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Etiquetas | Operación Lezo | Política
Una mujer y un vino espumoso en el desayuno del hotel Ritz de Madrid. Fueron los protagonistas del acto con el que Nueva Economía Fórum reanudaba la actividad tras la Semana Santa para hablar del Concurso Mundial del Vino de Bruselas a celebrar en Valladolid. Después...

Mujer y vino espumoso en el Ritz. Después... la Operación Lezo

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En la semana de Pascua, tras el periodo de espiritualidad religiosa, la Tribuna Política Nueva Economía Fórum reiniciaba el curso en el Ritz con un desayuno no político dedicado a un concurso de vino. Tras la presentación, inició el acto la ministra de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, que daría paso a los que iban a hablar de vino y de Valladolid: El alcalde socialista vallisoletano, Oscar Puente, implicado en la gresca entre los candidatos del puño y la rosa y decantado a favor de Pedro Sánchez. El Presidente de la Diputación de Valladolid, Jesús Julio Carnero, que, dice La Vanguardia, está dispuesto a abrir una comisión de investigación sobre sus compañeros del PP. Y el Presidente del Concurso Mundial de Vino de Bruselas, el ingeniero agrónomo Baudouin Hayaux, lamentando el poco vino que consumen los españoles.

En las mesas, desayuno y un vino espumoso que daba protagonismo al fruto de la vid.

Antes del comienzo, se hablaba de la religiosidad de la Semana Santa pasada y del contraste con las últimas noticias que, más que saltar, asaltaban las primeras páginas de periódicos y noticiarios: La citación al Presidente del Gobierno para que declare como testigo en un juzgado. Las declaraciones del otrora respetado Prenafeta. Las ocurrencias de Pablo Iglesias,a bordo de un bus itinerante con cohorte y consorte podemitas, que alguien unió a la divergencia podemita-podemista y a las ‘artes amatorias’ de la coalición y coaligados. El alboroto socialista con sus grescas. La muerte de Carme Chacón, homenajeada por los que la apartaron no hace mucho. El penúltimo ‘affaire pujoliano’. El éxito futbolístico de los equipos madrileños en la Copa de Europa en contraste con el ocaso del Barça catalán. Y hasta los usos de los ‘carmena boys’ del ayuntamiento de Madrid que, en torno al Viernes de Dolores, se convertían en pullistas con sus oponentes municipales mientras pactaban en silencio con los populares de ADIF y representantes de la banca (BBVA) algo sobre la Operación Chamartín.

Pero empezó a hablar la ministra Tejerina sobre el vino y alguien, sin recato aunque en sordina, recordó una frase antigua: ¡Viva el vino y las mujeres!. Y aquello fue el acabose de las conversaciones sobre política y los ‘chismes consuetudinarios que acontecen en la rue’. Porque en el Salón del Ritz y en la Plaza de la Lealtad, aunque por unos momentos, no hubo más protagonista que la señora Tejerina. No como ministra, sino como mujer que habla, actúa y se mueve con una feminidad que sobrepasa el discurso para convertirse en el imán que recoge la atención de todos. Una atención que se posaba en las partes de su anatomía para componer un algo enorme y compartimentado: El pelo al aire y libre. Hombros marcados y apuntados. Escote preciso, en su sitio. Expresión firme y apacible. Cuello con un adorno mínimo, en el que se movía inoportuna la sombra de un micrófono alargado. Talle marcado, breve y definido. Caderas precisas. Y un tono de voz, personal y modulado, con el que expandía lecciones locales de su tierra, opiniones particulares sobre el vino y otros temas, y el conjunto de sensaciones y matices que llenaron el momento.

Sin embargo, al acabar de hablar la señora Tejerina, se rompieron los encantos, se diluyeron los hechizos y, tras las intervenciones de lo otros oradores, acabó el desayuno y empezaron las cosas del después. Un después enorme y brutal en el que, de pronto y por causas sólo intuidas, saltó lo que iba a ser la noticia del día: La Operación Lezo, con la detención del ex-presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, por la Guardia Civil por su gestión en el Canal de Isabel II.

Poco a poco, el hecho fue ocupando la mañana, componiendo una realidad en la que las noticias se sucedían, una tras otra, con el nombre de detenidos e investigados, las reacciones de los que decían algo con motivos y razones o sin ellos, y un conjunto de hechos noticiosos entre los que aparecían: La citación del director de un periódico (Marhuenda en la Razón). El desvío de la atención de los sucesos noticiosos previos a la intervención matinal de la ministra Tejerina. El suministro de información sobre el hecho de los medios de comunicación. El comportamiento de los profesionales de ámbitos diversos (político, judicial, fiscal, fuerzas del orden...) Y hasta la actuación de la Asociación de la Prensa, para defender o corregir a uno de sus miembros.

Con el paso de las horas, la realidad, con sus ramificaciones, llegó a todos los rincones. Con ello, aparecieron unas consideraciones principales que merecen atención sobre: El hecho que investiga el juez con sus derivaciones trascendentes en cuanto a denunciantes y motivos. El comportamiento de los estamentos y profesionales que han actuado y deben seguir actuando en este caso. El respeto judicial y de las fuerzas del orden a los derechos y la libertad de todos, incluidos los de un periodista y de unos políticos que se han puesto en duda. La actitud de las personas y personajes de la vida pública con el hecho. Y la disposición de los que han de actuar limpiamente, subordinando el interés privado o partidista a una realidad nacional que es superior.

A la hora de cerrar esta reflexión, como bálsamo que alivie una realidad pascual, de Pascua Florida, aparece el recuerdo matinal de una mujer y un vino espumoso en el Ritz. En contraste con la Operación Lezo y lo que hay alrededor, antes y después, es un grato recuerdo.

Mujer y vino espumoso en el Ritz. Después... la Operación Lezo

Una mujer y un vino espumoso en el desayuno del hotel Ritz de Madrid. Fueron los protagonistas del acto con el que Nueva Economía Fórum reanudaba la actividad tras la Semana Santa para hablar del Concurso Mundial del Vino de Bruselas a celebrar en Valladolid. Después...
José Luis Heras Celemín
viernes, 21 de abril de 2017, 00:03 h (CET)
En la semana de Pascua, tras el periodo de espiritualidad religiosa, la Tribuna Política Nueva Economía Fórum reiniciaba el curso en el Ritz con un desayuno no político dedicado a un concurso de vino. Tras la presentación, inició el acto la ministra de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, que daría paso a los que iban a hablar de vino y de Valladolid: El alcalde socialista vallisoletano, Oscar Puente, implicado en la gresca entre los candidatos del puño y la rosa y decantado a favor de Pedro Sánchez. El Presidente de la Diputación de Valladolid, Jesús Julio Carnero, que, dice La Vanguardia, está dispuesto a abrir una comisión de investigación sobre sus compañeros del PP. Y el Presidente del Concurso Mundial de Vino de Bruselas, el ingeniero agrónomo Baudouin Hayaux, lamentando el poco vino que consumen los españoles.

En las mesas, desayuno y un vino espumoso que daba protagonismo al fruto de la vid.

Antes del comienzo, se hablaba de la religiosidad de la Semana Santa pasada y del contraste con las últimas noticias que, más que saltar, asaltaban las primeras páginas de periódicos y noticiarios: La citación al Presidente del Gobierno para que declare como testigo en un juzgado. Las declaraciones del otrora respetado Prenafeta. Las ocurrencias de Pablo Iglesias,a bordo de un bus itinerante con cohorte y consorte podemitas, que alguien unió a la divergencia podemita-podemista y a las ‘artes amatorias’ de la coalición y coaligados. El alboroto socialista con sus grescas. La muerte de Carme Chacón, homenajeada por los que la apartaron no hace mucho. El penúltimo ‘affaire pujoliano’. El éxito futbolístico de los equipos madrileños en la Copa de Europa en contraste con el ocaso del Barça catalán. Y hasta los usos de los ‘carmena boys’ del ayuntamiento de Madrid que, en torno al Viernes de Dolores, se convertían en pullistas con sus oponentes municipales mientras pactaban en silencio con los populares de ADIF y representantes de la banca (BBVA) algo sobre la Operación Chamartín.

Pero empezó a hablar la ministra Tejerina sobre el vino y alguien, sin recato aunque en sordina, recordó una frase antigua: ¡Viva el vino y las mujeres!. Y aquello fue el acabose de las conversaciones sobre política y los ‘chismes consuetudinarios que acontecen en la rue’. Porque en el Salón del Ritz y en la Plaza de la Lealtad, aunque por unos momentos, no hubo más protagonista que la señora Tejerina. No como ministra, sino como mujer que habla, actúa y se mueve con una feminidad que sobrepasa el discurso para convertirse en el imán que recoge la atención de todos. Una atención que se posaba en las partes de su anatomía para componer un algo enorme y compartimentado: El pelo al aire y libre. Hombros marcados y apuntados. Escote preciso, en su sitio. Expresión firme y apacible. Cuello con un adorno mínimo, en el que se movía inoportuna la sombra de un micrófono alargado. Talle marcado, breve y definido. Caderas precisas. Y un tono de voz, personal y modulado, con el que expandía lecciones locales de su tierra, opiniones particulares sobre el vino y otros temas, y el conjunto de sensaciones y matices que llenaron el momento.

Sin embargo, al acabar de hablar la señora Tejerina, se rompieron los encantos, se diluyeron los hechizos y, tras las intervenciones de lo otros oradores, acabó el desayuno y empezaron las cosas del después. Un después enorme y brutal en el que, de pronto y por causas sólo intuidas, saltó lo que iba a ser la noticia del día: La Operación Lezo, con la detención del ex-presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, por la Guardia Civil por su gestión en el Canal de Isabel II.

Poco a poco, el hecho fue ocupando la mañana, componiendo una realidad en la que las noticias se sucedían, una tras otra, con el nombre de detenidos e investigados, las reacciones de los que decían algo con motivos y razones o sin ellos, y un conjunto de hechos noticiosos entre los que aparecían: La citación del director de un periódico (Marhuenda en la Razón). El desvío de la atención de los sucesos noticiosos previos a la intervención matinal de la ministra Tejerina. El suministro de información sobre el hecho de los medios de comunicación. El comportamiento de los profesionales de ámbitos diversos (político, judicial, fiscal, fuerzas del orden...) Y hasta la actuación de la Asociación de la Prensa, para defender o corregir a uno de sus miembros.

Con el paso de las horas, la realidad, con sus ramificaciones, llegó a todos los rincones. Con ello, aparecieron unas consideraciones principales que merecen atención sobre: El hecho que investiga el juez con sus derivaciones trascendentes en cuanto a denunciantes y motivos. El comportamiento de los estamentos y profesionales que han actuado y deben seguir actuando en este caso. El respeto judicial y de las fuerzas del orden a los derechos y la libertad de todos, incluidos los de un periodista y de unos políticos que se han puesto en duda. La actitud de las personas y personajes de la vida pública con el hecho. Y la disposición de los que han de actuar limpiamente, subordinando el interés privado o partidista a una realidad nacional que es superior.

A la hora de cerrar esta reflexión, como bálsamo que alivie una realidad pascual, de Pascua Florida, aparece el recuerdo matinal de una mujer y un vino espumoso en el Ritz. En contraste con la Operación Lezo y lo que hay alrededor, antes y después, es un grato recuerdo.

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