siglo XII y la serie principia en la Tercera Cruzada, en el sitio a Jerusalén erigido por los caballeros cruzados. El fin primordial del héroe cristiano, como ya he dicho antes, es restaurar la justicia en aquellos lugares donde el equilibro natural se ha roto, protegiendo a los más humildes de las tropelías de los poderosos.

Trueno, por descontado, es el primero en dar un paso al frente para restablecer el statu quo anterior. No se quedan a la zaga sus dos amigos. Goliath, conocido como el ‘Cascanueces’ es un tipo fortachón, un antiguo leñador, que necesita comer con frecuencia y abundancia y al que no le importa repartir mamporros a siniestro y diestro. Crispín, el escudero del Capitán, es mucho más joven. Con el transcurso del tiempo, asumirá una cierta autonomía y correrá sus propias aventuras, en las que siempre terminarán participando Trueno y Goliath para facilitar su salida del embrollo en el que ande inmerso.

Aunque al principio pueda resultar tímido, gradualmente se revelará como un pequeño conquistador de damiselas, cuya aspiración final es ser nombrado caballero como Trueno. En este planteamiento inicial, que después imitaron otras series (El Jabato, El Corsario de Hierro o El Cosaco Verde), no podía faltar una dama: Sigrid. Procedente del legendario reino de Thule, la rubia Sigrid es la prometida eterna de Trueno, con quien convive pero no cohabita (no hubiera estado bien visto en aquellos años). Sigrid no es sólo la típica y tópica heroína femenina, que precisa de la ayuda de un apuesto y robusto varón a su lado, ya que ella por sí sola será capaz de gobernar el Reino de Thule.


Otra particularidad de las aventuras de El Capitán Trueno es que su ubicación geográfica es enorme, total, universal. Trueno, Goliath y Crispín se mueven prácticamente por todo el mundo, ya que gracias a la utilización del globo aerostático creado por el Mago Morgano, uno de los personajes secundarios importantes de la serie, pueden desplazarse a cualquier parte, dispuestos a correr las aventuras más originales que un lector pueda concebir.

Y es ahora, unos meses antes de que en el próximo otoño se estrene la película titulada El Capitán Trueno y el Santo Grial, dirigida por Antonio Hernández, cuando Signo Editores ha lanzado al mercado una edición especial para coleccionistas, con todo lujo de detalles, que consta de diez volúmenes y más de tres mil páginas, en la que se recogen los momentos indispensables de Trueno y sus amigos. La colección, absolutamente lujosa, comprende los 200 primeros números del cuaderno semanal de El Capitán Trueno; las 7 historietas cortas aparecidas en los números especiales de Pulgarcito, El Capitán Trueno y el Capitán Trueno Extra; más de 60 aventuras completas publicadas en los 200 números de El Capitán Trueno Extra; la parte gráfica de la novela La isla de Rapa Nui; la última historieta del Capitán Trueno dibujada por Ambrós (únicamente publicada antes en la Historia de los Cómics de Toutain Editor) y diez posters con las claves gráficas de la serie.

Los diez volúmenes de la colección, encuadernados en tapa dura y con sobrecubierta especial, prologados, comentados y documentados por ese experto en la extinta Editorial Bruguera y todos sus personajes y autores, que es Antoni Guiral, llevan los siguientes títulos: 1) El Origen de un mito; 2) ¡Al rescate de Sigrid!; 3) De América al continente africano; 4) ¡Los amigos de Trueno en peligro!; 5) Números especiales y El Capitán Trueno Extra; 6) De Europa a Asia, pasando por África; 7) El retorno de Ambrós a El Capitán Trueno; 8) Los peligros acechan en el reino de Thule; 9) Sigue el periplo viajero; 10) La última historieta de Ambrós. No hace falta decir que cada uno de estos tomos encierra fichas explicativas que sitúan al lector en el contexto adecuado para disfrutar de las historietas que, sin duda, constituyen el cómic de mayor éxito en el panorama tebeístico español de todos los tiempos junto con Mortadelo y Filemón.

Cuando El Capitán Trueno cumplió los cincuenta años de existencia, Víctor Mora se refirió a su personaje del siguiente modo: “Al principio de nuestra amistad yo supuse que nuestra relación sería una cosa efímera, pasajera, como ocurre muchas veces. De hecho, como me ha pasado a mí mismo. ¡Pero no ha sido así! ¿Por qué…? Me lo he preguntad a menudo y nunca he encontrado la respuesta. Y lo más curioso es que eso no pasa sólo conmigo sino también con mucha gente. Es como aquel perseverante personaje de Las mil y una noches quien, con la excusa de que es viejo, se encarama a la espalda de otro que, por más que lo intente, no se lo puede quitar de encima. ¿Saben de quien hablo…? Pues de El Capitán Trueno. Fíjense: han pasado más de cincuenta años, y todavía estoy hablando de él”.

Pues ahí queda dicho todo. Que disfruten con las correrías de Trueno, Goliath y Crispín, como ha venido haciendo mucha gente, entre la que me incluyo, desde hace más de cinco décadas, mis improbables.

‘El Capitán Trueno’

Una cuidada joya no sólo para nostálgicos
Herme Cerezo
jueves, 1 de septiembre de 2011, 07:14 h (CET)

Recuerdo perfectamente aquellas tardes de verano de la segunda mitad de los sesenta, calurosas y lentas, cuando yo contaba ocho o nueve años, no más, y podía acceder a una caja grande, de cartón (en la portada una sartén eléctrica, eléctrica, sí), en cuyo interior ya no quedaba rastro de aquel utensilio culinario sino un montón, generoso montón, de cuadernillos apaisados, de doce páginas creo recordar, en los que un caballero español, El Capitán Trueno restauraba la justicia en todos aquellos lugares en los que había sido desplazada en beneficio de condes aviesos, caciques tribales o depravados taumaturgos.

No era la primera vez que leía las aventuras del capitán de la cota de mallas, que repartía mandobles al grito de ¡Santiago y cierra España! Con anterioridad ya me había tropezado con sus correrías en las páginas centrales de la revista Pulgarcito, editada por Bruguera, donde semana tras semana los tres héroes de lápiz y papel continuaban entregándose a su frenesí justiciero.

El Capitán Trueno comenzó a publicarse durante el año 1956, obra del guionista Víctor Mora y del dibujante Ambrós (Miguel Ambrosio Zaragoza), y durante doce años, hasta 1968, gozó de una enorme popularidad y éxito entre todos los lectores de tebeos españoles de la época, llegando a alcanzar los 350.000 ejemplares de tirada semanal, una cifra realmente muy importante.


Trueno fue quizá producto de un momento en el que lo medieval se puso de moda en España, especialmente tras el estreno de tres míticas películas históricas: Príncipe Valiente, basado en el cómic de Hal Foster; Ivanhoe y El Talismán, versiones cinematográficas de las novelas del célebre escritor británico Walter Scott. Sus ediciones han pasado por distintos y muy variados formatos: cuadernillo apaisado, páginas centrales de la revista Pulgarcito, álbumes (Trueno Color, El Capitán Trueno Revista Juvenil, El Capitán Trueno Extra) y diversos Almanaques y números extraordinarios con historietas largas y auto conclusivas, en color, blanco y negro o bitono.

En el año 1964 se llegó a publicar una novela, La isla de Rapa Nui, dentro de la colección de publicaciones juveniles diseñada por Editorial Bruguera, con dibujos de Ambrós. La difusión de las aventuras de Trueno fue enorme, traspasando nuestras fronteras para publicarse en el extranjero. Portugal, Francia, Alemania, Italia, Grecia y Holanda fueron también lugares en los que se leyeron sus historietas.

Lógicamente, como toda serie de cómics de largo recorrido, El Capitán Trueno, además de por Ambrós, fue dibujada por numerosos artistas de prestigio (Beaumont, Buylla, Tomás Marco, Tinoco, Ángel Pardo, Martínez Osete, Casamitjana, Díaz, Escandell, Bao, Carrión, Casanovas, Torregrosa, Antonio Bernal, Julio Briñol, Úbeda, Comos, Fuentes Man y Grau), a los que se les exigía mantener la máxima fidelidad a los rasgos iniciales de los protagonistas. De igual manera ocurrió con los guiones y así, Ricardo Acedo, Jordi Bayona o Cassarel sustituyeron a Víctor Mora en algunas etapas de la serie.

El esquema de El Capitán Trueno se basa en un triángulo de amigos, en el que destaca la figura del protagonista, Trueno, cabeza visible, secundado por sus dos ayudantes: Goliath y Crispín. La acción se desarrolla en el siglo XII y la serie principia en la Tercera Cruzada, en el sitio a Jerusalén erigido por los caballeros cruzados. El fin primordial del héroe cristiano, como ya he dicho antes, es restaurar la justicia en aquellos lugares donde el equilibro natural se ha roto, protegiendo a los más humildes de las tropelías de los poderosos.

Trueno, por descontado, es el primero en dar un paso al frente para restablecer el statu quo anterior. No se quedan a la zaga sus dos amigos. Goliath, conocido como el ‘Cascanueces’ es un tipo fortachón, un antiguo leñador, que necesita comer con frecuencia y abundancia y al que no le importa repartir mamporros a siniestro y diestro. Crispín, el escudero del Capitán, es mucho más joven. Con el transcurso del tiempo, asumirá una cierta autonomía y correrá sus propias aventuras, en las que siempre terminarán participando Trueno y Goliath para facilitar su salida del embrollo en el que ande inmerso.

Aunque al principio pueda resultar tímido, gradualmente se revelará como un pequeño conquistador de damiselas, cuya aspiración final es ser nombrado caballero como Trueno. En este planteamiento inicial, que después imitaron otras series (El Jabato, El Corsario de Hierro o El Cosaco Verde), no podía faltar una dama: Sigrid. Procedente del legendario reino de Thule, la rubia Sigrid es la prometida eterna de Trueno, con quien convive pero no cohabita (no hubiera estado bien visto en aquellos años). Sigrid no es sólo la típica y tópica heroína femenina, que precisa de la ayuda de un apuesto y robusto varón a su lado, ya que ella por sí sola será capaz de gobernar el Reino de Thule.


Otra particularidad de las aventuras de El Capitán Trueno es que su ubicación geográfica es enorme, total, universal. Trueno, Goliath y Crispín se mueven prácticamente por todo el mundo, ya que gracias a la utilización del globo aerostático creado por el Mago Morgano, uno de los personajes secundarios importantes de la serie, pueden desplazarse a cualquier parte, dispuestos a correr las aventuras más originales que un lector pueda concebir.

Y es ahora, unos meses antes de que en el próximo otoño se estrene la película titulada El Capitán Trueno y el Santo Grial, dirigida por Antonio Hernández, cuando Signo Editores ha lanzado al mercado una edición especial para coleccionistas, con todo lujo de detalles, que consta de diez volúmenes y más de tres mil páginas, en la que se recogen los momentos indispensables de Trueno y sus amigos. La colección, absolutamente lujosa, comprende los 200 primeros números del cuaderno semanal de El Capitán Trueno; las 7 historietas cortas aparecidas en los números especiales de Pulgarcito, El Capitán Trueno y el Capitán Trueno Extra; más de 60 aventuras completas publicadas en los 200 números de El Capitán Trueno Extra; la parte gráfica de la novela La isla de Rapa Nui; la última historieta del Capitán Trueno dibujada por Ambrós (únicamente publicada antes en la Historia de los Cómics de Toutain Editor) y diez posters con las claves gráficas de la serie.

Los diez volúmenes de la colección, encuadernados en tapa dura y con sobrecubierta especial, prologados, comentados y documentados por ese experto en la extinta Editorial Bruguera y todos sus personajes y autores, que es Antoni Guiral, llevan los siguientes títulos: 1) El Origen de un mito; 2) ¡Al rescate de Sigrid!; 3) De América al continente africano; 4) ¡Los amigos de Trueno en peligro!; 5) Números especiales y El Capitán Trueno Extra; 6) De Europa a Asia, pasando por África; 7) El retorno de Ambrós a El Capitán Trueno; 8) Los peligros acechan en el reino de Thule; 9) Sigue el periplo viajero; 10) La última historieta de Ambrós. No hace falta decir que cada uno de estos tomos encierra fichas explicativas que sitúan al lector en el contexto adecuado para disfrutar de las historietas que, sin duda, constituyen el cómic de mayor éxito en el panorama tebeístico español de todos los tiempos junto con Mortadelo y Filemón.

Cuando El Capitán Trueno cumplió los cincuenta años de existencia, Víctor Mora se refirió a su personaje del siguiente modo: “Al principio de nuestra amistad yo supuse que nuestra relación sería una cosa efímera, pasajera, como ocurre muchas veces. De hecho, como me ha pasado a mí mismo. ¡Pero no ha sido así! ¿Por qué…? Me lo he preguntad a menudo y nunca he encontrado la respuesta. Y lo más curioso es que eso no pasa sólo conmigo sino también con mucha gente. Es como aquel perseverante personaje de Las mil y una noches quien, con la excusa de que es viejo, se encarama a la espalda de otro que, por más que lo intente, no se lo puede quitar de encima. ¿Saben de quien hablo…? Pues de El Capitán Trueno. Fíjense: han pasado más de cincuenta años, y todavía estoy hablando de él”.

Pues ahí queda dicho todo. Que disfruten con las correrías de Trueno, Goliath y Crispín, como ha venido haciendo mucha gente, entre la que me incluyo, desde hace más de cinco décadas, mis improbables.

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