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Super 8

Un refrito nostálgico

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El pasado viernes fui a ver a los cines ‘Super 8’, la nueva película de J.J. Abrams. No había leído mucho sobre ella, ni tampoco lo he hecho ahora, pero había creado tanta expectación en ciertos sectores que me produjo cierto interés. No iba yo muy católico al cine (chiste fácil si tenemos en cuenta la reciente JMJ) después de la decepción sufrida tras la soporífera tercera temporada de ‘Fringe’ (co-creada por Abrams) y las últimas bazofias de nuestro judío ‘favorito’, Steven Spielberg. Teniendo esas recientes experiencias traumáticas, para cualquier persona con poco tiempo libre y que, inocente de él, invierte su tiempo en culturizarse en su tiempo de ocio y recibe bazofia de postre, llegué al cine (a falta de un minuto del comienzo de la sesión, como siempre) con un cierto halo de escepticismo. Además, no había cenado. No tuve mucho más tiempo para centrarme en la hambruna, se apagaron las luces y comenzó la película.



>>>> A partir de este punto, señor/a lector/a, se va a encontrar con un SPOILER , si no ha visto la película y piensa hacerlo, si sigue leyendo que sea por su cuenta y riesgo <<<<

Tengo que admitir que me costó darme cuenta que la historia no estaba ambientada en la Norteamérica oriunda en la época actual. Sí, yo veía todo demasiado analógico, coches antiguos y un montón de detalles que rechinaban, pero hasta que no vi un walkman en la obsoleta estación de servicio no pude afirmar que todo sucedía a finales de los 70 (en concreto, 1979). Será por el sofoco de llegar corriendo a la proyección, por el hambre que me mermaba las facultades mentales o que no soy fan de los coches antiguos, pero pensar que unos niños estaban grabando una película en una Super 8 no me parecía nada más allá que una elección algo retro. No en vano, mi padre tiene una y no hemos tenido una digital hasta que tuve que comprarla para el trabajo. Dejando las anécdotas a un lado, voy a centrarme, ahora sí, en el largometraje.

‘Super 8’ podría resumirse en refrito de productos marca Abrams - Spielberg. El protagonista es Joe Lamb (Elliot –‘E.T. el extraterrestre-), un chico tímido que ha perdido a su madre recientemente y cuyo padre, policía local, intenta combatir su dolor sumergiéndose de lleno en el trabajo, tratando a su hijo como una carga. Mientras Joe graba junto a su grupo de amigos (‘Los goonies’) un cortometraje amateur en Super 8 en la estación de tren, presencian un desagradable incidente: una camioneta, que posteriormente se descubrirá que era conducida por un profesor del instituto suyo que había trabajado para el gobierno en experimentos secretos (‘Fringe’), colisiona contra el tren que por allí pasaba y provoca su descarrilamiento.

Tras saltar todo por los aires y las diferentes piezas del tren van cayendo al suelo (como los bombardeos de ‘Salvar al soldado Ryan’), descubren que algo viajaba en uno de los vagones.

Poco después llegan los militares (‘E.T.’ otra vez) que intentan borrar evidencias y silenciar a los testigos, puesto que saben muy bien a lo que se enfrentan (‘Men in Black’). El gobierno acababa de cerrar la famosa Área 51 y trasladaba por tren todo su equipamiento a una base en Ohio, entre sus ocupantes, un alienígena con el que se han pasado años experimentando y ahora odia a los humanos. En su aislado pueblo empiezan a sucederse eventos extraños (‘Encuentros en la tercera fase’) y a desaparecer personas y objetos metálicos de forma misteriosa. La criatura que está suelta cada vez provoca destrozos más serios y evidentes (‘Monstruoso’). En la cinta que grabaron el día del accidente, Joe descubre a una criatura enorme saliendo de uno de los vagones (lo que recuerda, también, a la anterior película de Abrams). Mientras, Alice (la protagonista del cortometraje y amor platónico de Joe) es secuestrada por ella, tras una discusión con su padre, un alcohólico que desatiende a su hija.

En vista de que la situación se agrava, el ejercito provoca un incendio como excusa para desalojar a la población de sus casas y trasladarlos a un lugar más seguro, manteniéndolos así bajo control (como un campo de concentración de ‘La lista de Schindler’). El pueblo, cual maqueta con césped artificial verde y casas unifamiliares prefabricadas con jardín (de una estructura similar a las que vimos en la isla de ‘Lost’), empieza a saltar por los aires en una batalla campal entre los militares y la criatura alienígena (‘Cowboys & Aliens’), que tan sólo busca reconstruir su nave para volver a su planeta (lástima que ninguno trabajase en ‘Distrito 9’, pero me conformaré con volver a citar ‘E.T.’). Joe y sus amigos se escaparán de ese lugar donde les tienen retenidos las tropas del ejército para volver al pueblo y salvar a la chica. Para ello tendrán que adentrarse en la gruta (‘Los Goonies’) donde la criatura se esconde y engañarla para tras el rescate, emprender una huída con persecución incluida (‘Parque Jurásico’). Después vendrá un monólogo lastimero de Joe para convencer al extraterrestre de que no todos los humanos son igual de malvados, lo que nos descubre el lado emotivo de la criatura (‘I.A. Inteligencia Artificial’) que los deja marchar para, finalmente, poder escapar del planeta que tan mal lo ha tratado (‘E.T.’). Escena final con reencuentro familiar (‘Los Goonies’, una vez más) donde los padres demuestran su afecto y pronuncian buenas palabras a sus hijos.



Parece que Spielberg ya es capaz de desvirtuar cualquiera de sus trabajos para meter alienígenas (véase ‘Cowboys & Aliens’ o ‘Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal’). No se esperen explicaciones científicas a los sucesos, esto es una película fantástica. Más que por los efectos especiales o que una nave se pueda descomponer en cubos magnéticos, es por la inverosimilitud de algunas situaciones. Los chavales encuentran fácilmente un material clasificado de los experimentos de su profesor (el cual, sobrevive a la impresionante colisión de su furgoneta contra el tren, vaya usted a saber cómo) antes que los militares, que llevan días buscando. Es más, encuentran los datos que necesitan a la primera de cambio, como si estuviese todo preparado. Durante la proyección de la película de la infancia de Joe, Alice puede ver en una sola cinta toda la evolución que ha tenido su amigo… ¿en una sola cinta? Detalles como éstos abundan en la película, pero no la desmerecen. Estos recursos narrativos hacen que el producto parezca más redondeado y estructurado en los ritmos dramáticos (puesto que lo importante es la finalidad, la falta de verosimilitud es secundaria si al espectador le pasa por alto). Las actuaciones también es un punto fuerte. Tanto Joel Courtney como Elle Fanning están a un nivel sobresaliente. Parece mentira que estos dos chavales de 15 y 13 años, respectivamente, puedan llevar la batuta interpretativa y, por consiguiente, dramática de la película. El resto del elenco actoral no está al mismo nivel, pero van in crescendo. Se nota que tanto Spielberg como Abrams controlan muy bien los puntos dramáticamente estratégicos de sus productos. Por lo demás, unos efectos especiales impecables, una fotografía muy estudiada (el movimiento de cámara para presentarnos la localización de la estación y la iluminación que tiene ésta es para quitarse el sombrero) y una dirección artística envidiable, hacen que la ambientación funcione en dos sentidos: uno nostálgico y otro mágico.

En cuanto a los personajes se refiere, los malos son extremadamente malos. Y ojo, eso puede no está mal si al menos los dotas de personalidad. Los militares son más planos que el encefalograma de un grillo. Eso sí, todos reciben su merecido (cual moraleja de cuento popular). Por el contrario, el grupo de chavales huye ligeramente del estereotipo (y digo ligeramente). Cierto es, que cada miembro cumple una función en un momento determinado de la película, pero los roles tienen una sutil desviación: el gordito es el aspirante a director que está acostumbrado a salirse siempre con la suya manipulando y/o aprovechándose de sus amigos, pero en los momentos clave demuestra que, aunque le gusta la chica, no es valiente para luchar por ella. Recordemos que su homólogo de ‘Los Goonies’ no era tan autoritario con sus amigos. El protagonista sí que es modelo de patrón, un chaval tímido y callado afectado por la muerte de su madre y cuyo padre no le presta la debida atención, y que acabará erigiéndose como el héroe puro que hará cualquier cosa por salvar a la chica de sus sueños. La profundidad de ella también es de manual, chica con problemas que aparenta lo que no es. El resto de personajes son bastante planos: la hermana pija, el adolescente que se la quiere ligar adicto a la marihuana, el padre alcohólico que finalmente se arrepiente,…

>>>> Fin de SPOILER <<<<
Pese a los convencionalismos, no salí decepcionado. ‘Super 8’ es una película entretenida que hará las delicias de los nostálgicos del joven Spielberg. Así, de paso, se oxigenan de tanta película de superhéroe que está saturando el mercado. Hay vida más allá de los Conan y los Capitán América.

Un refrito nostálgico

Super 8
José María Blázquez
miércoles, 24 de agosto de 2011, 06:49 h (CET)
El pasado viernes fui a ver a los cines ‘Super 8’, la nueva película de J.J. Abrams. No había leído mucho sobre ella, ni tampoco lo he hecho ahora, pero había creado tanta expectación en ciertos sectores que me produjo cierto interés. No iba yo muy católico al cine (chiste fácil si tenemos en cuenta la reciente JMJ) después de la decepción sufrida tras la soporífera tercera temporada de ‘Fringe’ (co-creada por Abrams) y las últimas bazofias de nuestro judío ‘favorito’, Steven Spielberg. Teniendo esas recientes experiencias traumáticas, para cualquier persona con poco tiempo libre y que, inocente de él, invierte su tiempo en culturizarse en su tiempo de ocio y recibe bazofia de postre, llegué al cine (a falta de un minuto del comienzo de la sesión, como siempre) con un cierto halo de escepticismo. Además, no había cenado. No tuve mucho más tiempo para centrarme en la hambruna, se apagaron las luces y comenzó la película.



>>>> A partir de este punto, señor/a lector/a, se va a encontrar con un SPOILER , si no ha visto la película y piensa hacerlo, si sigue leyendo que sea por su cuenta y riesgo <<<<

Tengo que admitir que me costó darme cuenta que la historia no estaba ambientada en la Norteamérica oriunda en la época actual. Sí, yo veía todo demasiado analógico, coches antiguos y un montón de detalles que rechinaban, pero hasta que no vi un walkman en la obsoleta estación de servicio no pude afirmar que todo sucedía a finales de los 70 (en concreto, 1979). Será por el sofoco de llegar corriendo a la proyección, por el hambre que me mermaba las facultades mentales o que no soy fan de los coches antiguos, pero pensar que unos niños estaban grabando una película en una Super 8 no me parecía nada más allá que una elección algo retro. No en vano, mi padre tiene una y no hemos tenido una digital hasta que tuve que comprarla para el trabajo. Dejando las anécdotas a un lado, voy a centrarme, ahora sí, en el largometraje.

‘Super 8’ podría resumirse en refrito de productos marca Abrams - Spielberg. El protagonista es Joe Lamb (Elliot –‘E.T. el extraterrestre-), un chico tímido que ha perdido a su madre recientemente y cuyo padre, policía local, intenta combatir su dolor sumergiéndose de lleno en el trabajo, tratando a su hijo como una carga. Mientras Joe graba junto a su grupo de amigos (‘Los goonies’) un cortometraje amateur en Super 8 en la estación de tren, presencian un desagradable incidente: una camioneta, que posteriormente se descubrirá que era conducida por un profesor del instituto suyo que había trabajado para el gobierno en experimentos secretos (‘Fringe’), colisiona contra el tren que por allí pasaba y provoca su descarrilamiento.

Tras saltar todo por los aires y las diferentes piezas del tren van cayendo al suelo (como los bombardeos de ‘Salvar al soldado Ryan’), descubren que algo viajaba en uno de los vagones.

Poco después llegan los militares (‘E.T.’ otra vez) que intentan borrar evidencias y silenciar a los testigos, puesto que saben muy bien a lo que se enfrentan (‘Men in Black’). El gobierno acababa de cerrar la famosa Área 51 y trasladaba por tren todo su equipamiento a una base en Ohio, entre sus ocupantes, un alienígena con el que se han pasado años experimentando y ahora odia a los humanos. En su aislado pueblo empiezan a sucederse eventos extraños (‘Encuentros en la tercera fase’) y a desaparecer personas y objetos metálicos de forma misteriosa. La criatura que está suelta cada vez provoca destrozos más serios y evidentes (‘Monstruoso’). En la cinta que grabaron el día del accidente, Joe descubre a una criatura enorme saliendo de uno de los vagones (lo que recuerda, también, a la anterior película de Abrams). Mientras, Alice (la protagonista del cortometraje y amor platónico de Joe) es secuestrada por ella, tras una discusión con su padre, un alcohólico que desatiende a su hija.

En vista de que la situación se agrava, el ejercito provoca un incendio como excusa para desalojar a la población de sus casas y trasladarlos a un lugar más seguro, manteniéndolos así bajo control (como un campo de concentración de ‘La lista de Schindler’). El pueblo, cual maqueta con césped artificial verde y casas unifamiliares prefabricadas con jardín (de una estructura similar a las que vimos en la isla de ‘Lost’), empieza a saltar por los aires en una batalla campal entre los militares y la criatura alienígena (‘Cowboys & Aliens’), que tan sólo busca reconstruir su nave para volver a su planeta (lástima que ninguno trabajase en ‘Distrito 9’, pero me conformaré con volver a citar ‘E.T.’). Joe y sus amigos se escaparán de ese lugar donde les tienen retenidos las tropas del ejército para volver al pueblo y salvar a la chica. Para ello tendrán que adentrarse en la gruta (‘Los Goonies’) donde la criatura se esconde y engañarla para tras el rescate, emprender una huída con persecución incluida (‘Parque Jurásico’). Después vendrá un monólogo lastimero de Joe para convencer al extraterrestre de que no todos los humanos son igual de malvados, lo que nos descubre el lado emotivo de la criatura (‘I.A. Inteligencia Artificial’) que los deja marchar para, finalmente, poder escapar del planeta que tan mal lo ha tratado (‘E.T.’). Escena final con reencuentro familiar (‘Los Goonies’, una vez más) donde los padres demuestran su afecto y pronuncian buenas palabras a sus hijos.



Parece que Spielberg ya es capaz de desvirtuar cualquiera de sus trabajos para meter alienígenas (véase ‘Cowboys & Aliens’ o ‘Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal’). No se esperen explicaciones científicas a los sucesos, esto es una película fantástica. Más que por los efectos especiales o que una nave se pueda descomponer en cubos magnéticos, es por la inverosimilitud de algunas situaciones. Los chavales encuentran fácilmente un material clasificado de los experimentos de su profesor (el cual, sobrevive a la impresionante colisión de su furgoneta contra el tren, vaya usted a saber cómo) antes que los militares, que llevan días buscando. Es más, encuentran los datos que necesitan a la primera de cambio, como si estuviese todo preparado. Durante la proyección de la película de la infancia de Joe, Alice puede ver en una sola cinta toda la evolución que ha tenido su amigo… ¿en una sola cinta? Detalles como éstos abundan en la película, pero no la desmerecen. Estos recursos narrativos hacen que el producto parezca más redondeado y estructurado en los ritmos dramáticos (puesto que lo importante es la finalidad, la falta de verosimilitud es secundaria si al espectador le pasa por alto). Las actuaciones también es un punto fuerte. Tanto Joel Courtney como Elle Fanning están a un nivel sobresaliente. Parece mentira que estos dos chavales de 15 y 13 años, respectivamente, puedan llevar la batuta interpretativa y, por consiguiente, dramática de la película. El resto del elenco actoral no está al mismo nivel, pero van in crescendo. Se nota que tanto Spielberg como Abrams controlan muy bien los puntos dramáticamente estratégicos de sus productos. Por lo demás, unos efectos especiales impecables, una fotografía muy estudiada (el movimiento de cámara para presentarnos la localización de la estación y la iluminación que tiene ésta es para quitarse el sombrero) y una dirección artística envidiable, hacen que la ambientación funcione en dos sentidos: uno nostálgico y otro mágico.

En cuanto a los personajes se refiere, los malos son extremadamente malos. Y ojo, eso puede no está mal si al menos los dotas de personalidad. Los militares son más planos que el encefalograma de un grillo. Eso sí, todos reciben su merecido (cual moraleja de cuento popular). Por el contrario, el grupo de chavales huye ligeramente del estereotipo (y digo ligeramente). Cierto es, que cada miembro cumple una función en un momento determinado de la película, pero los roles tienen una sutil desviación: el gordito es el aspirante a director que está acostumbrado a salirse siempre con la suya manipulando y/o aprovechándose de sus amigos, pero en los momentos clave demuestra que, aunque le gusta la chica, no es valiente para luchar por ella. Recordemos que su homólogo de ‘Los Goonies’ no era tan autoritario con sus amigos. El protagonista sí que es modelo de patrón, un chaval tímido y callado afectado por la muerte de su madre y cuyo padre no le presta la debida atención, y que acabará erigiéndose como el héroe puro que hará cualquier cosa por salvar a la chica de sus sueños. La profundidad de ella también es de manual, chica con problemas que aparenta lo que no es. El resto de personajes son bastante planos: la hermana pija, el adolescente que se la quiere ligar adicto a la marihuana, el padre alcohólico que finalmente se arrepiente,…

>>>> Fin de SPOILER <<<<
Pese a los convencionalismos, no salí decepcionado. ‘Super 8’ es una película entretenida que hará las delicias de los nostálgicos del joven Spielberg. Así, de paso, se oxigenan de tanta película de superhéroe que está saturando el mercado. Hay vida más allá de los Conan y los Capitán América.

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