¡Ya está bien de mensajes tristes, de proclamas para apretarse el cinturón, y de hacernos la vida infeliz!. Ha llegado el verano y se impone la revolución. Como si de un 15M se tratara. Al menos este mes démosle al cuerpo el placer que nos pide. Empezando por esas cosas simples que nos generan tanto bienestar y a las que constantemente renunciamos, como tomarte una paella o beberte unos gintonics a la luz de la luna en un chiringuito.
Los tiempos son difíciles, todos merecemos una licencia que nos permita hacer lo apetecible, incluidos los políticos para quienes se presenta una vuelta dura en septiembre a las puertas de las elecciones generales. La imagen física de los aspirantes a presidir el Gobierno de España, se ha convertido en uno de los principales objetivos de las campañas, cuidarla es un requisito del que no se puede prescindir. Su apariencia llega a ser obsesiva en algunos casos, porque dicen estudios que condiciona la decisión de voto. Pero señores, más dedicación al mitin y a las ideas y menos al aspecto. De seguir un modelo que sea Winston Churchill, que nunca tuvo que privarse del buen yantar. Regordete pero sus brillantes discursos le convirtieron en uno de los principales políticos del siglo XX. Ninguno de los de hoy iguala al que fuera primer ministro británico.
Olvidémonos del colesterol, los triglicéridos, etcétera, y concedámonos caprichos, aunque sea por un breve espacio de tiempo. Bernard Shaw era vegetariano convencido y escribió: “No hay amor más sincero que el que sentimos por la comida”. A veces nos olvidamos de que uno de los factores más saludables para el ser humano es la felicidad, ese estado de ánimo difícil de lograr. Las vacaciones deben implicar una rebelión particular de cada uno para lograr el gozo de lo que desea. Quizás sea un buen momento para, después de tantos sinsabores que nos ha deparado el curso, poner énfasis en la parte “Sur” de nuestro cerebro. Como dice el anuncio de una cerveza, el lado “Sur” es ese estado mental que se activa cuando queremos disfrutar y “todos necesitamos un poco de sur para no perder el norte”.
Los que hoy empiezan sus vacaciones que memoricen a Quevedo: “El rico come; el pobre se alimenta”. Seamos ricos al menos por un mes. Como dice mi tía Begoña: “¡Este cuerpo pide placer!”. Aguda. Ella siempre va por delante.