¡Madre mía! ¡Qué pasión! ¡Qué partidos! ¡Qué violencia! ¡Qué cisma! No puedo por menos que felicitar de primeras al Granada FC por su ascenso a la División de Honor del fútbol español. Bueno, supongo que a la ciudad porque el club –en general, siempre hay buenas gentes en todos los sitios- no ha sabido ganar. Como el Elche tampoco ha sabido perder. Y las dos cosas son un mal ejemplo.
Pero lo critico de la misma manera que hice con la semifinal de Champions entre el Real Madrid y el Barcelona. Los primeros no supieron perder y los segundos no supieron ganar, así que no le pidamos al Granada y al Elche, que se estaban jugando la vida, que sean buenos, aunque sí que lo parezcan.
Eso sí, tras el pitido final en Elche, censurable el comportamiento de algunos que se fueron a insultar y agredir a otros. Sean presidentes, entrenadores, jugadores, utilleros o aficionados. El puñetazo por detrás de un tío al guardameta Roberto fue deleznable. El fútbol no se puede convertir en esto, en patadas, peleas, puñetazos, autobuses rotos… Esto nos retrotrae a los tiempos de los ultras españoles y los hoolingans europeos en toda su extensión.
Una pena, porque se ha hablado más de violencia que de fútbol. El Granada y el Elche han
hecho una gran campaña. No se merecían este final bronco y amenazante, lleno de reproches. Es muy difícil llegar a la orilla y morir como el Elche; y muy emotivo y feliz para el Granada conquistar para su gente la División de Honor.
Por cierto, deberían aprender del Sevilla infantil, que ganó un torneo en los penalties y le dieron el trofeo porque había jugado mejor… ¡al Español! Esto es deportividad, fair-play o lo que quieran, y no lo de la UEFA, carajo.
Pues nada, que La Alhambra verá el año que viene a Messi, que intentará marcar un gol por la escuadra en el patio de los Leones, o a Cristiano Ronaldo regateando columnas árabes.
Muy bonito, 35 años después, ver a una afición feliz porque va a ver el mejor fútbol del mundo –aunque sea sólo dos veces- en Los Cármenes. Enhorabuena, pero antes que un Madrid o un Barça, discúlpenme, que yo me voy a ver La Alhambra de noche. Eso sí que es un auténtico espectáculo.