Las subidas al Galibier y a Alpe D`Huez en este Tour 2011 son ya historia viva del ciclismo. Estas dos etapas nos han hecho retroceder años para así recordar lo bonito que es este deporte. Más allá de las diferencias en cuanto a tiempo que se produjeron entre los favoritos al triunfo final, destaca la valentía de los ciclistas, sin miedo a un posible desfallecimiento o pájara que acabase con sus opciones de liderar en París.
Ver a Andy Schleck atacar a 60 kilómetros de meta para irse en solitario y vencer en la cima del Galibier en busca de su primer Tour es algo que no estamos acostumbrados a ver, pues nos encontramos en una época en la que la costumbre es atacar en el último puerto. Pero es que un día después, Alberto Contador puso en jaque la carrera al atacar a 90 kilómetros de meta camino de la mítica cima de Alpe D`Huez. El madrileño, con su rodilla derecha muy castigada, y que un día antes había perdido sus opciones de victoria, fue fiel a su palabra de no irse de este Tour sin ir al ataque y se lanzó en busca de una gesta que tuvo punto y final a tan solo dos kilómetros de la meta. ¡Bravo Alberto!
Pero si Andy Schleck y Alberto Contador nos han hecho vibrar con sus ataques desde lejos, hay otros que también merecen ser recordados. Sus nombres: Cadel Evans, Thomas Voeckler y Samuel Sánchez.
A sus 34 años, el australiano que admiraba a Miguel Induraín, y después de toda una vida dedicada a este deporte, ha visto como se cumplía su sueño. Muchos consideraban que a Evans se le había pasado su verdadera oportunidad en el 2008, y que su fama de ir a rueda le impediría obtener un triunfo de estas proporciones. Todo ello quedó en nada en el Galibier; Evans tomó el mando del pelotón y en una persecución de 14 kilómetros con porcentajes del 10%, empezó a reducir la distancia que le separaba del menor de los Schleck. Este esfuerzo titánico le convirtió en el claro favorito de cara a la contrarreloj final de Grenoble, donde destrozó a Andy.
Thomas Voeckler, por su parte, ha vivido la gloria por segunda vez en el Tour de Francia. La anterior fue en 2004, donde estuvo de amarillo diez días. Pero en esta ocasión se ha superado a sí mismo, y ha estado a punto de subir al podio. Muchos critican su actitud con el ataque de Contador, y que fue demasiado ambicioso al tratar de seguirle, pero yo le aplaudiría por su valentía, ya que pensó en ganar la carrera. El francés ha demostrado que ir con el maillot amarillo da alas a quien lo porta y que la motivación es más importante que las piernas en este mundo. Voeckler ha conseguido lo que nunca había logrado: superar la montaña con los mejores, y eso solo tiene una explicación lógica: mucho sufrimiento sobre la bicicleta para lograrlo y ganas de superación.
Samuel Sánchez es el otro nombre que recordaremos de este magnífico Tour. Nos hizo vibrar con una alianza española junto a Contador que podría llevar a ambos al podio de París, le vimos sufrir camino del Galibier, ganar en Luz Ardiden y ser segundo en Plateau de Beille y Alpe D`Huez. Todo su esfuerzo y protagonismo en carrera se ha visto recompensado con el maillot de la montaña, recordándonos así los triunfos del gran Federico Martín Bahamontes.
Queda un año para que de nuevo arranque la mejor vuelta por etapas, el Tour de Francia, y los aficionados al ciclismo ya esperan que se repita el espectáculo que nos han dado cada uno de los 189 ciclistas que comenzaron la carrera. Recuerden las palabras mágicas: superación, valentía y sufrimiento.