De entre las filtraciones que nos llegaron hace unos días, en lo que se refiere a la gente con la que no deseaba contar Juan Vicente Herrera, hemos de reconocer que nos hemos fiado en exceso de los ‘soplones’ –conocidos como fuentes directas y colaboradores del presidente–. Desde esta columna preferencial queremos pedir disculpas por las expectativas personales que hemos podido herir y por las innecesarias preocupaciones que hemos podido causar. Decía Lloyd George que “lo peor que puede hacerse es cruzar un precipicio de dos saltos”. A veces las fuentes se secan y parece que en esta ocasión algunas se nos habían secado, más por inexperiencia de ellas que por falta de saneamiento por nuestra parte.
Dicho eso, las personas con quienes no iba a contar el presidente Herrera y que, de momento, sí van a estar entre el elenco de altos cargos, forman parte de esa “endogamia” a la que aludía en las Cortes de Castilla y León el líder de la oposición socialista, señor López. Hasta ahora todos han estado en el organigrama anterior. Lo que estamos presenciando es cómo cambian de alto puesto un grupo de ‘profesionales’ de la política. Sin duda, todos ellos deberían aprender de Álvarez Guisasola, ex consejero de Educación y Sanidad: se ha marchado con elegancia, educación y silencio; pero lo que es más importante es que ha decidido volver a su profesión de médico-pediatra, consciente de que debe actualizarse tras tantos años en la política. Lo dicho: para quitarse el sombrero.
Los ‘endogámicos’ a los que nos referíamos son: Juanjo Mateos, que sigue como consejero de Educación; Silvia Clemente, que continúa como consejera de Agricultura y Ganadería; María Jesús Salgueiro que, contra todo pronóstico, ocupará esta legislatura la viceconsejería de Administración y Gobierno Territorial; Begoña Hernández, ahora viceconsejera de Política Económica, Empresa y Empleo; María Jesús Pascual, actual viceconsejera de Desarrollo Rural y Mariano Gredilla Fontaneda, nombrado recientemente secretario general de la Consejería de Economía y Empleo.
Admitimos nuestra culpa, pues lo errores han sido varios en uno de nuestros artículos de días pasados; también es verdad que algunos están porque otros no aceptaron cuando Juan Vicente Herrera se lo propuso. ¿Por qué no han aceptado esas personas? Se lo cuento: tres personas (dos hombres y una mujer) no han aceptado el cargo porque viven fuera de Valladolid y lo primero que ha constatado el presidente al contar con ellos ha sido que no dispondrían de coche oficial para desplazarse desde su provincia, así como en la medida de lo posible era conveniente que residieran en Valladolid. De esas tres personas, dos aún tienen hijos de corta edad, por lo que ha pesado el aspecto familiar más que el afán trepa que –dicho sea de paso– sí han demostrado dos de los viceconsejeros nombrados ayer, jueves.
En este caso no nos equivocamos porque la información procede de una de las personas a quienes se lo han propuesto, siendo nosotros testigos presenciales. De haber aceptado, ni Begoña Hernández sería viceconsejera de Política Económica, Empresa y Empleo ni Juanjo Mateos hubiera repetido como consejero de Educación. Doy fe.