Un decreto de la Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León, del año 2007, establecía que el director de los centros públicos que impartieran enseñanzas completas de educación secundaria obligatoria, designaría, entre los miembros del claustro, un coordinador de convivencia para colaborar con el jefe de estudios en la consecución de los objetivos del Plan de Convivencia. Hasta aquí todo correcto, aunque la propia Consejería se olvida una y otra vez de la normativa que elabora; por eso no entendemos el empecinamiento de Juan Vicente Herrera en contar al frente de la Consejería de Educación con los mismos ‘atropellacarros’ de la legislatura anterior.
También, en ese mismo año, una Orden de la misma Consejería plasmaba la necesidad de impulsar la figura del coordinador de convivencia por considerarlo clave para la actividad educativa. Doy fe que sí lo es pero la Consejería se vuelve a quedar en la teoría, como gran desconocedora que es de la realidad de los centros, sobre todo de los centros que no forman parte del régimen ordinario. A pesar de ello, luego acuden a congresos y reuniones hablando de calidad y excelencia pero olvidándose del profesorado. ¡Qué atrevida es la ignorancia!
En julio de 2010 se publicó una Resolución por la que se aprobaba la dedicación horaria lectiva semanal de los coordinadores de convivencia en los centros públicos que impartían educación secundaria y formación profesional para el curso que ha terminado. La citada Resolución resuelve “aprobar una dedicación horaria lectiva semanal de hasta tres horas (…), para los coordinadores de convivencia de los centros públicos que imparten educación secundaria (…) que se relacionan en el Anexo”.
En el citado Anexo no aparecía ningún Centro de Educación de Personas Adultas de cuantos tenían implantada de forma completa la educación secundaria. No debería ser preciso recordar a la Administración educativa que numerosos centros de la comunidad de Castilla y León acogen alumnado muy joven, procedente de los IES e IESOs, con lo que los problemas de convivencia e indisciplina se han empezado a multiplicar en ese tipo de centros. Prueba de ello es que nunca antes se habían abierto expedientes sancionadores en los CEPAs de la comunidad y, en los dos últimos cursos, algunos centros se han visto obligados a recurrir al decreto que regula la convivencia en los centros y a abrir expedientes a alumnos adultos; es decir, mayores de 18 años.
Numerosos centros han solicitado a lo largo del curso pasado que se les tenga en cuenta a la hora de asignar horario al coordinador de convivencia, pero de nuevo la Consejería de Educación ha vuelto a publicar la ya famosa Resolución con destino al curso 2011-2012, y se olvida de los Centros de Educación de Personas Adultas. Pero lo más grave es que esa Consejería nunca da explicaciones. Por lo que se comprueba, le importa un bledo y parte del otro la ciudadanía, el contribuyente y las recomendaciones del presidente de la Junta de Castilla y León, Herrera Campo, señor Juanvi, respecto a trabajar con la máxima cercanía al ciudadano de Castilla y León.
¡Pobre Juanvi! ¡Qué buen presidente si se supiera rodear de gente competente en la Consejería de Educación! Hoy ya no puede seguir difundiendo la frase que tanto aireó en la legislatura pasada y que, dicho sea de paso, se la copió a don Manuel Azaña: “¡Rodeado de imbéciles, gobierne usted si puede!”. Siguen a su lado quienes él ha querido, así pues… ¡¡ajo y agua, amigo Herrera!!