No siempre las contradicciones son producto de una mentira planeada. A veces, y aquí reside el problema, las contradicciones son inconscientes, por falta de meditación. Me comentó un señor que
tenía una amiga que un día iba por el paseo Pamplona, en dirección a la plaza de toros, en su moto. Al llegar a la Puerta del Carmen, cogió la rotonda para subir por el paseo Teruel (esa rotonda es de uso exclusivo para autobuses y taxistas). Quiso la casualidad
que hubiera por allí un coche de la policía y le echaron el guante. La señorita: de 24 años, rubia, de figura despampanante, bien surtida de todo...
Al verse cogida en la infracción de tráfico, antes de que el municipal llagase a su altura, se bajo bastante
la cremallera del escote y con voz de cordero degollado embaucó al agente, se libró. Estimo que todo el mundo está en su derecho de intentar eludir una multa.
Pero, pienso que si la misma mujer utiliza sus atributos para conseguirlo, después que no se queje
cuando vea que utilizan los mismos encantos para vender cualquier producto…
