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La imprudencia humana es la principal culpable de los accidentes en fiestas populares

Ratón, mucho más que adrenalina

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La adrenalina, ¡qué magnífica sensación!. Esa hormona que segregamos en circunstancias de acción o mejor, en situaciones en las que nos exponemos a un peligro. Ese aumento de la respiración, del ritmo del corazón. Y sudores, excitación, estado de euforia, y posterior agotamiento con remate final: el efecto relax y la emisión de endorfinas. Por eso crea adicción y produce bienestar. ¡Todos necesitamos liberar adrenalina!. Esto explica la entrega y el afán por “els bous al carrer”. Una hormona que te hace sentir vivo, que hace que nuestro cuerpo genere la máxima energía para salir corriendo de un astado bravo, del toro Ratón. Un morlaco de 500 kilos y 10 años de edad, convertido en el más mediático del mundo no por ser manso, sino por su fama de sanguinario.

Tiene historia trágica. En su infancia fue maltratado por chavales, lo encerraron y golpearon hasta consumirlo. Sus propietarios lo encontraron muy débil, temblando y acurrucado en un rincón. Hoy es una bestia cruel llena de rencor. Cuentan que siente aversión hacia el ser humano y venga el trauma que sufrió. Está alerta en todo momento, 24 horas vigilante y pendiente de todos los movimientos. Es listo y ágil pero siempre ha cogido a quien ha bebido en exceso o carece de la experiencia y conocimiento suficientes como para enfrentarse a él. No es admisible acusar a un animal enfurecido y hábil de las imprudencias de las personas.

Durante años “els bous al carrer” han suscitado apasionantes debates. Siempre han existido sus defensores y sus detractores. El “toro asesino” como le han bautizado los medios internacionales ha abierto de nuevo la controversia de la seguridad en las plazas y calles. ¡Ahora la gresca!. Unos quieren clonarlo, otros como Alfonso Rus ya han adelantado su intención de no volver a contratar “ratones”, una opción que le evitará problemas pero no accidentes mientras existan insensatos. Y Salvador Campillo se niega a permitir que Sueca “deje de ver a su toro más famoso”. Por su parte, Serafín Castellano tendrá que revisar de nuevo los controles si quienes corren no lo hacen con responsabilidad o las tradicionales fiestas que forman parte de nuestra cultura e identidad podrían verse perjudicadas por el riesgo que conllevan por aceptado que sea.

El polémico astado volverá a la plaza en Sueca el 10 de septiembre para ser desafiado por las peñas y aficionados. Sepan todos que exponerse a Ratón ocasiona mucho más que adrenalina. Y mucha suerte a los valientes.

Ratón, mucho más que adrenalina

La imprudencia humana es la principal culpable de los accidentes en fiestas populares
Mercedes Zaragüeta Casanova
martes, 23 de agosto de 2011, 06:53 h (CET)
La adrenalina, ¡qué magnífica sensación!. Esa hormona que segregamos en circunstancias de acción o mejor, en situaciones en las que nos exponemos a un peligro. Ese aumento de la respiración, del ritmo del corazón. Y sudores, excitación, estado de euforia, y posterior agotamiento con remate final: el efecto relax y la emisión de endorfinas. Por eso crea adicción y produce bienestar. ¡Todos necesitamos liberar adrenalina!. Esto explica la entrega y el afán por “els bous al carrer”. Una hormona que te hace sentir vivo, que hace que nuestro cuerpo genere la máxima energía para salir corriendo de un astado bravo, del toro Ratón. Un morlaco de 500 kilos y 10 años de edad, convertido en el más mediático del mundo no por ser manso, sino por su fama de sanguinario.

Tiene historia trágica. En su infancia fue maltratado por chavales, lo encerraron y golpearon hasta consumirlo. Sus propietarios lo encontraron muy débil, temblando y acurrucado en un rincón. Hoy es una bestia cruel llena de rencor. Cuentan que siente aversión hacia el ser humano y venga el trauma que sufrió. Está alerta en todo momento, 24 horas vigilante y pendiente de todos los movimientos. Es listo y ágil pero siempre ha cogido a quien ha bebido en exceso o carece de la experiencia y conocimiento suficientes como para enfrentarse a él. No es admisible acusar a un animal enfurecido y hábil de las imprudencias de las personas.

Durante años “els bous al carrer” han suscitado apasionantes debates. Siempre han existido sus defensores y sus detractores. El “toro asesino” como le han bautizado los medios internacionales ha abierto de nuevo la controversia de la seguridad en las plazas y calles. ¡Ahora la gresca!. Unos quieren clonarlo, otros como Alfonso Rus ya han adelantado su intención de no volver a contratar “ratones”, una opción que le evitará problemas pero no accidentes mientras existan insensatos. Y Salvador Campillo se niega a permitir que Sueca “deje de ver a su toro más famoso”. Por su parte, Serafín Castellano tendrá que revisar de nuevo los controles si quienes corren no lo hacen con responsabilidad o las tradicionales fiestas que forman parte de nuestra cultura e identidad podrían verse perjudicadas por el riesgo que conllevan por aceptado que sea.

El polémico astado volverá a la plaza en Sueca el 10 de septiembre para ser desafiado por las peñas y aficionados. Sepan todos que exponerse a Ratón ocasiona mucho más que adrenalina. Y mucha suerte a los valientes.

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