Durante una ceremonia en la Plaza de Armas de la Casa de Nariño, sede del Gobierno, en la que el secretario general de la ONU Ban Ki-Moon acudía como testigo de honor, el presidente colombiano Juan Manuel Santos firmó una ley que significa un hito histórico en su país, tras casi 50 años de conflicto armado entre el Ejército y las guerrillas de las FARC y el ELN.
La Ley de Víctimas y Restitución de Tierras va a resarcir los daños provocados a cuatro millones de personas, y devolver tierras usurpadas a 450.000 familias que se vieron forzadas al abandono de sus propiedades.
Santos ha hecho de esta ley su principal activo político, dado que fue la piedra angular de su campaña electoral, por eso aseguraba que “se están construyendo las condiciones para la paz. Es tiempo de felicitarnos y asumir que nos espera una larga caminata, puesto que esta ley no es un puerto de destino, sino una grilla de partida”, y finalizaba, “ahora viene el mayor esfuerzo”.
El secretario general de la ONU se mostraba también eufórico: “Es un honor para mí estar aquí en este día histórico. Esta ley prepara el terreno para la justicia y es fundamental para comenzar a resolver el conflicto que el pueblo colombiano ha soportado durante décadas”, declaraba Ki-Moon, “va a tener un efecto transformador en la vida de las víctimas”.
Un conflicto que desgasta un pueblo
Según grupos de activistas por la paz en Colombia, la larga historia de este conflicto a dejado “decenas de miles” de muertos en el camino.
El presidente del Senado colombiano Armando Benedetti señaló que “hoy se abre la posibilidad de escuchar, sentir y respetar a quienes han padecido, con más rigor y frecuencia, los riesgos, las privaciones, los rechazos y el sufrimiento. También a quienes han muerto sin razón, sin piedad y sin sentido en una espiral de barbarie y estupidez. Es imperativo reconocer que este país es un cruzado de cicatrices”.