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La publicidad encubierta

Product Placement

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Siguiendo la línea del artículo de la semana pasada sobre las fórmulas de financiación alternativa o independiente de los proyectos cinematográficos, en ésta ocasión escribiré escuetamente de un método bastante antiguo, pero que en nuestro país no mueve tanto dinero como a algunos nos gustaría, el product placement.

La idea, no ha surgido solamente de haber leído un artículo al respecto en Cinemanía, sino porque me he pasado las últimas semanas presentando propuestas a diferentes compañías para que aparezcan, en el largometraje en el que estoy trabajando, sus productos o servicios, su marca al fin y al cabo, a cambio de una contraprestación económica. Algo que no es tan sencillo de conseguir si no te llamas Pedro Almodóvar.



La conocida como publicidad por emplazamiento se lleva utilizando desde que el cine es cine, pero se llevó hasta los últimos extremos a partir de los años 80. ¿Recuerdan esas recurrentes marcas de tabaco presentes en las películas? ¿O esas cajas de Pizza Hut que estaban en cualquier sitio donde fijases la vista? Pues si alguna vez se les ocurre revisar los créditos de un largometraje, al final, encontrará un largo listado de empresas que, por un módico precio, han insertado en la narrativa del film su producto, ya sea debido a que lo mencionan explícitamente o porque aparece bien visible la marca, elemento o servicio en sí. Según wikipedia (la enciclopedia de todos y todas), hay cuatro tipos de product placement: pasiva (un producto que está presente pero que no es mencionado, aludido o manipulado, como cualquier producto alimenticio durante el desayuno en, por ejemplo, ‘Los Serrano’ que no es ingerido, sino que tan sólo permanece encima de la mesa), activa (se manipula el producto pero no se menciona, ejemplo de ello serían los recurrentes teléfonos móviles de diferentes marcas –en función de la parte de la trilogía- que se usaron en ‘Matrix’), activa con mención (cuando se indica explícitamente la marca del producto, el famoso Martini ‘agitado, pero no removido’ de James Bond) y activa con alusión (sucede en casos en los que no se señala el nombre del producto o compañía únicamente, sino que además se ensalzan las cualidades de los mismos, algo que con los coches y marcas de ropa es bastante común). Siempre me vienen a la mente esas escenas de ‘El Show de Truman’ tan descaradas, en las que los personajes hacen un uso demasiado explícito de ésta práctica, evidenciando y parodiando hasta la carcajada su existencia.

Aunque si fuese tan sencillo como parece conseguir atraer el interés de las empresas para que participen en un proyecto, no estaría pasándome semanas y semanas diseñando un plan de marketing para convencer a sus directivos de que el largometraje en el que estoy trabajando, ‘Creación’, es una buena inversión para sus negocios. Para algunos, hacer cine sigue siendo un trabajo muy fácil de llevar a término. Otros, tienen que conformarse con hacer publicidad subliminal en sus artículos.



Product Placement

La publicidad encubierta
José María Blázquez
miércoles, 10 de agosto de 2011, 08:31 h (CET)
Siguiendo la línea del artículo de la semana pasada sobre las fórmulas de financiación alternativa o independiente de los proyectos cinematográficos, en ésta ocasión escribiré escuetamente de un método bastante antiguo, pero que en nuestro país no mueve tanto dinero como a algunos nos gustaría, el product placement.

La idea, no ha surgido solamente de haber leído un artículo al respecto en Cinemanía, sino porque me he pasado las últimas semanas presentando propuestas a diferentes compañías para que aparezcan, en el largometraje en el que estoy trabajando, sus productos o servicios, su marca al fin y al cabo, a cambio de una contraprestación económica. Algo que no es tan sencillo de conseguir si no te llamas Pedro Almodóvar.



La conocida como publicidad por emplazamiento se lleva utilizando desde que el cine es cine, pero se llevó hasta los últimos extremos a partir de los años 80. ¿Recuerdan esas recurrentes marcas de tabaco presentes en las películas? ¿O esas cajas de Pizza Hut que estaban en cualquier sitio donde fijases la vista? Pues si alguna vez se les ocurre revisar los créditos de un largometraje, al final, encontrará un largo listado de empresas que, por un módico precio, han insertado en la narrativa del film su producto, ya sea debido a que lo mencionan explícitamente o porque aparece bien visible la marca, elemento o servicio en sí. Según wikipedia (la enciclopedia de todos y todas), hay cuatro tipos de product placement: pasiva (un producto que está presente pero que no es mencionado, aludido o manipulado, como cualquier producto alimenticio durante el desayuno en, por ejemplo, ‘Los Serrano’ que no es ingerido, sino que tan sólo permanece encima de la mesa), activa (se manipula el producto pero no se menciona, ejemplo de ello serían los recurrentes teléfonos móviles de diferentes marcas –en función de la parte de la trilogía- que se usaron en ‘Matrix’), activa con mención (cuando se indica explícitamente la marca del producto, el famoso Martini ‘agitado, pero no removido’ de James Bond) y activa con alusión (sucede en casos en los que no se señala el nombre del producto o compañía únicamente, sino que además se ensalzan las cualidades de los mismos, algo que con los coches y marcas de ropa es bastante común). Siempre me vienen a la mente esas escenas de ‘El Show de Truman’ tan descaradas, en las que los personajes hacen un uso demasiado explícito de ésta práctica, evidenciando y parodiando hasta la carcajada su existencia.

Aunque si fuese tan sencillo como parece conseguir atraer el interés de las empresas para que participen en un proyecto, no estaría pasándome semanas y semanas diseñando un plan de marketing para convencer a sus directivos de que el largometraje en el que estoy trabajando, ‘Creación’, es una buena inversión para sus negocios. Para algunos, hacer cine sigue siendo un trabajo muy fácil de llevar a término. Otros, tienen que conformarse con hacer publicidad subliminal en sus artículos.



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