La Liga de Fútbol Profesional (LFP) pretende que tanto radios públicas como privadas paguen un canon por retransmitir los partidos directamente desde los estadios. Si fuese así la cantidad supondría alrededor de los 20 millones de euros.
El minuto de silencio dado ayer por las emisoras expresó su desacuerdo. Los periodistas han necesitado ir como espectadores o usar las televisiones para hacer su trabajo. Y eso en el mejor de los casos porque en campos como el Molinón, el Sporting les impidió el acceso.
La LFP no sabe de dónde sacar un dinero que no hay por mala gestión. La pretensión del canon hace daño al fútbol y a la profesión. Si las radios se ven obligadas a pagar por el fútbol ¿acabarán por retransmitir sólo algunos partidos? ¿qué pasará con los aficionados de Levante o Getafe, por poner un ejemplo, si se decide que los más rentables son Real Madrid y Barcelona?
Por otro lado, los clubes deberían ver el beneficio mutuo de su relación con la radio. La difusión que este medio da al fútbol y la importancia en su programación no tiene igual en el resto. Convertir su relación en dinero es echar por tierra más de 50 años de amor al deporte.
Astiazarán, presidente de la Liga de Fútbol Profesional, necesita un lavado de oídos. Si no cambia su decisión dejará sordos a millones de aficionados y se perderá una de las pocas cosas sanas que le quedan al fútbol español.