Que el gobierno alemán vive una situación de inestabilidad no es noticia, ya que son varias semanas las que lleva Angela Merkel peleando con la oposición, con sus socios europeos, con los liberales de la coalición de gobierno e incluso con miembros de su propio partido.

La canciller se ve en apuros y tiene que luchar contra la crisis del euro, solucionar el conflicto de la energía nuclear e intentar recuperar la moral conservadora tras los desastres de este año en varias elecciones regionales, todo ello sin olvidarse del problema sanitario generado por la bacteria Escherichia coli.

En medio de esta maraña de obstáculos ha aparecido una posible tabla de salvación de un color inesperado, el verde de los ecologistas. Gerd Langghut, politólogo de la Universidad de Bonn, ha sido uno de los primeros en lanzar la hipótesis de que “en 2013 puede darse una coalición verdinegra”.

La coalición conservadores-verdes es una posibilidad efectiva de gobierno, que ya ocupa ayuntamientos de gran importancia, como los de Frankfurt o Bonn, y otros muchos ayuntamientos pequeños. No es casualidad que algunos de los miembros fundadores de Los Verdes procedieran de la Unión Demócrata Cristiana, sobre todo en los estados occidentales.

Sin embargo, la situación actual no es la más propicia para llegar a un acuerdo global entre negros (color de los conservadores) y verdes. El mayor obstáculo es sin duda la disparidad de opiniones respecto al uso de la energía nuclear, pero hay también motivos estructurales de mayor peso: para Angela Merkel, la coalición entre su partido y Los Verdes no es más que una “fantasía” y está abiertamente en contra de esa posibilidad.

Pese a la oposición de la canciller, una mayoría de votantes conservadores (58%) verían con buenos ojos una alianza de gobierno con los ecologistas en el gobierno federal, según una encuesta de la revista Focus

En cambio, solo un tercio de los votantes ecologistas apoyarían la coalición.