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Nuevas formas de financiación para los tiempos que corren

Crowd Funding

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En una semanita cargada de películas ‘blockbuster’, con presupuestos desorbitados, efectos especiales para aburrir a un niño pequeño y repartos plagados de nombres conocidos, he decidido escribir un escueto artículo sobre un método de financiación alternativa, el crowd funding.

También conocido como micromecenazgo, esta fórmula no es un término nuevo. Hay proyectos en nuestro país, que no voy a mencionar porque de algunos estoy más que aburrido, que se han financiado de este modo o están en proceso de hacerlo. Tampoco es un sistema que abarque el terreno cinematográfico solamente, sino que pueden aspirar a conseguir capital otras propuestas creativas, como novelas, cómic, revistas, etc. Existen dos portales nacionales principalmente, a través de los cuales poder mostrar los proyectos, Verkami y Lanzanos, y su funcionamiento es simple: presentas una propuesta de creativa que debe ser aprobada por los responsables de la web, que pedirán para ello un vídeo o imagen del proyecto, una descripción del mismo y una justificación de porqué tienen que confiar en tu propuesta y en ti para llevarla a cabo. En éste sentido, se puede vender el producto de una manera lastimera (esto es, a lo ‘Liberad a Willy’), cómica (para caer bien, supongo) o efectista (los que se trabajan más el aspecto visual). Además de esto, tienes que establecer una cifra a la que pretendes llegar con este tipo de financiación (normalmente no es muy alta, entre 500 y 10 mil euros, salvo contadas excepciones, como algún largometraje) y establecer una serie de incentivos para convencer a tus inversores (merchandishing, actividades, etc.) que se repartirán en función de la franja de aportación en la que se encuentren. Si llegas al 100% de lo solicitado en un tiempo determinado, te ingresan el dinero. Si consigues más, también. Pero si no logras tu objetivo, lo pierdes todo. Así es el juego…



Éste sistema se venía utilizando en la página Kickstarter, pero está vetado para todos aquellos que no sean estadounidenses. No obstante, los proyectos pueden llegar a presentarse para obtener los mecenas a nivel internacional siempre y cuando se tramite a través de algún ciudadano de los USA o residente allí. Por otro lado, hay que entender que la participación en estos proyectos no significa que se tenga ningún tipo de porcentaje en los beneficios ni nada similar, uno aporta dinero a cambio de algo (ya sea un agradecimiento, aparecer en los créditos, recibir una camiseta o hacer puenting con el reparto completo de la película mientras cantáis el tema principal de la misma), salvo que se indique lo contrario. Ésta, tal vez, sea la diferencia fundamental que tiene con el sistema de donaciones tradicional. Y es que, ante los malos tiempos, hay que ser más creativo si cabe.

Crowd Funding

Nuevas formas de financiación para los tiempos que corren
José María Blázquez
miércoles, 3 de agosto de 2011, 07:56 h (CET)
En una semanita cargada de películas ‘blockbuster’, con presupuestos desorbitados, efectos especiales para aburrir a un niño pequeño y repartos plagados de nombres conocidos, he decidido escribir un escueto artículo sobre un método de financiación alternativa, el crowd funding.

También conocido como micromecenazgo, esta fórmula no es un término nuevo. Hay proyectos en nuestro país, que no voy a mencionar porque de algunos estoy más que aburrido, que se han financiado de este modo o están en proceso de hacerlo. Tampoco es un sistema que abarque el terreno cinematográfico solamente, sino que pueden aspirar a conseguir capital otras propuestas creativas, como novelas, cómic, revistas, etc. Existen dos portales nacionales principalmente, a través de los cuales poder mostrar los proyectos, Verkami y Lanzanos, y su funcionamiento es simple: presentas una propuesta de creativa que debe ser aprobada por los responsables de la web, que pedirán para ello un vídeo o imagen del proyecto, una descripción del mismo y una justificación de porqué tienen que confiar en tu propuesta y en ti para llevarla a cabo. En éste sentido, se puede vender el producto de una manera lastimera (esto es, a lo ‘Liberad a Willy’), cómica (para caer bien, supongo) o efectista (los que se trabajan más el aspecto visual). Además de esto, tienes que establecer una cifra a la que pretendes llegar con este tipo de financiación (normalmente no es muy alta, entre 500 y 10 mil euros, salvo contadas excepciones, como algún largometraje) y establecer una serie de incentivos para convencer a tus inversores (merchandishing, actividades, etc.) que se repartirán en función de la franja de aportación en la que se encuentren. Si llegas al 100% de lo solicitado en un tiempo determinado, te ingresan el dinero. Si consigues más, también. Pero si no logras tu objetivo, lo pierdes todo. Así es el juego…



Éste sistema se venía utilizando en la página Kickstarter, pero está vetado para todos aquellos que no sean estadounidenses. No obstante, los proyectos pueden llegar a presentarse para obtener los mecenas a nivel internacional siempre y cuando se tramite a través de algún ciudadano de los USA o residente allí. Por otro lado, hay que entender que la participación en estos proyectos no significa que se tenga ningún tipo de porcentaje en los beneficios ni nada similar, uno aporta dinero a cambio de algo (ya sea un agradecimiento, aparecer en los créditos, recibir una camiseta o hacer puenting con el reparto completo de la película mientras cantáis el tema principal de la misma), salvo que se indique lo contrario. Ésta, tal vez, sea la diferencia fundamental que tiene con el sistema de donaciones tradicional. Y es que, ante los malos tiempos, hay que ser más creativo si cabe.

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