Y es que cuando de eso se trata, como en tantas cosas, Málaga es la primera en ofrecerse y ofrecer lo mejor de sus gentes para servir a los demás. Aunque todo el mundo lo sabe, conviene, de vez en cuando, dar a conocer el trabajo y la dedicación de las ONGs malagueñas por dos razones: para manifestar la satisfacción del deber cumplido y con el fin de airear un banderín de enganche para aquellos que aún no hayan disfrutado de la experiencia de sentirse útiles.
Por eso, en la primavera de cada año, un montón de casetas, llenas de solidaridad se abren para dar a conocer sus servicios, sus necesidades y, sobre todo sus realidades. Niños, jóvenes, mayores, incapacitados, víctimas de diversas adicciones y gentes que necesitan de los otros en general. El parque se llena de amigos.
Las estadísticas del Teléfono de la Esperanza nos dicen que los problemas de los malagueños son: el paro, la vivienda y la soledad. Esta es mi buena noticia de hoy. Acercaros a los que os necesitan, aliviad sus sufrimientos y serán (y seréis) felices. Dejaréis de sentiros o de estar solos. Conoceréis el verdadero sentido de la palabra amigo solidario. Me lo agradeceréis.