Algunos medios lo condenaban a una muerte lenta. Sobre todo después de los actos violentos del pasado 15 de junio en frente del parlamento catalán. Y sin embargo, ha sido todo lo contrario. La convocatoria del domingo 19 de junio ha sido un rotundo éxito para los organizadores que han logrado recuperar el espíritu del 15-M y no tan solo por la respuesta pacifista de los participantes sino también por la enorme participación ciudadana.
Las autoridades hablaban de más de 200.000 personas en las calles de Barcelona mientras que los organizadores señalaban 275.000 personas a las siete de la tarde. Son cifras que superan todas las expectativas y que demuestran la fuerte base popular de un movimiento que mantiene su discurso apartidista y pacifista.
| Manifestantes en Barcelona
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A las 17h todo indicaba que la ciudad condal iba a presenciar una marcha multitudinaria ejemplar. El éxito de la convocatoria en Madrid, pese a las temperaturas caniculares, había calentado los motores de un día histórico en la democracia española.
Al ritmo de “No nos representan” y “Manos arriba, esto es un atraco”, los manifestantes siguieron el mismo recorrido que el del 15 de Mayo, pero con un paso más ligero. El ambiente era festivo y las pancartas más sofisticadas. Muchas de ellas habían cogido colores e integrado el logo oficial de la plataforma Democracia Real Ya. Una clara señal de identificación que también dejaba espacio para la creatividad. Los eslóganes conservaban la ilusión del primer día y salieron de la Plaza Cataluña para encontrarse una enérgica batucada en la Vía Layetana.
El edificio de CCOO, uno de los mayores sindicatos de España, sirvió para que los manifestantes lanzaran proclamas en contra de su pasividad y colaboración con los máximos poderes del gobierno. Pero también para solicitar una nueva huelga general. Una leve llovizna se hizo notar en ese momento, salpicando las cámaras de los periodistas y amenazando con el buen discurrir de la manifestación, pero finalmente, el tiempo se mantuvo del lado de los protestantes y el 19-J pudo seguir su progresión festiva.
| Manifestantes en Barcelona
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A medio camino, los organizadores anunciaron una gran asamblea el domingo siguiente (26 de junio) en la plaza Cataluña con todas las asambleas de los barrios para decidir un calendario de acciones y propuestas. Lo hicieron recordando el espíritu de no violencia que caracteriza el movimiento y tratando de distanciarse de los eventos de la misma semana.
Esos actos violentos del parlamento pesaban en la conciencia del colectivo al igual que un recuerdo no deseado o de un tropiezo involuntario. Por eso, al llegar al lado de la estación de Francia, los organizadores prefirieron detener la marcha para no encontrarse con unas columnas de policías y evitar toda provocación. El miedo a la infiltración de agentes violentos era visible pero la música pacífica se impuso. Un mes después de la primera manifestación, la indignación ha vuelto con su faceta más constructiva y crítica. Para el bien de la democracia.