El triunfo de la selección española sub 21 en el Campeonato de Europa deja bien a las claras que el fútbol patrio goza de una salud excelente, prácticamente inmune, inatacable e invencible frente a ninguna cepa viral futbolística que se precie. El ADN de la selección absoluta está protegido con esta hornada de chavales que el sábado ganaron a Suiza 2-0 en la final, casualidades de la vida, sus mayores ganaron a España el primer partido del Mundial de Sudáfrica el año pasado y a más de uno le entró el canguelo en el cuerpo… el resto de la historia ya es conocida.
Victorias como las del sábado vienen a ensalzar sobremanera a aquellos jugadores que en dos años nos han hecho campeones de Europa y del Mundo, y es que el tiqui-taca de los Casillas, Sergio Ramos, Puyol, Xavi, Iniesta, Xabi Alonso, Villa y compañia tiene una póliza de seguro imposible de encontrar en ninguna mutua de seguros del Mundo en los De Gea, Botía, Montoya, Thiago Alcántara, Ander Herrera, Mata, Jeffren, Muniaín y Adrían entre otros.
La desvergüenza que estos chavales muestran sobre el terreno de juego, afortunadamente para ellos y desgraciadamente para el fútbol español es objeto de deseo para grandes equipos de Europa. Afortunadamente para ellos porque ven que hay vida después de Valdebebas o La Masía y que su carrera futbolística no se estancará en donde nacieron, podrán echar dientes en otros sitios; y desgraciadamente para el fútbol español porque se van jugadores criados aquí en beneficio de jugadores foráneos traídos a golpe de talonario y presentados como estrellas en ocasiones a modo de farándula.
Además de ensalzar a los campeones de Europa y del Mundo también tiene un efecto balsámico para los que creen que no hay herederos para un futbolista que ha sido el director de orquesta de la selección española en estos últimos años, Xavi Hernández. El barcelonista en este bienio mágico de éxitos nos ha acostumbrado a no jugar casi nunca mal y hacerlo tan bien que parece que no pueda haber nadie que le supla, pero no es así gracias a Dios.
Tarde o temprano su adiós a la selección se producirá, un adiós que parece que será después del Mundial de Brasil en 2014. Bien es cierto que son tres años, tiempo todavía por disfrutar de él al frente de la Roja, pero bueno es que ya se sepa que su puesto tras su retiro estará más que cubierto con Cesc, perdón, eso es en el Barcelona, con Thiago Alcántara en la selección española.