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Del primer país verdaderamente democrático

Democracia real

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La democracia es una de las formas posibles de gobierno, que se caracteriza, entre otras cosas, por el sometimiento de la minoría a las decisiones que se toman por mayoría, con tal de mantener la propia regla del juego democrático.

Democracia, libertad e igualdad

En principio, la democracia se basa en el reconocimiento de la libertad y la igualdad de todos los ciudadanos. Sin embargo, en la realidad, no va más allá de aducir sus rasgos formales, es decir, no pasa de la utilización de la técnica del voto. Y, sobre todo, se presenta esta técnica del voto como la esencia de la democracia.

La realidad efectiva, lo que ocurre realmente, es que toda democracia está al servicio de las clases más pudientes, del capital y la Banca, que, tarde o temprano, termina secuestrando la voluntad de los gobiernos, supuestamente elegidos por el pueblo.

Nunca se ha llegado a la democracia real

Por consiguiente, nunca se ha conseguido una “democracia real”: hasta ahora, la democracia ha comportado la dictadura encubierta de unas clases sobre otras, el sometimiento de los trabajadores a los grandes capitales y a los mercados financieros. La democracia ha sido una dictadura de clase y, por tanto, únicamente ha habido democracia real para los más ricos.

En principio, el capital y las clases pudientes en general, están interesados en la democracia. Se elabora una Constitución, se establece un Parlamento, se habilitan algunas instituciones representativas (por ejemplo, los sindicatos) y se introducen, por el momento, un derecho universal de voto y todas las libertades formales (asociación, expresión, cátedra, etc.).

La democracia efectiva termina restringiendo derechos

Sin embargo, poco a poco se van restringiendo y reduciendo las posibilidades reales de participación democrática. La clase política se enroca en sí misma y todo el aparato democrático se estructura de modo que se paralice toda actividad política que no se encuadre en las líneas y directrices de la clase dominante. Así, la democracia, en su propio funcionamiento, termina por desplazar al pueblo y, sobre todo, a los trabajadores, de toda forma de participación política.

Todo lo dicho, se muestra con mayor claridad en el hecho de que la vigencia de los derechos políticos es relativa a las circunstancias económicas del país y a la zona geográfica de sus habitantes. Y, ante todo, en que las instituciones políticas dejan de ser representativas (es dejar, dejan de representar a sus votantes) y sólo sirven para encubrir los objetivos reales de las clase pudientes y el capital financiero, que dominan la voluntad de los gobernantes.

No hay división de poderes real

Por lo demás, en las democracias parlamentarias con división de poderes en legislativo, ejecutivo y judicial, existe una fuerte tendencia histórica hacia la hipertrofia del poder ejecutivo, que termina siempre por anular la separación de poderes de la que se partía como sistema democrático.

Se necesita una democracia real

Se hace necesaria, y urgente, pues, una forma más elevada de democracia, una democracia real y auténtica para la inmensa mayoría del pueblo, que son las clases trabajadoras. Esta democracia habría de estar basada, en primer lugar, en una mejor distribución de la riqueza. Incluso, de forma ideal, en la propiedad colectiva de los medios de producción. El pueblo tiene derecho a decidir qué hay que producir en la economía nacional y en qué se gasta el dinero público.

Existe un país con democracia real

De hecho, existe un país en el que, por primera vez en la Historia, se ha establecido un sufragio verdaderamente universal (“un hombre, un voto”), un sufragio directo e igual para todos, sin ninguna limitación.

En este país, todos los ciudadanos, ahora sí, tienen verdaderamente los mismos derechos en la vida política, económica y cultural. Todos participan, en condiciones de igualdad, en la dirección del Estado.

La democracia económica y el gobierno del pueblo

La democracia de este país del que hablamos, esta vez democracia real, asegura los derechos de los ciudadanos con garantías materiales. Es decir, tiene en cuenta los derechos económicos, además de los políticos. Es una democracia económica.

Por ejemplo, el derecho al trabajo, no sólo se proclama, sino que se consolida en las leyes del país y se asegura gracias al control sobre los mercados, en la producción y en el crédito. Control, por cierto, que aspira explícitamente a acabar con las crisis económicas cíclicas, provocadas por los Bancos y el Capital.

Hay, pues, una diferencia radical entre la democracia de este país del que venimos hablando, y la democracia puramente formal en la que vivimos nosotros: el Estado está gobernado verdaderamente por todo el pueblo.

Características de la democracia real

Finalmente, esta forma de democracia, esta democracia real, la que se da en este país que utilizamos de ejemplo, se caracteriza, quizá les suene, por lo siguiente:

1. Su amplia base social. No sólo es apoyada por los jóvenes, los trabajadores o las clases “más bajas”, sino también por muchas personas de todas las edades y todos los sectores de la población, incluidos algunos capitalistas y algún que otro banquero. De ahí que este sistema democrático, sí que represente realmente al pueblo.

2. Su carácter pacífico. La sociedad de aquel país fue transformada progresivamente y de forma pacífica, de modo que el pueblo llegó a tomar el control democrático del Estado, lo que ha permitido renovar la formas de representación, sin necesidad de destruir las antiguas (como, por ejemplo, el Parlamento).

3. La pluralidad de opciones políticas. La democracia real se apoya, en este caso, en todos los partidos políticos, organizaciones, individuos y tendencias en general, que compartan el principio de que el pueblo ha de tomar el gobierno, tanto político como económico.

Esta es la democracia real, existente en un país.

*********
Referencias…

[Este artículo ha sido escrito a base de extractar, con las convenientes adaptaciones a nuestro tiempo, las voces “Democracia” y “Democracia popular”, del Diccionario Soviético de Filosofía, de Rosental y Iudin, publicado, en su primera edición, en 1946 y considerado como la expresión de la ideología de la Constitución soviética de 1936, auspiciada por Stalin.

“Este país” se refiere, por supuesto a la U.R.S.S, el primer país, o más bien la primera entidad, que instauró una “Democracia Real”. Y la instauró “ya”.

En el otro extremo de Europa, también hubo un país en el que se instauró una democracia más “real” que la decadente democracia liberal: la “democracia orgánica”.

Luego, vino esa falsa democracia en las que vivimos hoy…, de la que, para suerte nuestra, nos va a sacar ahora la generación de jóvenes más preparada de la Historia de España.]

Democracia real

Del primer país verdaderamente democrático
Felipe Muñoz
martes, 21 de junio de 2011, 07:09 h (CET)
La democracia es una de las formas posibles de gobierno, que se caracteriza, entre otras cosas, por el sometimiento de la minoría a las decisiones que se toman por mayoría, con tal de mantener la propia regla del juego democrático.

Democracia, libertad e igualdad

En principio, la democracia se basa en el reconocimiento de la libertad y la igualdad de todos los ciudadanos. Sin embargo, en la realidad, no va más allá de aducir sus rasgos formales, es decir, no pasa de la utilización de la técnica del voto. Y, sobre todo, se presenta esta técnica del voto como la esencia de la democracia.

La realidad efectiva, lo que ocurre realmente, es que toda democracia está al servicio de las clases más pudientes, del capital y la Banca, que, tarde o temprano, termina secuestrando la voluntad de los gobiernos, supuestamente elegidos por el pueblo.

Nunca se ha llegado a la democracia real

Por consiguiente, nunca se ha conseguido una “democracia real”: hasta ahora, la democracia ha comportado la dictadura encubierta de unas clases sobre otras, el sometimiento de los trabajadores a los grandes capitales y a los mercados financieros. La democracia ha sido una dictadura de clase y, por tanto, únicamente ha habido democracia real para los más ricos.

En principio, el capital y las clases pudientes en general, están interesados en la democracia. Se elabora una Constitución, se establece un Parlamento, se habilitan algunas instituciones representativas (por ejemplo, los sindicatos) y se introducen, por el momento, un derecho universal de voto y todas las libertades formales (asociación, expresión, cátedra, etc.).

La democracia efectiva termina restringiendo derechos

Sin embargo, poco a poco se van restringiendo y reduciendo las posibilidades reales de participación democrática. La clase política se enroca en sí misma y todo el aparato democrático se estructura de modo que se paralice toda actividad política que no se encuadre en las líneas y directrices de la clase dominante. Así, la democracia, en su propio funcionamiento, termina por desplazar al pueblo y, sobre todo, a los trabajadores, de toda forma de participación política.

Todo lo dicho, se muestra con mayor claridad en el hecho de que la vigencia de los derechos políticos es relativa a las circunstancias económicas del país y a la zona geográfica de sus habitantes. Y, ante todo, en que las instituciones políticas dejan de ser representativas (es dejar, dejan de representar a sus votantes) y sólo sirven para encubrir los objetivos reales de las clase pudientes y el capital financiero, que dominan la voluntad de los gobernantes.

No hay división de poderes real

Por lo demás, en las democracias parlamentarias con división de poderes en legislativo, ejecutivo y judicial, existe una fuerte tendencia histórica hacia la hipertrofia del poder ejecutivo, que termina siempre por anular la separación de poderes de la que se partía como sistema democrático.

Se necesita una democracia real

Se hace necesaria, y urgente, pues, una forma más elevada de democracia, una democracia real y auténtica para la inmensa mayoría del pueblo, que son las clases trabajadoras. Esta democracia habría de estar basada, en primer lugar, en una mejor distribución de la riqueza. Incluso, de forma ideal, en la propiedad colectiva de los medios de producción. El pueblo tiene derecho a decidir qué hay que producir en la economía nacional y en qué se gasta el dinero público.

Existe un país con democracia real

De hecho, existe un país en el que, por primera vez en la Historia, se ha establecido un sufragio verdaderamente universal (“un hombre, un voto”), un sufragio directo e igual para todos, sin ninguna limitación.

En este país, todos los ciudadanos, ahora sí, tienen verdaderamente los mismos derechos en la vida política, económica y cultural. Todos participan, en condiciones de igualdad, en la dirección del Estado.

La democracia económica y el gobierno del pueblo

La democracia de este país del que hablamos, esta vez democracia real, asegura los derechos de los ciudadanos con garantías materiales. Es decir, tiene en cuenta los derechos económicos, además de los políticos. Es una democracia económica.

Por ejemplo, el derecho al trabajo, no sólo se proclama, sino que se consolida en las leyes del país y se asegura gracias al control sobre los mercados, en la producción y en el crédito. Control, por cierto, que aspira explícitamente a acabar con las crisis económicas cíclicas, provocadas por los Bancos y el Capital.

Hay, pues, una diferencia radical entre la democracia de este país del que venimos hablando, y la democracia puramente formal en la que vivimos nosotros: el Estado está gobernado verdaderamente por todo el pueblo.

Características de la democracia real

Finalmente, esta forma de democracia, esta democracia real, la que se da en este país que utilizamos de ejemplo, se caracteriza, quizá les suene, por lo siguiente:

1. Su amplia base social. No sólo es apoyada por los jóvenes, los trabajadores o las clases “más bajas”, sino también por muchas personas de todas las edades y todos los sectores de la población, incluidos algunos capitalistas y algún que otro banquero. De ahí que este sistema democrático, sí que represente realmente al pueblo.

2. Su carácter pacífico. La sociedad de aquel país fue transformada progresivamente y de forma pacífica, de modo que el pueblo llegó a tomar el control democrático del Estado, lo que ha permitido renovar la formas de representación, sin necesidad de destruir las antiguas (como, por ejemplo, el Parlamento).

3. La pluralidad de opciones políticas. La democracia real se apoya, en este caso, en todos los partidos políticos, organizaciones, individuos y tendencias en general, que compartan el principio de que el pueblo ha de tomar el gobierno, tanto político como económico.

Esta es la democracia real, existente en un país.

*********
Referencias…

[Este artículo ha sido escrito a base de extractar, con las convenientes adaptaciones a nuestro tiempo, las voces “Democracia” y “Democracia popular”, del Diccionario Soviético de Filosofía, de Rosental y Iudin, publicado, en su primera edición, en 1946 y considerado como la expresión de la ideología de la Constitución soviética de 1936, auspiciada por Stalin.

“Este país” se refiere, por supuesto a la U.R.S.S, el primer país, o más bien la primera entidad, que instauró una “Democracia Real”. Y la instauró “ya”.

En el otro extremo de Europa, también hubo un país en el que se instauró una democracia más “real” que la decadente democracia liberal: la “democracia orgánica”.

Luego, vino esa falsa democracia en las que vivimos hoy…, de la que, para suerte nuestra, nos va a sacar ahora la generación de jóvenes más preparada de la Historia de España.]

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