Todo sigue igual tras las vacaciones de agosto. Sebastian Vettel sigue aumentando su infinita ventaja, mientras sus rivales abandonan la lucha por un título prácticamente decidido. Ferrari sucumbió con un planteamiento cobarde y unas prestaciones lamentables en sus neumáticos con el compuesto más duro. Tragedia para Alguersuari, que dijo adiós en la salida tras sufrir la embestida de Bruno Senna.

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Nadie para a este chico. El segundo está en el bote (AGENCIAS)

No hay descanso. Doscientos cincuenta y nueve puntos. Es para leerlo con calma, porque hablamos de una puntuación mayor que la conseguida por Sebastian Vettel durante todo el año pasado. Red Bull da una bofetada general, y apaga las cerillas de esperanza que todavía se podían observar en el paddock de la F1.

Spa no defraudó. Demostró que, llueva o no, es una de los circuitos más apasionantes de la temporada. Incluso nos permitió soñar con una Fórmula 1 distinta, donde la bebida energética no monopolizara la gloria. Todo en vano, la supremacía de la escudería de Christian Horner es incontestable y a partir de ahora toca soñar carrera a carrera por una oportunidad para ocupar el cajón más alto.

La carrera de Fernando cumple el guión de todo este 2011. Excelentes prestaciones del asturiano y pobre actuación del monoplaza. El F150º se transforma en un autobús con gomas duras, y con déficits que rondan el segundo por vuelta, es imposible plantar cara al resto de equipos punteros.

Tampoco fue el día de Alguersuari. El catalán salía en una espléndida sexta posición, pero un desbocado Brunno Senna lo dejó apartado de una carrera que prometía ser histórica para el jovencísimo piloto español.

Mención especial para un bravísimo Button, siempre rebelándose a las condiciones más duras, y al imperecedero Schumacher. El Káiser remonta desde la cola a la quinta plaza para celebrar sus dos décadas en el gran Circo. Mr. Spa sigue en forma.

La F1 más divertida
Los problemas de blistering en los neumáticos de los Red Bull (causantes de las deformaciones en los neumáticos que ya se apreciaron en los entrenamientos), fueron el tema estrella en los garajes antes de comenzar el Gran Premio. La FIA, por una vez sensata, no permitió el cambió de ruedas a los diez primeros clasificados.

Esto permitió ver una salida espectacular. Rosberg, con su monoplaza envuelto en humo blanco, despejó dudas con un arranque impresionante que lo llevó a liderar la carrera. El estropicio de Senna a punto estuvo de salirle caro a Fernando, que tuvo que tomar la primera escapatoria tras el toque de un Alguersuari sin control sobre su monoplaza.

El muro que copia falla. El muro que no copia… pues también
Los dos Red Bull pisaron el box antes de cumplirse la primera decena de giros. Era el momento de aprovechar el mejor cuidado de gomas de los Ferrari, aunque Fernando sorprendió siguiendo el guión de sus grandes rivales. Esto dejó una lucha Alonso – Vettel que prometía extenderse hasta el final del GP.

Poco después Hamilton sufriría un terrible accidente en una lucha parecida a la que tuvo ayer con Maldonado. El terrible impacto (afortunadamente sin consecuencias), obligó a salir al coche de seguridad. Vettel y su equipo no dudaron. El alemán cambió neumáticos manteniéndose en una brillante tercera plaza. Aquí los de rojo se tomaron vacaciones, eliminando la ventaja con blandos del Cavallino y confirmando que la estrategia tampoco es un punto fuerte de los Ferrari.

Demasiado "duro" para Alonso
Con el safety fuera, Vettel no sufrió para colocarse primero y comenzar su monólogo hasta el final. Fernando aguantó al límite con los blandos, pero una vez asumió su situación de desventaja, cambió por unos medios con los que llegó a perder más de un segundo por vuelta con los favoritos.

Por si fuera poco, el famoso blistering no hizo presencia en este compuesto, por lo que el asturiano tuvo que resignarse a perder plaza a plaza su presencia en el podio. Bestial el rendimiento de Button, que consiguió ascender diez posiciones para colarse en un cajón que se ganó a base de regularidad y paciencia.

¿Y ahora qué? Pues más o menos lo mismo que hace un mes. El título Mundial, tanto de pilotos como de constructores está decidido. Toca consolarse con triunfos parciales y, sobre todo, invertir toda la energía en el desarrollo de los coches del próximo año. Quizá la llegada de Monza, territorio Ferrari por excelencia, sea un buen momento para abandonar este insuficiente F150º y volcarse en 2012. La dictadura Red Bull parece inquebrantable. Ni McLaren, ni Ferrari, ni Mercedes. La revolución, una vez más, se pospone para la próxima.