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El resto de ciudades candidatas no ha acogido muy bien la elección de San Sebastián como capital europea de la cultura 2016

Centrémonos en la cultura

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Después de un tiempo olvidada, esta semana la cultura ha vuelto a estar en el punto de mira de los políticos. Como todos sabemos, un jurado ha designado a San Sebastián como Capital Europea de la Cultura 2016 junto a la polaca Breslavia, un reconocimiento por el que competía con Burgos, Córdoba, Las Palmas de Gran Canaria, Segovia y Zaragoza.

No ha sentado bien en el resto de España. La mención explícita por parte del presidente del comité de selección de la contribución que podría suponer la capitalidad europea al "proceso" de paz en el País Vasco como uno de los motivos principales para tomar la decisión (algo totalmente ajeno a la convocatoria), ha servido para que personalidades como el alcalde de Zaragoza Juan Alberto Belloch, y la ministra de medio Ambiente Rosa Aguilar hayan decidido impugnar la candidatura.

Pero realmente, lo que preocupa es que este nombramiento haya recaído en una ciudad cuya alcaldía, tras las últimas elecciones, esté ocupada por Bildu, una coalición que representa a la izquierda abertzale y que, por supuesto, aún no ha condenado explícitamente a ETA.

Si bien es cierto que la exposición de Manfred Gaulhofer, presidente del comité, no fue muy afortunada, centrándose únicamente en el aspecto extracultural de la candidatura, resultan muy chocantes las voces que se han alzado contra la designación y los argumentos utilizados para tratar de invalidarla.

Para empezar, si el socialista Odón Elorza siguiera siendo alcalde, nadie habría protestado por la elección. El resto de candidatas habrían aceptado su derrota deportivamente, de la misma forma que si hubiera ganado cualquiera de las otras ciudades. Así, el problema radica en que se ha otorgado semejante distinción a un consistorio gobernado por la izquierda abertzale.

Solamente por haber sido seleccionadas entre 16 candidatas, podemos afirmar que las 6 finalistas habían presentado proyectos dignos de albergar una capital europea de la cultura. Cualquiera de ellas lo merecía, incluida San Sebastián. ¿Por qué, entonces, esta caza de brujas? Se critica que la decisión del comité fue tomada en base a criterios políticos, pero parece evidente que al rechazar la designación por el mero hecho de que es Bildu quien gobierna, nuevamente se está mezclando la política en todo esto.

Desde amplios sectores se comenta que San Sebastián no merece “este premio”, sino que debería “ser castigada” por tener un alcalde de Bildu, un partido que, recordemos, es la fuerza mayoritaria tanto en el ayuntamiento como en la provincia de Guipúzcoa, donde ha cosechado más votos que PP y PSOE juntos, por cierto. Pero eso es otra historia.

Lo que se trata aquí es de tener algo de sentido común. La capital europea de la cultura 2016 no será Bildu, sino San Sebastián. Y no lo ha sido gracias a Bildu, sino al anterior consistorio, que preparó el proyecto ganador y realizó un gran trabajo. Y aún falta mucho para entonces, pero es posible que Bildu ni siquiera gobierne en el ayuntamiento en 2016.

Así que señores, por favor, dejemos a un lado la política y centrémonos en la cultura.

Centrémonos en la cultura

El resto de ciudades candidatas no ha acogido muy bien la elección de San Sebastián como capital europea de la cultura 2016
Pablo Lázaro
viernes, 1 de julio de 2011, 07:37 h (CET)
Después de un tiempo olvidada, esta semana la cultura ha vuelto a estar en el punto de mira de los políticos. Como todos sabemos, un jurado ha designado a San Sebastián como Capital Europea de la Cultura 2016 junto a la polaca Breslavia, un reconocimiento por el que competía con Burgos, Córdoba, Las Palmas de Gran Canaria, Segovia y Zaragoza.

No ha sentado bien en el resto de España. La mención explícita por parte del presidente del comité de selección de la contribución que podría suponer la capitalidad europea al "proceso" de paz en el País Vasco como uno de los motivos principales para tomar la decisión (algo totalmente ajeno a la convocatoria), ha servido para que personalidades como el alcalde de Zaragoza Juan Alberto Belloch, y la ministra de medio Ambiente Rosa Aguilar hayan decidido impugnar la candidatura.

Pero realmente, lo que preocupa es que este nombramiento haya recaído en una ciudad cuya alcaldía, tras las últimas elecciones, esté ocupada por Bildu, una coalición que representa a la izquierda abertzale y que, por supuesto, aún no ha condenado explícitamente a ETA.

Si bien es cierto que la exposición de Manfred Gaulhofer, presidente del comité, no fue muy afortunada, centrándose únicamente en el aspecto extracultural de la candidatura, resultan muy chocantes las voces que se han alzado contra la designación y los argumentos utilizados para tratar de invalidarla.

Para empezar, si el socialista Odón Elorza siguiera siendo alcalde, nadie habría protestado por la elección. El resto de candidatas habrían aceptado su derrota deportivamente, de la misma forma que si hubiera ganado cualquiera de las otras ciudades. Así, el problema radica en que se ha otorgado semejante distinción a un consistorio gobernado por la izquierda abertzale.

Solamente por haber sido seleccionadas entre 16 candidatas, podemos afirmar que las 6 finalistas habían presentado proyectos dignos de albergar una capital europea de la cultura. Cualquiera de ellas lo merecía, incluida San Sebastián. ¿Por qué, entonces, esta caza de brujas? Se critica que la decisión del comité fue tomada en base a criterios políticos, pero parece evidente que al rechazar la designación por el mero hecho de que es Bildu quien gobierna, nuevamente se está mezclando la política en todo esto.

Desde amplios sectores se comenta que San Sebastián no merece “este premio”, sino que debería “ser castigada” por tener un alcalde de Bildu, un partido que, recordemos, es la fuerza mayoritaria tanto en el ayuntamiento como en la provincia de Guipúzcoa, donde ha cosechado más votos que PP y PSOE juntos, por cierto. Pero eso es otra historia.

Lo que se trata aquí es de tener algo de sentido común. La capital europea de la cultura 2016 no será Bildu, sino San Sebastián. Y no lo ha sido gracias a Bildu, sino al anterior consistorio, que preparó el proyecto ganador y realizó un gran trabajo. Y aún falta mucho para entonces, pero es posible que Bildu ni siquiera gobierne en el ayuntamiento en 2016.

Así que señores, por favor, dejemos a un lado la política y centrémonos en la cultura.

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