Primero quiso ser Alfredo, luego probó con Alfredo P., y finalmente el cartel dice "Rubalcaba" con letras grandes. Si su intención era crear una imagen propia, distante de la actual marcada por el desgaste de haber jugado un papel decisivo en el Gobierno, en Internet ha producido el efecto contrario. Rubalcaba tiene fama de superestratega, también de conspirador, pero últimamente patina con frecuencia.
El sábado pasado obtenía su primera derrota en Twitter. Mientras, él se presentaba oficialmente como cabeza de los socialistas para 2012 y su equipo estrenaba usuario, bajo el nick "@conRubalcaba". Pretendía trasladar al mundo 2.0 su nueva "Personal Branding" como se dice ahora (marca personal). Para eso primero hay que entender y conocer bien las herramientas.
Rubalcaba tiene una gran habilidad para transformarse según la situación, de ahí su famoso "camaleonismo". Quiso presentarse limpio de antecedentes pero en Twitter no es fácil embaucar. Al eterno político socialista, se le reconoce la virtud de ser un gran comunicador, sin embargo las nuevas tecnologías de la información e Internet se le escapan al todo poderoso Rubalcaba. Y es que la comunicación "online" nada tiene que ver con la tradicional que él domina. En las redes sociales los internautas opinan sin piedad, cualquiera puede hacerlo y el político no elige al periodista que hace la pregunta.
El "hashtag" #Rubalcabayaestaba fue "trend topic" en España a lo largo de todo el día. Los apoyos fueron escasos, los tuiteros cargaron contra su proyecto y contra un discurso que consideraban carecía de credibilidad, hicieron un repaso por toda la historia política de Rubalcaba, quien ha sobrevivido a todas las catástrofes de su partido. Los tuiteros recordaron los años de Rubalcaba como portavoz de los gobiernos de los GAL, le acusaron de ser pieza clave en los perores momentos de los Ejecutivos de Felipe González y de Zapatero, le responsabilizaron de formar parte de un grupo que negó la crisis con fines electoralistas, de dar marcha atrás en la lucha contra el terrorismo, del Faisán y de permitir que Bildu forme parte de las instituciones, entre otros muchos comentarios.
Fue Obama el que introdujo con objetivos fundamentalmente mercantiles las redes sociales en las campañas políticas, concretamente su meta era conseguir fondos. A partir de ahí, adquieren una enorme relevancia como mecanismo de difusión de mensajes pero los esquemas de funcionamiento son completamente distintos de los convencionales. El equipo electoral del candidato socialista no ha sabido burlar la crítica, acallar el murmullo o cuidar de la marca "Rubalcaba" en Internet. La reacción de los usuarios se desarrolla de una forma muy poco previsible pero existen mecanismos de control y prevención que Rubalcaba tendrá que estudiar. El éxito en las redes sociales ha dejado de ser una "maría" para pasar a ser una de las asignaturas que un aspirante a presidente no puede permitirse suspender.
Teniendo en cuenta la importancia que han adquirido las redes sociales en las campañas políticas, el equipo de Rubalcaba debería dar algo más que un vistazo a las habilidades tuiteras de Esperaza Aguirre, Albert Rivera o el propio Patxi López, tres consumados tuiteros. Con todo ese bagaje que lleva en la mochila veremos si es capaz de diseñar y calcular una estrategia que pueda virar su descuidada reputación online.