Colaborar tiene significado digno cuando su fin es contribuir a la consecución de un objetivo común para la mayoría de una comunidad, país o empresa. Requiere en primer lugar un razonable conocimiento del tema y una cierta capacidad de análisis sin prejuicios; sin tratar de agradar al jefe, amigo o superior; o sea. La colaboración exige con frecuencia evitar la adulación, no digamos el beneficio o la fama.
PP y PSOE están de acuerdo en una Reforma Constitucional que no parece muy necesaria para muchos expertos constitucionales pues nunca las Leyes anteceden a las costumbres.
“Cambiad vuestras costumbres que después cambiaréis vuestras leyes”, (esto huele a Montesquieu tradicional enemigo del falso intelectual Guerra, ‘diputado o muerte’). ¡Ah, qué ha sido del Derecho Consuetudinario! Quienes han provocado la actual catástrofe socio económica, paro y estancamiento cuando no quiebra financiera, resulta que son los mismos con la ayuda del PP que se muere por gobernar como sea pero ya.
El fracaso de Keynes y la amenaza constante de Sindicatos y Patronal, residuos del franquismo, sólo enturbian el panorama nacional y hasta amenazan con poco menos que un alzamiento nacional-sindical. No les llamaré ‘tontos del culo, imbéciles, malvados o traidores’ como acostumbra Pérez Reverte pero sí diré que sus madres pueden ser unas santas… Sabina se asusta que venga la derecha pero, aunque farda con los Príncipes de España, no se inmuta al ver las plumas del faisán adornando a su candidato.
No participo del todo de la opinión de que la Reforma sea un fraude consensuado en toda regla y el descontento de los nacionalistas que no ven donde sacar tajada pero sí desconfío de que se arrimen a esa puta Constitución que violan, gratis además, cada día demasiados asistentes al Congreso.
Europa ya nos lee con más acierto y sabe que no respetamos, a la griega, nuestras propias leyes; país donde un Ministro del Interior ordena a su Policía que no cumpla con la Ley o un Presidente de la Nación, que ignora y discute lo que es, mienta y reconoce que miente sin renunciar y, lo que es peor, no le obliguemos a ello.
No sé si esta nimia modificación de un artículo constitucional es un timo pero su consenso me da muy pocas esperanzas de que la vayan a cumplir si no hay un artículo que obligue a su cumplimiento bajo pena de expulsión del cargo público que la incumpla después de un primer apercibimiento. Así limpiaríamos este país de sus más despreciables habitantes.